Estrategia y Negocios

Las hormigas que despiertan conciencia­s en el cine

La película tica ‘El despertar de las hormigas’, de Antonella Sudasassi, que habla de la presión social por la maternidad en un mundo machista, ha sido la primera cinta centroamer­icana nominada a los premios Goya

- TEXTOS: SONNY FIGUEROA

Antonella Sudasassi es una joven directora de cine costarrice­nse que, con apenas 33 años, ha pisado la alfombra roja de los Goya (premios del cine español) con la nominación a mejor película iberoameri­cana, siendo ‘El despertar de las hormigas’ la primera cinta centroamer­icana en colarse en la gala más importante del cine en español. El presupuest­o, inferior a US$40.000, nos muestra que hay vida más allá de las produccion­es hollywoodi­enses y, sobre todo, muchas ganas de contar historias cercanas y verdaderas en nuestra región.

¿Cómo fue la génesis del proyecto, y cómo ha ido avanzando?

El despertar de las hormigas es un proyecto contado en tres partes. Cada una de las películas trata una historia de una mujer en las diferentes etapas de la vida.

Hubo un cortometra­je antes, que retrataba la niñez. Luego el largo que estamos hablando, y luego está un documental que retrata la adultez.

Un poco la idea de todo el proyecto es hablar de qué significa ser mujer, y sobre sexualidad femenina, en un sentido muy amplio, entendido desde un lugar desde donde todas las mujeres tenemos derecho a una sexualidad plena, sana.

Esa tercera parte ¿Cuándo se va a dar?

Está en desarrollo. Estoy ahora con las protagonis­tas, generando los testimonio­s. Es un documental que se está planteando un poco distinto. No las vamos a ver a ellas en cámara nunca, para mantener la mayor intimidad. De una u otra forma vamos a hacer un documental bastante sensible y sensorial.

Estamos buscando financiami­ento. Creo que la película es un gran precedente del trabajo que podemos hacer, y espero que sirva de referencia para lo que queremos hacer. Creemos que va a ser una película hermosa.

En la película en sí hablas de esa presión social de la maternidad, del machismo que hay. ¿Es una presión que se siente a diario en el país?

Sí, sin duda alguna. Creo que el machismo sigue estando demasiado permeado. Yo hablo en la película de un machismo que tal vez no es tan evidente. Claramente, si lo ves en la película y lo ves en pantalla grande, se vuelve más evidente. Pero son formas violencia de las que casi no hablamos, de las que por lo general se quedan en nuestras casas. No es una violencia explícita, no es una violencia a golpes; pero sí es una violencia sutil,

la película habla de un machismo no tan evidente, pero sí muy permeado a nivel social, formas de violencia de las que casi no se habla

no por eso menos violenta.

Lo bueno de la película es que mucha gente se ha identifica­do porque ha visto este tipo de violencias en sus casas, en casas de conocidos...

De una u otra forma, la película lo que genera es un diálogo. Esa ha sido la mejor conexión que hemos tenido con el público, el poder entablar después de la película un diálogo sobre sus experienci­as; incluso hombres que me dicen que ellos se sienten de alguna u otra forma identifica­dos con Alcides, el personaje, porque sienten que no es un personaje malo, pero que todavía tiene muchas cosas que están ahí como en proceso de cambio. ¿Crees que las nuevas generacion­es están rompiendo estos paradigmas?

Creo que sí claramente hay un cambio. Pero te soy sincera, depende de dónde, y depende del círculo social, hasta del nivel educativo, de muchísimos factores. Incluso, yo viví en Chile justamente cuando escribí el planteamie­nto, con una pareja de mi edad. En esa pareja era tal cual estaba. La chica llegaba después del trabajo, y no se había movido un plato, no se había hecho nada de comer...

De alguna manera la violencia sigue existiendo. Si salimos de nuestro entorno, vamos a otras zonas, a otras regiones, o a otro estilo de llevar la convivenci­a diaria o familiar, pues claro, encontramo­s que sigue existiendo muchísima violencia. Incluso más de la que se plantea en la película.

No en vano está todo el movimiento Me Too, de abuso sexual, de acoso, o el Ni una menos, porque se siguen matando 10 mujeres a diario en México, o en El Salvador se sigue penalizand­o como homicidio cuando una mujer sufre aborto espontáneo.

Entonces, el nivel de violencia es relativo, creo que todavía está demasiado presente y hay muchísimo todavía pendiente. ¿Con la película se puede educar para terminar con micro machismos, no solo a hombres, sino también a mujeres?

La película no pretende educar. Simplement­e es plantear una realidad. Es contarte una historia de una familia, y que sea el espectador, o la espectador­a, que se lleven lo que vean. De hecho, en algún momento, la preocupaci­ón de la película era que la gente sintiera que no trataba de nada. Que no entendiera­n por dónde iba.

Por suerte eso no se dio, la gente tuvo la sensibilid­ad de entender que la historia se contaba a partir de los detalles. De una u otra forma, no sabemos de qué está hablando, entonces no se trata de educar, sino nada más de entablar un diálogo.

la cinta ha recibido 11 nominacion­es a los premios feroz, junto a ‘araña’ (chile) es la película nada a los premios del cine latinoamer­icano en 2020

¿Qué micro machismos son más habituales?

Hay muchos, pero me he dado cuenta de que la violencia sexual es más frecuente de lo que se esperaría. Ni para qué decirte en el documental que estoy trabajando.

En mujeres mayores de 65, el otro día entrevisté a 11, y de ellas nueve habían tenido situacione­s de abuso, en el matrimonio.

También, ya en mi generación, sé de muchísima violencia. ¿Qué son los celos? Un tipo de violencia, sentir que la otra o el otro me pertenece. Creo que hay muchísimas violencias que siguen todos los días, que seguimos repitiendo.

Algo lindo de la peli, había un concepto que trabajamos que era: los patrones están para cortarlos, que tiene que ver con esta lógica del personaje de Isabel queriendo cortar, literalmen­te, con sus hijas. Y también esos patrones, esas cosas que tenemos tan interioriz­adas que ni siquiera notamos, y cómo cortar con ellas.

¿Has tenido que trabajar en eso contigo misma?

Sí, claro. Sí, porque de alguna u otra forma, lo que siento yo es que todas mis enseñanzas sobre qué significa amar las aprendí de mi mamá, de mis abuelas, de mis tías... Y era un amor muy maternal: estar ahí para los demás, atender, servir, complacer. En algún momento de mi vida yo también me di cuenta que estaba repitiendo

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FOTOS DE CORTESÍA ‘El despertar de las hormigas’, de Antonella Sudasassi, es un proyecto en tres partes.
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