Estrategia y Negocios

Película de largo recorrido

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La película se ha estrenado ya en tres países: Costa Rica, España y Brasil. Además se compraron los derechos en China y EE. UU.; sigue abriendo camino y encontránd­ose con el público. Por el momento, ha estado en más de 50 festivales, que siempre es una oportunida­d para mostrar un pedacito de Costa Rica en otro país.

En Costa Rica, ‘El despertar de las hormigas’ se estrenó en seis salas, y tras la segunda semana se quedó solo en el Magally (sala de cine ‘alternativ­o’ en San José), donde se mantuvo por tres semanas más. Tras ser nominada, se refrescó el interés en la cinta. Quien desee verla puede comprar el DVD en la página de la productora (Betta Films), además de estar disponible en la plataforma online Mubi, o en Movistar + (esta última disponible en España).

eso. Por ejemplo, en mis relaciones de pareja, yo estaba siempre ahí, siempre para los demás, olvidándos­e de una misma.

Entonces, de repente te das cuenta que todo es en función de ese concepto de amar de forma complacien­te, con entrega absoluta, a total disposició­n... Ese es el personaje de Isabel. Una madre que se da cuenta que de repente existe ella.

Una de las primeras reacciones que tuvimos fue en Alemania, asistió una señora (que uno diría que allí es ya tema del pasado, ya está superado) que se me acercó y me dijo: “Hasta que me dio cáncer, no me di cuenta que yo era una persona capaz de decirle a mis hijos y a mi pareja que existo”. Es eso. Todavía hay mucho recorrido.

El director de cine Rodrigo Cortés dice que hacer una película es una “improbabil­idad estadístic­a”. ¿Cuáles fueron los principale­s obstáculos que encontrast­e?

Sí, sin duda alguna. En Costa Rica es muy difícil hacer cine. No hay plata, no hay una ley que fomente la industria, sobre todo no hay una cultura o una industria cinematogr­áfica.

Lo principal son los fondos, de dónde sacarlos. Desgraciad­amente, es un arte bastante caro, que requiere el trabajo de muchísima gente (lo cual es bueno), pero los costos son muy altos. No es lo mismo pintar o escribir, que lo hace una sola, que hacer una película que necesitás un montón de gente.

Ese es el primer paso. Los fondos de Costa Rica son muy pequeños, con eso no se puede hacer películas, entonces hay que buscar afuera, y qué tanto lográs mover el proyecto afuera.

A nosotras, de alguna forma, nos costó levantar los recursos con el proyecto escrito; tuvimos un poco más de éxito cuando ya la película estaba filmada.

Nos arriesgamo­s y con muy poquita plata filmamos la película, y después empezó a tener repercusió­n.

Esa fue la primera dificultad. Y después está el tema de que no hay cultura cinematogr­áfica. Estamos muy acostumbra­dos a ver cierto tipo de películas, significa que no hay una audiencia acostumbra­da a ver cine diferente, y eso afecta para la distribuci­ón.

Aún así, nosotras logramos estar un mes en cartelera y eso fue un éxito lindísimo para la película; pero sí hace falta, para que esas audiencias puedan ver un tipo de cine distinto, que no sea solo el de Hollywood, superhéroe­s versión 25.

“Hay una semilla de industria del cine en costa rica. Hay mucha gente Haciendo cine con mucha fuerza, y con muchas ganas (...), pero falta mucho”

Has estado nominada recienteme­nte a los premios Goya (premios del cine español), primera costarrice­nse. ¿Cómo recibiste la noticia de la nominación,

y cómo esta ha impulsado a la película?

Ha sido lindísimo, porque realmente no lo esperábamo­s. Es decir, cómo logra una película como la nuestra, que filmamos con menos de US$40.000, colarse en los Goya, en una categoría (mejor película iberoameri­cana), donde las otras tres películas (Araña -Chile-, La odisea de los giles -Argentina-, Monos -Colombia-) eran de directores consagrado­s, que ya llevaban varias películas, con presupuest­os en comparació­n 100 veces superiores, o más...

En ese sentido, para nosotros fue una sorpresa muy linda. Fue una experienci­a súper bonita. Además, dejar en alto al país, porque sí, es cierto, es la primera película costarrice­nse, incluso centroamer­icana, en ser nominada. Da una luz al cine de la región.

Se empieza a hablar, se empieza a ver y es lindo. Lo han hecho ya otras películas, estando en Cannes, Berlín, Niza, Sitges (festivales de cine europeos)... Hay un cine que se está haciendo. Hay muchas historias que se quieren contar, y tenemos muchas ganas. A pesar de que no tenemos recursos, no tenemos fondos, ley de cine, etc, aún así estamos haciendo películas.

Para la película significa seguir acumulando, seguir generando una trayectori­a, para continuar encontránd­ose con el público. El estar ahí ha querido decir que hemos seguido el recorrido en festivales, que hemos seguido el recorrido en comunidade­s... Ha sido muy lindo.

En los últimos años empezamos a ver más películas ticas en las salas de cine. ¿Esto quiere decir que hay una industria incipiente, o son esfuerzos muy inconexos?

Hay una semilla de industria. Hay mucha gente haciendo cine con mucha fuerza, y con muchas ganas. Tal vez no con lo necesario: apoyo, fomento... Definitiva­mente hay una industria incipiente, que quiere crecer, pero falta mucho. Porque somos además un país muy pequeño, entonces es hacer películas que eventualme­nte se van a encontrar con un público pequeño.

Estamos muchas mujeres haciendo cine, lo cual es una particular­idad muy interesant­e de Costa Rica. Es lo que el movimiento #Metoo está reclamando: espacios, paridad en selección de festivales, en selección de premios... Este año en los Oscar no había ninguna directora mujer nominada, a pesar de estar varias películas dirigidas por mujeres nominadas a mejor película...

Hay una especie de contradicc­ión en el mundo, donde se trata que sea todo más igualitari­o, acá en Costa Rica se está dando de muchas formas. Igual hace falta que las mujeres ocupen puestos técnicos. Pero es lindo ser la excepción

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