Nuevas tendencias post Covid en el sector de Energía
Mayor penetración de energías renovables en la matriz energética, descentralización de la generación, adopción de vehículos eléctricos, mejores tecnologías de almacenamiento energético ( baterías) y software inteligente de gestión energética, entre otras.
La pandemia del COVID-19 fue un shock de demanda. El sector de Energía se planifica conforme a una demanda esperada, y si ésta se reduce por una crisis sanitaria no prevista, se produce una brecha entre la generación y la demanda. Ese impacto no lo hemos medido, no sabemos cómo afectó a las compañías eléctricas por la morosidad y por la no demanda. Hay que ver cómo se irá recuperando con la reactivación económica”, señala Jaime García, Investigador senior y Director de Proyectos IPS del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) del INCAE Business School.
Refiere que un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a nivel de América Latina, observó una reducción de la demanda de energía eléctrica de hasta el 30%, debido a las políticas de confinamiento adoptadas por la mayoría de los gobiernos para evitar la propagación del coronavirus SARSCOV-2.
En el caso de Centroamérica, estima que la crisis provocó una caída del 18,9% en 2020,
comparada con el año anterior. Sin embargo, hay diferencias entre los países, relacionadas a la profundidad de la cuarentena adoptada por cada uno de los gobiernos de la región. En El Salvador proyecta que fue del 12.1%, mientras en Costa Rica del 4,1%. ¿La razón?, que según estudios del PNUD, el 40% de los colaboradores en ese país del sur pudo realizar teletrabajo en zonas urbanas.
Por su parte, René González, Director Ejecutivo del Ente Operador Regional (EOR), que comprende a los países centroamericanos, confirmó que el conjunto de medidas de bioseguridad que fueron implementadas por los gobiernos en la gran mayoría de los países del mundo, tuvo un impacto casi inmediato en gran parte de las actividades socioeconómicas, que a su vez requieren el uso de la energía eléctrica.
“El caso de Centroamérica no fue la excepción y a causa de la pandemia se experimentó una reducción de la demanda de energía en todos los países de la región”, agrega, que en abril de 2020 alcanzó una tasa de -10,2% con respecto al mismo mes en el año 2019. En mayo se experimentó la máxima reducción, con un -10.7% respecto al mismo mes de 2019.
La mayor tasa de reducción de la demanda se registró en El Salvador (-19,2%), seguido de Panamá (-17,3%), Honduras (-12,3%), Guatemala (-9,1%), Costa Rica (-6,8%) y Nicaragua (-6,4%). Las mayores reducciones correspondieron a los meses de abril, mayo y agosto de 2020 respectivamente, según cifras del EOR.
No obstante, refiere González que a partir de enero 2021, siempre a nivel regional, se observa una recuperación de la demanda de energía, que se ha extendido hasta la fecha.
“La tendencia en la industria eléctrica va de la mano con la recuperación de las actividades socioeconómicas en general, estará influenciada por las medidas de bioseguridad que en ciertas regiones o países se implementen”, añade González.
profundizar en el fenómeno
Jorge Vialette, Director de la empresa Avolta Energy, del grupo CTW y con proyectos de energía renovables no convencionales en Costa Rica, Panamá y Honduras, valora que es importante entender el cambio que hubo en el patrón de demanda energética a nivel colectivo.
“Las personas comenzaron a consumir más en la casa y mucho menos en los lugares de trabajo tradicionales. Como el consumo en el hogar tiene diferentes características, el patrón y picos de demanda eléctrica cambiaron. De manera inmediata lo que se vio fue una reducción en la demanda, que tuvo consecuencias económicas para algunos actores del sector eléctrico”, apunta.
Aunque el incremento en el consumo energético de los hogares puso presión en algunas redes eléctricas, que no tenían contemplado ese nivel de demanda residencial, valora que en la mayoría de los países, la transición al perfil de consumo durante la pandemia ocurrió sin mayores consecuencias en el suministro por periodos prolongados.
Por su parte García, Investigador senior y Director de Proyectos IPS del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) del INCAE Business School, señala que los países y las empresas del sector eléctrico, que sean más eficaces en controlar ese menor consumo energético y el impacto en la sostenibilidad financiera, tendrán mayor resiliencia.
“Más empresas están buscando más resiliencia, adaptación y seguridad, ¿por qué?, por las cadenas de valor, las cadenas productivas se vieron rotas en casi todo el mundo. Se busca hacerlas más seguras, resilientes y adaptables. Depender menos de fuentes de combustibles que vengan de tan lejos, petróleo, carbón, gas natural. Empieza a fomentarse la generación local de energía eléctrica y la ventaja comparativa es de las energías renovables”, apunta García.
Vialette, por su parte, refiere que la pandemia sanitaria aceleró las tendencias en energía eléctrica, que apuntaban hacia una mayor relevancia de las energías renovables no convencionales, así como la descentralización de la generación eléctrica.
“Podemos ver que a raíz de la pandemia, muchas personas y empresas han puesto atención inmediata al manejo más eficiente de costos y, la instalación de paneles solares ha sido una opción que muchos han tomado”, refiere
el Director de Avolta Energy.
“Ya hemos pasado la etapa en la curva de adopción tecnológica, en la que los que se adaptan temprano adquieren esta tecnología (energía solar), y estamos comenzando una etapa en la cual la mayoría de empresas ya están interesadas en adoptarla”, agrega.
En el caso de Avolta Energy, que se define como una “empresa a la vanguardia de la transición energética”, ha desarrollado más de un centenar de proyectos instalados de energía renovable no convencional en sectores industriales y comerciales. Entre los proyectos emblemáticos están AD Astra Rocket Company, Café Britt e ICU Medical, todos en Costa Rica.
matriz energética actual
De acuerdo a los registros del Ente Operador Regional (EOR), en el 2020, la proporción de generación renovable aumentó al 68%, donde el 49% fue hidroeléctrica, el 11% renovable no convencional y el 8% geotérmica.
García, de CLACDS-INCAE, refiere que los países de la región que tienen una matriz energética más diversa son Costa Rica, El Salvador y Panamá, los que registran menos dependencia a los combustibles fósiles importados, ya que tienen mayor diversidad con proyectos hidroeléctricos, geotérmicos, eólicos y solares.
En ese sentido, la Gerencia de Electricidad del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), empresa estatal que brinda servicios de electricidad y telecomunicaciones en Costa Rica, respondió a E&N que la matriz eléctrica costarricense, que está basada en fuentes renovables, desde hace seis años ha superado el 98% de generación limpia.
Agregaron que este año el valor está muy cercano a 100%, debido a que la época seca se caracterizó por la presencia abundante de lluvia, por tanto, esto hizo innecesaria la generación con respaldo térmico, y del Mercado Eléctrico Regional, únicamente se han importado cerca de 6 gigavatios hora.
“La generación térmica, como se mencionó, ha sido mínima en los últimos años, y se proyecta una tendencia similar o más cercana a 0% para 2021”, apuntaron de la Gerencia de Electricidad del ICE.
García, de INCAE Business School, reflexiona que la región está inmersa en un prode ceso de transición en torno hacia fuentes más renovables de energía en los países con mayor diversidad en su matriz, buscando depender menos de combustibles fósiles.
Al respecto, refiere que las energías renovables tienen una ventaja competitiva ya que los costos han disminuido considerablemente. En Estados Unidos asegura que se redujeron en 56% entre 2018-2019. Y, en el caso de América Latina estima que esa reducción de costos alcanza 57% en energías renovables.
Por su parte González, Director de EOR, destaca que los retos que afrontan las energías renovables son del tipo técnico, lo cual determina su viabilidad para una mayor integración.
objetivos de cara al 2030
En la Estrategia Energética Sustentable 2030 de los países del SICA, se plantea entre los objetivos de la región: universalizar los servicios energía asequibles, fiables y modernos, aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas, reducir el uso de leña mediante la utilización de cocinas más eficientes, reducir el consumo de derivados del petróleo en el transporte público y privado mediante la electromovilidad, biocombustibles y otras tecnologías.
“Hemos avanzado en universalizar el acceso a la energía eléctrica, esa brecha entre lo urbano y rural cada vez es más reducida”, refiere García.
De acuerdo al documento del SICA citado antes, Costa Rica registra la mayor tasa de población servida con energía eléctrica entre 2000-2018 con 99,4%. Le siguen: El Salvador (97,0%), Nicaragua (95,6%), Panamá (93,3%), Guatemala (88,1%) y Honduras (80,8%).
Vialette, por su parte, apunta tendencias que se encuentran actualmente en distintas etapas de adopción, entre éstas: mayor penetración de energía renovable en la matriz energética, descentralización de la generación, adopción de vehículos eléctricos, almacenamiento energético (baterías) y software inteligente de gestión energética.
“Ya existen vehículos eléctricos que son rentables en comparación a los tradicionales. Es temprano en nuestra región, pero estamos viendo crecimientos exponenciales en adopción de este producto. El cambio en el parque vehicular en nuestra región será evidente esta década”, apunta.
De acuerdo al documento de la Estrategia Energética Sustentable 2030 de los países del SICA, en 2019 la importación de hidrocarburos sumó 260.3 millones de barriles, los que representaron una factura de US$10.276 millones, cifra que representa el 12,3% de los ingresos por exportaciones de bienes y servicios en dicho año.
Al respecto, González, del EOR, recuerda que los precios de la energía eléctrica en los países del Mercado Eléctrico Regional (MER) son sensibles a los precios de los combustibles, debido a que el parque generador cuenta con una proporción de 36% de capacidad instalada de máquinas térmicas, cuyos costos operativos están compuestos dominantemente por los precios de los combustibles.