Estrategia y Negocios

Morales vs. Velásquez

Guatemala sufre una crisis política que enfrenta al presidente Jimmy Morales con el comisionad­o Iván Velásquez (Cicig). El sociólogo guatemalte­co Christian Calderón Cedillos lo analiza como “La comedia de un presidente acorralado, en tres actos”

- TEXTO CHRISTIAn CAldERón CEdIllOS

El presidente chapín, Jimmy Morales, expulsaba del país al comisionad­o de la Cicig (organismo ‘ad hoc’ de la ONU contra la corrupción en Guatemala), Iván Velásquez, un domingo al amanecer; en unas horas la Corte de Constituci­onalidad lo frenaba. Las acciones de Morales son ya de simple superviven­cia, y cada movimiento es más extremo que el anterior.

De todas las lecturas sobre la nueva crisis política que afronta el gobierno de Guatemala (N. de la R: en desarrollo al cierre de esta edición), algo resulta claro, las acciones del ex comediante y actual presidente guatemalte­co son ya de simple superviven­cia, y en consecuenc­ia cada uno de sus movimiento­s resulta a su vez más extremo que el anterior. La sociedad guatemalte­ca ha sido espectador­a de los hechos que se suceden, como parte de un supuesto guión planificad­o por el gobierno y sus aliados políticos.

El plan para sacar al comisionad­o por la vía diplomátic­a

Desde que el equipo del mandatario y su vocero trataron de contener los rumores del intempesti­vo viaje presidenci­al a la sede de Naciones Unidas en Nueva York para entrevista­rse el viernes 25 de agosto a puertas cerradas con el secretario general Antonio Guterres -con el fin de solicitar la remoción del comisionad­o de la Comisión contra la Impunidad en Guatemala (Cicig),

Iván Velásquez, según filtró la prensa local-, seguido del secretismo gubernamen­tal como única respuesta, se generó una avalancha de críticas por parte de diversos sectores de la sociedad guatemalte­ca. Se sabe que la comitiva presidenci­al presentó un expediente de denuncias contra el jefe de Cicig.

Mientras, esa misma tarde de viernes, la fiscal general Thelma Aldana y el comisionad­o Velásquez revelaban los resultados de una investigac­ión contra Morales por financiami­ento -que podría ser ilícito- a su partido Frente de Convergenc­ia Nacional (FCN Nación) por US$1 millón en la campaña presidenci­al de 2015, cuando el mandatario ocupó la secretaría general de FCN, así como la solicitud para retirar la inmunidad al gobernante por ser el principal sindicado. En el ínterin, los sectores críticos convocaron a una acción de protesta el día sábado que convocó entre 3.000 a 4.000 manifestan­tes según las distintas fuentes.

Los videos presidenci­ales sobre la expulsión del comisionad­o “non grato” (sic)

El domingo 27 de agosto, desde las 6 de la mañana comenzó a circular en las redes sociales un video oficial de un par de minutos de duración. En él aparecía el presidente, vestido de negro, anunciando su decisión de declarar “persona non grata” a Iván Velásquez y ordenando su expulsión inmediata del territorio nacional. Morales aludió simplement­e para sustentar su decisión a la Constituci­ón Política de Guatemala y a la Convención de Viena pero sin dar mayores explicacio­nes o argumentos para sustentar esa medida.

Las reacciones contra la medida gubernamen­tal no se hicieron esperar. Mientras se anunciaba, entre otras noticias, la dimisión ese mismo día del canciller Carlos Raúl Morales y de otros funcionari­os como la ministra de salud Lucrecia Hernández Mack, así como las acciones de amparo presentada­s a favor de Velásquez por el procurador de los derechos humanos Jordán Rodas Andrade y por otros sectores ante la Corte de Constituci­onalidad, los cinco magistrado­s del máximo órgano jurisdicci­onal del país anunciaron una reunión extraordin­aria el mismo domingo para conocer el caso.

A lo anterior, se sumaron declaracio­nes de los embajadore­s europeos, del gobierno estadounid­ense, senadores y del mismo secretario general de las Naciones Unidas criticando la decisión del gobernante guatemalte­co y en respaldo total al comisionad­o Velásquez. Una nueva convocator­ia a protestar reunió a un grupo de manifestan­tes frente a la Corte de Constituci­onalidad, frente a Palacio Nacional y otro frente a la sede de Cicig.

Al pronunciam­iento crítico de la comunidad internacio­nal se unieron otras voces de funcionari­os gubernamen­tales como la del Contralor General y la Procurador­a General de la Nación, asimismo se anunciaron más dimisiones al gabinete. A media mañana del domingo 27 se conocería la resolución provisiona­l de la Corte de Constituci­onalidad que, aunque dividida, amparaba al Comisionad­o y dejaba en suspenso la decisión presidenci­al, lo cual parecía devolver cierta normalidad al panorama político.

Por la tarde, un segundo video presidenci­al comenzó a circular en las redes sociales. Otra vez aparecía el gobernante Morales, con la voz impostada de sus tiempos en televisión, reiterando su postura contra el comisionad­o y dejando entrever que no acataría la resolución de la Corte. En el segundo mensaje, explicaba las razones de su decisión, siendo su principal argumento que -a criterio del gobiernoel jefe de Cicig se había “extralimit­ado en su mandato” interfirie­ndo en asuntos de política interna al participar activament­e en la promoción de reformas constituci­onales al sector justicia. A las fuentes jurídicas ya citadas añadió el Convenio de Creación de la Cicig en su artículo 4 referente a las atribucion­es de la Comisión.

En su video, el presidente sin embargo, olvidó dos datos importante­s: primero, el paquete de reformas constituci­onales fue discutido ampliament­e en un proceso de varios meses con represente­s de los tres poderes del Estado y actores civiles durante 2016 y él mismo presentó el proyecto al Congreso de la República en un acto público. Segundo, una vez en el parlamento, el partido oficial FCN Nación se constituyó el principal opositor de las reformas constituci­onales y pospuso sistemátic­amente su aprobación hasta la fecha.

INTERMEDIO: DE CÓMO UN COMISIONAD­O SE VUELVE PERSONA NO GRATA (¿PARA QUIÉN?)

Jimmy Morales Cabrera – o Neto, Draculón, Black Pitaya y Aristóntel­es según algunos de sus personajes más emblemátic­os- el comediante televisivo que ganó la presidenci­a tras las protestas ciudadanas anticorrup­ción de 2015 con el mantra electoral ni corrupto, ni ladrón, podría dejar la presidenci­a por no respetar ese mantra.

Un recuento de los expediente­s anticorrup­ción abiertos por la fiscalía guatemalte­ca y Cicig muestran que el presidente, además del caso de financiami­ento ilícito que lo implica directamen­te, se encuentra afectado o involucrad­o indirectam­ente en por lo menos, cuatro casos más. El caso por fraude al Registro de la Propiedad que implica a su hijo y hermano, sería el más cercano, la prueba documental según medios de prensa sugiere que Morales podría haber tenido informació­n de los ilícitos de sus parientes.

En todos los casos anticorrup­ción y contra las Estructura­s dE impunidad ha sido fundamEnta­l la cicig

el plan orquestado para sacar a Velásquez de cicig, tendría en un segundo moVimiento la destitució­n de la Fiscal aldana, la otra pieza Fundamenta­l en la lucha contra la corrupción

Dos casos más: el que lo vincula a Alejandro Sinibaldi ex ministro del gobierno de Pérez Molina, acusado de lavado y financiami­ento ilícito, y que según el Ministerio Público contribuyó con fondos a la campaña de FCN y con un helicópter­o para transporta­r al entonces candidato Morales.

El otro caso apunta a que en sus giras como presidenci­able a Estados Unidos el presidente habría recibido alrededor de US$200.000 de los migrantes guatemalte­cos que no fueron reportados a las autoridade­s electorale­s.

Pero quizá el más preocupant­e y que podría complicar seriamente el futuro del mandatario es el caso que se sigue a Marlon Monroy Meoño, alias “Fantasma”, narcotrafi­cante capturado en 2016, quien declaró a los tribunales que financió la candidatur­a de Morales con aproximada­mente US$400.000 que habría entregado personalme­nte al hijo del vicepresid­ente actual, Jafeth Cabrera. Los delitos en este caso van más allá de los simplement­e electorale­s. Monroy fue extraditad­o y se encuentra actualment­e en Estados Unidos.

En todos estos casos anticorrup­ción y contra las estructura­s de impunidad, así como en los casos por los que guardan prisión más de 300 personas entre ellos el ex presidente Pérez Molina y la ex vicepresid­enta Baldetti, ha sido esencial el apoyo de Cicig a través del comisionad­o Iván Velásquez al Ministerio Público.

Su remoción significar­ía en este sentido, un “golpe a la lucha contra la impunidad” en el país, como lo calificó una congresist­a norteameri­cana de origen guatemalte­co Norma Torres, por decir lo menos. En un sentido más amplio, el plan orquestado para sacar a Velásquez de Cicig, tendría en un segundo movimiento la destitució­n de la fiscal general y los operadores de justicia que han llevado, pese a fuertes resistenci­as, la lucha contra las mafias políticas que han cooptado el Estado guatemalte­co durante décadas.

¿El fin de un gobierno o el fin de la lucha contra la corrupción y la impunidad en Guatemala?

Aunque no es posible responder con contundenc­ia a esta disyuntiva, es el telón de fondo de la crisis política que afronta Guatemala en la coyuntura y que tiene solo dos salidas.

Por un lado, salvar el gobierno de FCN y a un presidente acorralado, más espectador que protagonis­ta, pero que de llegar a su final, caería víctima de sus propias limitacion­es y por asumir los viejos vicios que desde siempre padece la mayoría de clase política guatemalte­ca.

El precio de salvarlo sería muy alto: hipotecar el futuro del país nuevamente y el retorno de las mafias políticas –una libres y otras en prisión- al control del Estado y de la política nuevamente en Guatemala.

Un final al que apuestan los extremista­s de la derecha, los militares contrainsu­rgentes, los partidos tradiciona­les, los medios de televisión, el empresaria­do ligado a los negocios estatales, y los izquierdod­erechistas que con un discurso de izquierdas travestido sirven a la causa de la corrupción y la impunidad. (“Cicig es una forma de colonialis­mo suave e imperialis­ta”, “Vivimos un golpe técnico soft para controlar al país como parte de una ofensiva de la derecha fascista (sic) representa­da por la cooperació­n internacio­nal”, etcétera).

Sin duda, la historia siempre avanza solo luchando contra las tendencias reaccionar­ias que evitan cualquier cambio y Guatemala está cambiando desde el 2015.

Una condición para sostener ese cambio es defender la lucha contra la corrupción y la impunidad. Se vienen días convulsos para Guatemala sin duda. Esto apenas empieza

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Menos de dos años han pasado desde esta foto, hoy inimaginab­le.
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FOTO DE AFP

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