Cecilia Córdoba
Epsy Campbell, la vicepresidenta y canciller de Costa Rica, nos recibió un viernes, por la tarde, en Casa Presidencial. Ella era, en ese momento y por ausencia del presidente Carlos Alvarado, la presidenta en ejercicio del país. Campbell es una de las pocas mujeres que temporalmente ostentan el cargo en América Latina, región que en este momento no cuenta con ninguna mujer al frente del gobierno. Pero ella sí ha quebrado brechas. Desde que asumió, el pasado 8 de mayo, se convirtió en la primera mujer afrodescendiente en alcanzar la vicepresidencia en Latinoamérica y la primera en dirigir los destinos de la política exterior de Costa Rica. Para alguien que considera la equidad de género como una de las banderas de su gestión política, todo avance es relevante. “Cuando cambian las fotografías del poder, cambia la democracia”, nos dice y explica el efecto positivo que la incorporación de más mujeres en todos los ámbitos del sector público y privado tiene para las actuales y nuevas generaciones. En el transcurso de la conversación, profundizamos sobre los logros alcanzados, pero sobre todo nos detenemos en los desafíos pendientes. Porque en este camino hacia la equidad de género, no solo hay que cambiar las fotos, sino también las cifras.
Las mujeres representamos alrededor del 50% de la población mundial y en algunas regiones somos más. También representamos el 70% del gasto de consumo global, por lo que, como afirmó la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, “si queremos crecimiento, debemos ponerlas al mando.”
Pero la revolución más relevante no se está dando por demografía o consumo, sino por educación. El mundo está cerca de lograr la paridad en educación primaria y secundaria, con brechas de género de un 2% y 3%, respectivamente, y una brecha del 7% en educación terciaria. Según el Banco Mundial, en Latinoamérica y el Caribe el porcentaje de mujeres jóvenes que ingresan a la universidad, ha crecido a un ritmo considerablemente más alto que el de los hombres desde los años setenta. El porcentaje de mujeres en la matrícula universitaria aumentó en el período 1970-2014 de un 5% a un 50% del total del grupo de mujeres que calificaban.
Sin embargo, y a pesar de que las mujeres hemos comprendido que la educación es una llave para lograr mayor acceso al mercado laboral y a posiciones de toma de decisión, esas cifras de participación no se mueven lo suficiente. Como bien lo explica Mónica Flores, presidente para Latinoamérica de Manpowergroup, “en 95 países de 144 hay más mujeres que se gradúan de universidades que los hombres, a nivel global; pero la participación de mujeres en puestos directivos solo se ha incrementado 3% en los últimos años”.
En esta edición, desde E&N damos nuestro aporte para visibilizar esta realidad, pero sobre todo dar espacio a las mujeres que están trabajando para cambiarla. Por segundo año consecutivo presentamos el especial Mujeres Desafiantes de Centroamérica e invitamos a nuestra audiencia a enorgullecerse del talento que surge de la región. Son muchas, vienen más y reclaman por su lugar