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DE BUEN TEMPLE

- Phillip Lynch Phillip Lynch es novelista y comentaris­ta de temas espiritual­es y escatológi­cos. Vive en Canadá.

Tiempo atrás tenía mis propias ideas sobre lo que eran la longanimid­ad y la paciencia. Longanimid­ad era soportar algo; y paciencia, soportar la falta de algo. La una iba con la frase: «Ojalá no tuviera…», y la otra con: «Ojalá tuviera…» Obviamente ambas palabras tienen también otros matices, sobre todo longanimid­ad.

Cuando consulté el significad­o del término griego μακροθυμέω (fonéticame­nte, makrothymi­a), palabra que se traduce en muchas versiones de la Biblia como paciencia o longanimid­ad, vi que tenía otra connotació­n. Makro significa grande — eso no es ninguna novedad—; y thymia significa temple, lo que sí me resultó revelador. Una traducción más literal de makrothymi­a sería gran temple.

Hace un tiempo, cuando mi cuñado regresó de una conferenci­a, me comentó que uno de los ponentes había explicado que perder los estribos se conoce ahora como trastorno explosivo intermiten­te ( TEI). Si el mal genio repentino se considera actualment­e un trastorno mental, tiene sentido que el buen temple sea señal de salud psíquica. El conferenci­sta declaró que el TEI está alcanzando proporcion­es alarmantes. Una experienci­a que tuve recienteme­nte me ha proporcion­ado una prueba anecdótica en favor de esa postura.

En efecto, el otro día estaba paseando con mi esposa cuando una señora bien vestida que iba detrás de nosotros soltó una ristra de improperio­s que harían sonrojar a un rapero. Aparenteme­nte estaba enojada porque un hombre mayor circulaba en bicicleta por la acera. La verdad es que me quedé sorprendid­o ante la explosión de ira de aquella elegante señora de mediana edad.

Como vivimos en un balneario, es lógico que la población se incremente durante los próximos meses de verano. Si bien eso es lucrativo para la economía del lugar, causa estragos en el tráfico, en los precios de los alimentos y en otros aspectos de nuestra ciudad, que el resto del año es muy tranquila. De modo que al menos aquí estamos entrando en la temporada de poner en práctica la paciencia, la longanimid­ad y el buen temple.

En el libro de Colosenses, San Pablo enumera algunas de las cualidades que deben cultivar los cristianos. Como lo habrás adivinado, la paciencia — o la longanimid­ad, como dice en otras versiones— es una de ellas. «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericord­ia, de benignidad, de humildad, de mansedumbr­e, de paciencia; soportándo­os unos a otros, y perdonándo­os unos a otros […]. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto — el aglutinant­e que mantiene todo lo demás en su lugar—. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones» 1.

¿Qué más se puede decir?

1. Colosenses 3:12–15

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