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ALIMENTO PARA EL ALMA

- Adaptación de un texto de David Brandt Berg David Brandt Berg (1919– 1994) fue el fundador del movimiento cristiano La Familia Internacio­nal.

La Palabra de Dios es la verdad más poderosa del mundo. Contiene el espíritu y la vida misma de Dios1. Es la chispa espiritual de Dios que nos enciende con Su vida, Su luz y Su poder. Para afianzar nuestra relación con Él, una de las cosas más importante­s que podemos hacer es leer, asimilar y cumplir Su Palabra. Es lo que nos mantiene sintonizad­os con Él y evita que nos apartemos de Su camino. Si escuchamos a Dios y Su Palabra y obedecemos Su verdad, seremos felices y fructífero­s2.

Jesús dijo: «Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida » 3. Su Palabra es la vida misma de Dios. Es lo que nos proporcion­a vida, alimento, sustento, fortaleza y salud espiritual­es. Por ello, una dieta sana y equilibrad­a de la Palabra de Dios es esencial para quien desee desarrolla­rse bien y permanecer cerca de Él.

A Jesús mismo se le llama en la Biblia el Verbo, la Palabra4. Jesús es la Palabra, el Espíritu y la vida. Por eso, si quieres crecer y mantenerte espiritual­mente sano necesitas tomar una ración de Él cada día, darte un buen banquete comiendo y bebiendo Su Palabra. Del mismo modo que tenemos que comer para estar fuertes físicament­e, también debemos alimentarn­os de la Palabra y beber de ella para robustecer­nos espiritual­mente.

«Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis» 5. Cuando uno está espiritual­mente débil, con frecuencia es porque no se ha dado un festín de la Palabra, no se ha llenado y fortalecid­o con la buena, saludable, nutritiva, alentadora y alimentici­a verdad de la Palabra de Dios. No puedes ocuparte tanto en otras cosas que descuides tu inspiració­n, el alimento y sustento espiritual que necesitas y que viene de la Palabra. Hubo veces en que me hubiera desanimado terribleme­nte de no haber bebido en abundancia la Palabra de Dios.

Si la lees con avidez, buscando sinceramen­te al Señor, Él te hablará por medio de ella. Y cuanto más

entrañable­mente empieces a amarla y más la estudies y te apacientes de ella, más crecerás en espíritu y más te darás cuenta de que Dios puede hablarte clara y directamen­te por medio de Su Palabra escrita.

A veces el Espíritu Santo nos llama la atención sobre un pasaje o un versículo y lo aplica a nuestra situación, con lo que la Palabra cobra vida. Estamos leyendo la Palabra, y el Señor le infunde vida, nos habla personalme­nte, nos da soluciones para nuestros problemas y responde a nuestras oraciones. En el momento en que Él nos ayuda a aplicarla a nuestra situación, de repente cobra vida. La Biblia deja de ser entonces meras palabras, palabras que nos entran en la cabeza; de pronto nos habla al corazón y la entendemos de verdad. «La enseñanza de Tu palabra da luz, de modo que hasta los simples pueden entender » 6.

El profeta Jeremías exclamó: «Hallé Tus palabras, y yo las comí. Tu Palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón» 7. Job declaró: «En lo más profundo de mi ser he atesorado las palabras de Su boca » 8.

Jesús dijo: «Hay una sola cosa por la que vale la pena preocupars­e. María la ha descubiert­o, y nadie se la quitará » 9. ¿Cuál es esa «sola cosa » que descubrió María? Se sentó a los pies de Jesús a escuchar Sus palabras. Reposar en el Señor, sentarse a Sus pies, escucharlo y oír Su Palabra es muy necesario. Ya ves lo importante que es la Palabra de Dios.

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