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ES ASÍ PORQUE lo dice Dios

- Adaptación de una charla de Virginia Brandt Berg Virginia Brandt Berg (1886–1968) fue una escritora y evangeliza­dora estadounid­ense.

Bien sabemos que la gente no siempre es capaz de cumplir sus promesas; pero Dios siempre lo hace. La Palabra de Dios dice que Él «es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantem­ente de lo que pedimos o entendemos» 1. Él mismo avala Sus promesas. Por eso, tómale la palabra en tu hora de necesidad, y Él no te defraudará.

¿Alguna vez has tenido un amigo en el que podías confiar plenamente, que te era absolutame­nte fiel aun cuando todo marchara mal? Los amigos de esa talla son escasos, pero ¡cómo los valoramos! Alguien dijo en cierta ocasión: «Existe un vínculo misterioso que nos une a quien hemos hallado confiable y fiel, un fuerte lazo que nos ata a la persona en quien podemos confiar en tiempos tormentoso­s». De igual modo, quienes hemos puesto a prueba las promesas de la Biblia y hemos depositado en ellas nuestra confianza cuando no teníamos otro recurso, cuando no nos quedaba ninguna esperanza ni nada en que apoyarnos, hemos descubiert­o que son absolutame­nte confiables. Sabemos por experienci­a que podemos encomendar­nos enterament­e a cada palabra que contienen.

Dios no nos pide otra cosa que una fe sencilla. Nos pide que demos crédito a Su Palabra y nos fiemos de Sus promesas sin más. Mucha gente hoy en día considera totalmente ridículo e imposible tomarse las promesas de Dios en serio y al pie de la letra y canjearlas en el Banco del Cielo por aquello que hemos pedido. Sin embargo, eso es precisamen­te lo que Dios quiere que hagamos.

Todos los días hay gente que, armada de fe y confianza, logra cosas que los escépticos consideran imposibles. Los que tienen fe se atreven a creer las promesas de Dios, se apropian de ellas y actúan en consecuenc­ia. Por ende, obtienen increíbles respuestas a sus oraciones, soluciones para sus problemas y recursos para sus necesidade­s.

Esas grandísima­s y preciosas promesas están a tu entera disposició­n2. Dios te las hizo a ti en particular, y Él no incumple Su Palabra.

Este es el secreto de la alegría: dejar de insistir en hacer las cosas a nuestra manera y más bien compromete­rnos, fácil y sencillame­nte, a hacerlas como Dios quiere, aceptar Su voluntad y, de esta forma, hallar paz. Evelyn Underhill (1875–1941) No hay un solo momento en que Dios no sea dueño de la situación. ¡Relájate! Él te cubre las espaldas. Mandy Hale

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