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LA AYUDA VIENE DEL SEÑOR

- Rosane Pereira Rosane Pereira es profesora de inglés y escritora. Vive en Río de Janeiro ( Brasil) y está afiliada a La Familia Internacio­nal.

El marido de una misionera murió a los 37 años. Ella quedó viuda con siete hijos, que tenían entre 7 meses y 14 años. Su marido se hallaba en el proceso de emigrar de Argentina a Brasil; de ahí que ella no recibiera pensión por viudez de ninguno de los dos países. Vivía en Foz do Iguaçu, una ciudad en la zona fronteriza entre Argentina, Paraguay y Brasil. Sus hermanas se ofrecieron a criar a algunos de los hijos, pero ella decidió conservar unida a la familia.

Con la ayuda de una amiga mantuvo vivo el pequeño negocio de serigrafía de su esposo y, al igual que muchas personas de la ciudad, estableció un negocio de importació­n-exportació­n a pequeña escala. Camisetas de Brasil a Argentina, papas y ajo de Argentina a Brasil, y productos electrónic­os de Paraguay a Brasil.

En una época de estrechece­s, cuando estaba llevando de Paraguay a Brasil una máquina de fax, vio a una anciana y una pareja con un bebé caminando bajo el sol agobiante. El niño lloraba. Decidió recogerlos en su automóvil. Resultó que el hombre era del mismo barrio de Río de Janeiro donde ella se había criado y necesitaba un aparato de fax como el que ella llevaba. Se ofreció a comprársel­o, y la pequeña ganancia que ella obtuvo resultó ser el monto exacto que necesitaba para pagar las cuentas vencidas.

A lo largo de aquellos años difíciles se aferró a esta promesa de Dios: «Yo, el Señor, enseñaré a todos tus hijos, y su paz se verá multiplica­da » 1. Leía la Biblia con ellos cada mañana y oraba por cada necesidad que tenían.

Cuando murió su madre, consiguió una beca para sus hijos, aunque el trámite le tomó tres años. Entonces se mudó a Río para estar cerca de sus hermanas.

Hoy en día todos sus hijos se han convertido en personas de bien. Algunos ya tienen hijos propios. En todo ese tiempo se aferró a esta promesa del Salmo 121:1,2: « Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra ».

¿Que cómo sé todo eso? Es que yo soy esa mujer.

Dios ofrece Su asistencia a todos. Más aún, Él desea ayudarte. Basta con que se lo pidas: Jesús, confío en Ti y quiero tenerte siempre a mi lado. Te ruego que entres en mi corazón y me ayudes a capear las tempestade­s de la vida. Sé que con Tu ayuda puedo sortear todo obstáculo que se presente. Amén.

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