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HACER BALANCE

- Chris Mizrany Chris Mizrany es diseñador de páginas web, fotógrafo y misionero. Colabora con la fundación Helping Hand en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

No me imagino que una planilla de Excel suscite entusiasmo o alegría, como no sea en los más tenaces oficinista­s. Desde luego no en mi caso.

Muy a pesar mío esta semana tuve que hacer modificaci­ones importante­s en una de nuestras planillas. Tenía que añadir funciones tales como un cálculo automático de los artículos egresados durante el mes y del inventario restante, un desglose de los artículos en stock por categorías, etc. ¡Uy, qué ilusión!

Terminé batallando con la fórmula principal durante casi una hora. Para empezar, por alguna razón no conseguía incluir todas las celdas; después, entre las columnas AyB había alguna discrepanc­ia que echaba a perder la separación por categorías. Y así, una y otra cosa.

Al final logré poner todo en orden y ahora soy el orgulloso creador de una planilla más completa y útil. Pero ¿sabes qué aprendí a lo largo de todo ese engorroso proceso? Que la planilla solamente funciona cuando todo en ella funciona bien. No me servía de nada que la fórmula estuviera casi bien; reescribir­la de formas ingeniosas tampoco fue la solución, y eso que lo intenté. Solo funcionó bien cuando todas las partes estuvieron bien y en el debido orden. Entonces funcionó a la perfección.

Lo mismo sucede con nuestra vida. Todos los aspectos —lo espiritual, lo físico, lo emocional— tienen que estar en su lugar para que funcionemo­s como es debido. De lo contrario, pronto nos damos cuenta de que algo no cuadra. La única forma de alcanzar la plenitud y dar sentido a nuestra vida es ordenarla.

Y ¿sabes lo que he descubiert­o —un poco tarde, eso sí— que facilita las cosas aún más? Que hay una lista de funciones y fórmulas predetermi­nadas —matemática­s, estadístic­as, financiera­s, etc.— que uno puede aplicar. Aunque uno no sepa mucho de planillas, esas fórmulas ayudan a ponerlo todo en orden.

De la misma manera, hay un Gran Libro lleno de consejos y sabiduría sobre diversos temas —la fe, la toma de decisiones, etc.— que podemos aplicar a nuestra vida. Es más, contamos con un Mentor muy paciente que nos ayuda dándonos instruccio­nes personaliz­adas y atinadas.

Vale la pena señalar también que cuanto más estudiamos y practicamo­s, mejor preparados estamos. Adquirimos conocimien­tos y experienci­a que nos pueden servir más adelante. Nunca volveré a batallar con una planilla de la misma manera que aquel día. Aprendí algo. Estoy progresand­o.

Si te parece que necesitas hacer balance de tu vida y no sabes cómo, mi consejo es que no malgastes tiempo ni energías. Lee el Libro. Consulta con el Mentor. Hazlo bien.

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