A NUESTROS AMIGOS Plantar árboles
El hombre que plantaba árboles, de Jean Giono, es un relato alegórico acerca de Eleazar Bouffier, un humilde pastor que por sí solo transforma toda una yerma región del sur de Francia. Cada día lleva sus ovejas a pastar a una loma distinta, donde siembra bellotas. El relato inspiró el lema que aparece en la portada de cada número de Conéctate: «Cambia tu mundo cambiando tu vida ».
En el cuento, tras decenios de trabajo, el esforzado pastor logra reforestar una extensa zona del país. A consecuencia de ello, regresa la fauna nativa, los manantiales reviven, y los suelos se hacen nuevamente aptos para el cultivo. Con el tiempo, más gente se traslada a esa región prácticamente inhabitada, que se vuelve próspera y pujante.
Según el relato, Eleazar no se embarca en su misión sino después de fallecer su mujer y su único hijo. En esas circunstancias, muchos se hubieran recluido en su amargura o simplemente habrían descartado la idea por considerarla descabellada, imposible o un deber que no les correspondía. Ajeno a esas abstracciones, el pastor se aboca a la realización de su sueño y, sin prisa pero sin pausa, cambia su rincón del mundo.
Se impone una meta y un plan muy sencillos. Es improbable que al principio tuviera proyectada una transformación a semejante escala; pero las buenas iniciativas de alguna manera se agrandan cuando ponemos manos a la obra. Las dos guerras mundiales no alcanzan a entorpecer su labor; tampoco otras dificultades y reveses aparentemente insuperables. Cuando se da cuenta de que sus ovejas mordisquean los arboles jóvenes, cambia su oficio por el de apicultor. Cuando se le mueren 10.000 arces que ha plantado, al año siguiente siembra hayas, con mejores resultados.
Las grandes obras son con frecuencia producto de la perseverancia y la paciencia. No es que la labor del pastor revistiera particular dificultad; lo loable fue que se mantuvo firme en ella día tras día por decenios, trabajando codo a codo con Dios. Hizo lo que estaba a su alcance y confió en que el de arriba haría lo demás.
¿Qué idea, quizás imposible y disparatada, vienes acariciando tú? Si Dios la avala, puede que no sea tan absurda como parece. Anda, lánzate. Cambia tu vida. Cambia tu mundo.