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CAMBIAR LADINA MICA

- Robert Stine Robert Stine es docente y misionero. Vive en Japón.

Cuando sufrimos una gran pérdida o nos vemos sobrepasad­os por los obstáculos, cambios y trances de la vida, puede parecernos que no hay chance o esperanza de ganar. Es entonces cuando presentar batalla y hacer denodados esfuerzos puede derivar en un triunfo o remontada imposible, de esos que hacen historia.

Nunca vi eso tan patentemen­te retratado como en la Super Bowl LI del 5 de febrero de 2017 entre los New England Patriots y los Atlanta Falcons1. En el tercer cuarto, los Patriots iban perdiendo 28–3. Hasta entonces ningún equipo había logrado remontar una desventaja de más de diez puntos en una final, por lo que parecía una misión imposible faltando poco más de un cuarto. Los Falcons habían anotado 28 puntos, y no parecía que pudieran meter la pata. Más bien daba la impresión de que iban a conseguir una victoria aplastante.

Entonces sucedieron varias cosas que cambiaron la dinámica del partido. Los Falcons tenían la posesión del balón y podrían haber anotado un gol de campo, lo que habría ampliado aún más su ventaja; en cambio, optaron por hacer un pase. Su mariscal de campo fue tackleado, quedaron lejos de la zona de anotación y tuvieron que hacer una patada de despeje hacia el campo rival.

A partir de ese momento no hubo forma de parar a los Patriots. Avanzaron 90 yardas y anotaron, y volvieron a anotar, y luego otra vez, hasta empatar en el último minuto y finalmente ganar la final en la primera prórroga de la historia de los Super Bowls.

Hubo un momento en particular del partido en que los espectador­es pudieron ver cómo se invertían los papeles. Los Falcons era muy buenos; pero una vez que los Patriots entraron en acción, no hubo cómo pararlos.

La vida es así. A veces perdemos la batalla mentalment­e. Dejamos de tomar la iniciativa. Nos descorazon­amos. Nada parece salirnos bien, y acariciamo­s la idea de darnos por vencidos. Pero si entendemos esas derrotas como oportunida­des de aprender y pasamos a la ofensiva, actuando como sabemos que debemos actuar, las cosas pueden cambiar y podemos salir victorioso­s. A veces una simple oración es todo lo que se necesita para cambiar la dinámica en favor nuestro.

El éxito es como una bola de nieve. Se requiere impulso para que se genere, y cuanto más lo haces rodar por donde debe ir, más grande se torna. Steve Ferrante

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