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PRECUELA DE LA NAVIDAD

- Adaptación de un artículo de Peter Amsterdam Peter Amsterdam dirige juntamente con su esposa, María Fontaine, el movimiento cristiano La Familia Internacio­nal.

El Evangelio de Juan no cuenta el nacimiento de Jesús, pero sí incluye la precuela, es decir, lo que sucedió antes de las narracione­s del nacimiento. Este Evangelio nos retrotrae al principio, antes que existiera nuestro mundo, y dice algo acerca de nuestro Salvador que fue verdad mucho antes de Su nacimiento terrenal en Belén hace dos milenios. Este pasaje aporta claridad sobre quién es Jesús, por qué vino y lo que logró.

Empieza así: «En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. El que es la Palabra existía en el principio con Dios. Dios creó todas las cosas por medio de Él, y nada fue creado sin Él» 1.

Este Evangelio comienza diciendo que antes de que nada fuera creado, la Palabra ya existía, que estaba con Dios y que era Dios. Juan vuelve la vista atrás y mira más allá del principio de la creación del universo, antes que el tiempo existiera, y dice que la Palabra era preexisten­te. En la primera frase de ese Evangelio se repiten las primeras palabras de la Biblia en el Génesis: «En el principio…»

2 Eso indica que la Palabra existía antes de la creación y que es eterna, que nunca hubo un tiempo en que la Palabra no existiera. La Palabra no fue parte de lo creado, lo que significa que la Palabra es superior a todo lo creado.

Dice que «la Palabra estaba con Dios» y luego repite una segunda vez: «El que es la Palabra existía en el principio con Dios». Se hace hincapié en que la Palabra existe en íntima relación con Dios. Esa unicidad se expresa en la frase «y la Palabra era Dios». Todo lo que se puede decir de Dios también se puede decir de la Palabra.

Eso es lo que celebramos en Navidad: que la Palabra — que existía con Dios antes de la creación, que coexistía cara a cara en comunión con Su Padre, que participab­a en la creación de todo, que existe por sí misma y que es Dios Hijo— nació encarnada en un ser humano y vivió entre la humanidad.

Todo lo que hizo Jesús durante el tiempo que pasó en la Tierra, las palabras que pronunció, las parábolas que contó, Su interacció­n con la gente, Sus enfrentami­entos con los dirigentes religiosos de la época, los milagros que obró, todo ello reveló el amor de Su Padre y Su interés y preocupaci­ón por la humanidad. Por medio del Verbo encarnado —Jesús— llegamos a una comprensió­n más profunda de Dios y de Su deseo de reconcilia­r a la humanidad con Él. En Navidad festejamos la venida de Dios a nuestro mundo con el objeto de posibilita­r que vivamos con Él eternament­e.

¡La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros! Es magnífico celebrarlo.

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