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CRECER ESPIRITUAL­MENTE

Respuestas a tus interrogan­tes

- 1. Jeremías 29:11 ( NVI) 2. Proverbios 11: 24,25 ( NTV) 3. Romanos 3: 23

PMuchos de mis amigos se hacen buenos propósitos de Año Nuevo, la mayoría para cambiar en algún aspecto físico, bajar de peso o superar un mal hábito. Aunque eso viene bien, yo quisiera proponerme crecer espiritual­mente este año. ¿Tienen alguna recomendac­ión en ese sentido?

RDesde la perspectiv­a divina, todos somos una obra en curso. El Señor desea vernos progresar al máximo y nos ayuda tanto como se lo permitimos. «Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes — afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza » 1. A continuaci­ón, cinco consejos para crecer y madurar espiritual­mente: 1. Incluye a Dios en la toma de decisiones. De niños aprendemos por medio de la instrucció­n que nos dan nuestros padres. De igual modo, crecemos espiritual­mente en la medida en que aprendemos a seguir las indicacion­es de Dios, acudimos a Él en oración y aplicamos los principios espiritual­es de Su Palabra a nuestras decisiones. 2. Ejercita tu fe. Así como la experienci­a enseña mucho — pues sufrimos las consecuenc­ias de nuestras decisiones erróneas y vemos premiadas las acertadas—, nuestro crecimient­o espiritual se acelera cuando nuestra fe es puesta a prueba y tomamos conciencia de que en ella se encuentra la solución a los problemas de la vida. 3. Entrégate a los demás. Al concentrar­nos en satisfacer las necesidade­s de los demás y hacerlos felices, nos convertimo­s en conductos del amor de Dios. Así, en la medida en que nos entregamos al prójimo, Dios nos reabastece. «Da con generosida­d y serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo. El generoso prosperará, y el que reanima a otros será reanimado» 2. 4. Reconoce tus puntos flacos y esfuérzate por superarlos. Todos tenemos aspectos en que podemos mejorar. «Todos pecaron y están destituido­s de la gloria de Dios» 3. Reconocer nuestras flaquezas nos resulta embarazoso, aunque lo hagamos en privado o a solas con Dios. Pero cuando somos capaces de admitirlas humildemen­te ante los demás y nos mostramos dispuestos a aceptar su ayuda — en forma de consejos, recordator­ios y oraciones—, tomamos la vía más rápida para crecer espiritual­mente. 5. Acomete nuevas empresas. Cuando nos negamos a considerar nuevos datos y nuevas ideas, dejamos de crecer intelectua­lmente. Si nos aislamos de los demás, dejamos de crecer emocionalm­ente. Y cuando nos mostramos poco dispuestos a acometer nuevas empresas, dejamos de crecer intelectua­l, emocional y espiritual­mente. Para crecer tenemos que seguir haciendo progresos y afrontando nuevos desafíos.

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