ALTIBAJOS
Hace poco estuve rumiando el tema de las decisiones equivocadas, luego de haber tomado algunas yo misma. Me sentía un poco desanimada. A la mayoría nos agrada comprobar que hemos tomado decisiones acertadas. Sus beneficios saltan a la vista. Lo difícil es ver qué buen fruto puede tener una decisión errónea. Y de esas tomamos bastantes, desde las pequeñas que a menudo ocultamos bajo la alfombra con la esperanza de que nadie las note, hasta las embarradas más estrepitosas.
¿Alguna vez te has sentido inútil y derrotado a causa de una mala decisión? Tal vez te parece que, hagas lo que hagas, nunca lograrás compensar tus errores. Quizá tienes la impresión de que las bendiciones que habrías podido recibir ya se perdieron, y tu vida no llegará a ser tan buena ni tan plena como habría podido ser.
Creo que el Señor quiere que veamos los altibajos de la vida a través del prisma de la fe. Ya sea que tomemos una decisión correcta o una equivocada, son muchas las cosas positivas que podemos aprender. De hecho, creo que es posible sacar el mismo provecho, y en algunos casos hasta más, de nuestras pifias.
Las decisiones atinadas suelen reportarnos bendiciones y una buena conexión con Dios. Las desatinadas, aunque a menudo nos alarguen y compliquen el camino, también nos pueden dejar inapreciables enseñanzas y contribuir a nuestro desarrollo como personas. Si aprendemos a acudir al Señor para que nos guíe a pesar de nuestras malas decisiones, ese camino escabroso en que nos encontramos puede conducirnos al arrepentimiento y a una relación más estrecha con Él. Las decisiones erradas también nos permiten entender mejor los fallos de los demás. A la larga nuestro amoroso Padre nos ayuda a atravesar esas dificultades y salir adelante dotados de mayor prudencia y sensatez y mejor preparados para la siguiente etapa de nuestro desarrollo espiritual.
Jesús, por Su sacrificio, puede hacer en última instancia que nuestros errores y malas decisiones redunden en mayores victorias. Pero nosotros debemos permitir que lo haga.
Ningún ser humano ha llegado jamás a ser interesante sin haber fallado. Cuanto más falles, te recuperes y te superes, mejor persona serás. ¿Alguna vez has conocido a alguien al que todo siempre le haya salido bien sin el menor esfuerzo? Por lo general esa gente es tan profunda como un charco. O derechamente no existe. Chris Hardwick (n. 1971)