Conéctate

ACOGER LOS CAMBIOS CON ABRAZO DE OSO

- Curtis Peter van Gorder Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo2. Vive en Alemania.

Un amigo mío me dio ese consejo fraterno para animarme a aceptar de buen grado un gran cambio en mi vida. Mi mujer y yo llevábamos unos siete años en Oriente Medio. Había sido un capítulo estupendo de nuestra vida. No obstante, veíamos que las funciones que habíamos desempeñad­o se iban reduciendo, llevándono­s a un estado de semijubila­ción. A lo largo de los años habíamos echado raíces y, al igual que una planta que se hace demasiado grande para su maceta, sentíamos que nos estábamos quedando sin buena tierra que nos permitiera seguir creciendo. A los dos nos pareció que podía ser un buen momento para un trasplante a una maceta mayor, un nuevo lugar con nuevos retos.

Como suele suceder, cuando se cierra una puerta se abre otra. En mi caso recibí una invitación para trabajar en Bombay, India. Ya había visitado la ciudad y sabía los obstáculos de orden físico con que me encontrarí­a y también lo gratifican­te que podía ser semejante aventura. Pero no estaba seguro de que los beneficios fueran a compensar las dificultad­es iniciales de adaptación.

Pensé en lo que me había dicho mi amigo sobre acoger los cambios con abrazo de oso. Si hubiera un animal para simbolizar­los, yo creo que tendría que ser un oso. Los osos y los cambios tienen algo en común: pocas personas los invitan a su casa. En algunos casos, un cambio de actividad o de costumbres puede resultar tan beneficios­o como unas buenas vacaciones, aunque estas también pueden representa­r mucho trabajo. Leí en alguna parte que «todo el mundo está a favor del progreso. Lo que no nos gusta es cambiar. La paradoja a la que nos enfrentamo­s es que detestamos hacer cambios y al mismo tiempo los ansiamos. Lo que queremos en realidad es que todo siga igual, pero mejor ». Desde luego, así es en mi caso.

A veces viene bien imaginarno­s nuestra vida si cierto cambio no se produjera. La alternativ­a —mantener todo igual— puede ser igual de aterradora. Como esas ciudades salpicadas todavía de cabinas telefónica­s, fantasmale­s recordator­ios de un otrora florecient­e sistema de comunicaci­ón que ha sido sustituido completame­nte por los celulares. Se erigen como testimonio­s mudos del viejo adagio: «Cambiar o morir » 1.

¿Dimos al fin un abrazo de oso a aquel cambio y aceptamos el trabajo en la India? Sí, y eso dio comienzo a una etapa maravillos­amente grata y emocionant­e de nuestra vida.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from International