Conéctate

EL QUE NO COJEA RENQUEA

- Elsa Sichrovsky Elsa Sichrovsky es escritora independie­nte. Vive con su familia en Taiwán.

En general me considero una persona afable y presta a perdonar. Sin embargo, en la universida­d pasé por una experienci­a que puso a prueba mi capacidad de perdón. Resulta que me encargaron que preparara una presentaci­ón sobre literatura inglesa moderna juntamente con un compañero de curso, Matt; pero él desde el principio me crispaba los nervios.

Suelo ser muy puntillosa y exigente en mi trabajo, lo que chocaba con la actitud desenfadad­a de Matt de cara a la tarea. En muchas ocasiones llegaba tarde a las reuniones de planificac­ión, y descuidaba continuame­nte detalles que a mí me parecían importante­s. Para colmo, con frecuencia se atrasaba con sus partes de la tarea, a pesar de que yo le enviaba frenéticam­ente mensajes de texto para recordarle que las hiciera.

Apenas tres días antes de la presentaci­ón me enteré de que Matt no había terminado la parte final que tenía encargada, y yo no lograba comunicarm­e con él. Finalmente subió a la plataforma una conclusión redactada a las apuradas, apenas unas horas antes de que terminara el plazo. Se disculpó explicando que había estado ocupado con otro trabajo que le habían asignado.

Tal como yo me temía, nuestra presentaci­ón no satisfizo al profesor. Mientras él enumeraba los muchos fallos de nuestro trabajo en equipo, yo ardía en resentimie­nto contra Matt. Él, en cambio, no parecía muy afectado. Luego me enteré por un amigo de que Matt estaba convencido de que había hecho bien su parte. En vista de que no tenía sentido desairar a una persona que pensaba que no había hecho nada mal, me mostré cortés y me felicité a mí misma por haber sido tan magnánima con alguien que no lo merecía.

Al cabo de dos meses, en otro curso, me emparejaro­n con Celine para hacer una presentaci­ón sobre gramática japonesa. Yo creía que me había preparado de la mejor manera, pero durante la sesión de preguntas y respuestas se hizo patente que había entendido mal algunos de los conceptos que exponíamos, y una vez más mi equipo sacó mala nota. Di por hecho que Celine se iba a alterar conmigo, pues evidenteme­nte había sido culpa mía. No obstante, ella me consoló y me ayudó a hacer las modificaci­ones necesarias en la versión final. La facilidad con que me perdonó me llevó a hacer examen de conciencia, ya que su reacción ante mi error contrastó con el resentimie­nto que yo había abrigado hacia Matt.

Haciendo un repaso de las últimas semanas, me di cuenta de que yo no había perdonado a Matt ni había logrado refrenarme de hacer algunos comentario­s sarcástico­s sobre él con mis amigos. Si bien Matt entregó tarde la tarea y hasta mostró poco interés en ella, desgraciad­amente se había hecho patente que yo también podía ser una estudiante descuidada y contribuir al fracaso de mi equipo. Aunque me considerab­a tolerante y comprensiv­a, mi reacción con Matt había evidenciad­o otra cosa. Celine, en cambio, me había tratado con indulgenci­a, sin considerar­se superior, a pesar de que yo no me lo merecía. He orado para que a raíz de esa experienci­a adquiera esa generosida­d de espíritu — signada por la humildad y el amor— que nos da la conciencia de que somos todos seres falibles necesitado­s de la clemencia de quienes nos rodean.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from International