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NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

- Patricia Fortner

Recuerdo que mi mamá nos recordaba con frecuencia que debíamos « ver el lado bueno de todo» y «dar gracias por cada cosita ». Si nos quejábamos del calor de mediados de junio, nos decía: «Por lo menos podemos salir a nadar, ¿verdad?» Si murmurábam­os porque no había postre una noche, nos preguntaba: «¿No se sienten agradecido­s por las noches que sí hay postre?» Procuraba enseñarnos que en toda situación, por muy triste o mala que pareciera, siempre había algo por lo que uno podía estar agradecido y alegrarse. «No hay mal que por bien no venga », decía.

Ese refrán indica que de una contraried­ad se puede extraer algo bueno, y puede tener resultados favorables aunque a primera vista no lo parezca1.

Muchos hijos de Dios se vieron en circunstan­cias difíciles o molestas y les tocó buscar el lado bueno de la situación para poder sobrevivir. Pensemos en Pablo y Silas, por ejemplo. En el libro de los Hechos dice que fueron a Filipos a evangeliza­r y ganar conversos. Desafortun­adamente, algunos dirigentes de la ciudad que no estaban de acuerdo con lo que predicaban instigaron a una chusma que se levantó airada contra ellos.

«La multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrado­s mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran.

»Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad.

»Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo.

»A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban» 1.

Podrían haberse pasado todo el tiempo que estuvieron recluidos quejándose y suspirando por recuperar la libertad. Podrían haberse dado por vencidos y podrían haber maldecido a Dios por permitir que los azotaran y encarcelar­an, como la esposa de Job le recomendó a este que hiciera2. Pero no. Pablo y Silas se dedicaron «a orar y a cantar himnos a Dios» en la cárcel, y el Señor premió sus alabanzas.

«De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas» 3.

¡Esa era su gran oportunida­d de escaparse! Pero en lugar de salir corriendo, se quedaron y le dijeron al carcelero: —¡Estamos todos aquí! Estar preso es algo espantoso. No obstante, Pablo y Silas buscaron el bien que podía resultar de todo aquello, y así fue como lograron predicar el evangelio al carcelero y ofrecerle la salvación a él y a su familia4.

Nuestra familia se vio en un gran apuro hace un tiempo. Resulta que un amigo nos pidió prestado nuestro vehículo cuando salimos de vacaciones, lo chocó y lo dejó destrozado. Luego parecía que la asegurador­a no quería aceptar nuestra reclamació­n porque nuestro amigo no estaba incluido en la póliza. Ya te imaginarás cuánto nos costó encontrarl­e el lado bueno a esa situación.

Un día, luego de hablar por enésima vez por teléfono con la compañía de seguros, me quejé para mis adentros por la situación: el automóvil, las cuentas, nuestros problemas de salud, y en general todas mis desdichas. Luego, sin proponérme­lo, me puse a mirar el periódico que tenía en mi escritorio y me di cuenta de que, en comparació­n con muchísima gente, yo tengo motivos de sobra para estar agradecida:

• Aunque tuvimos que tomar un préstamo y desembolsa­r una importante suma de dinero para comprar otro automóvil, el nuevo es mucho mejor. Y finalmente el seguro aceptó pagar parte del siniestro.

• Aunque trabajo como una loca, tengo un buen empleo que me proporcion­a unos ingresos fijos.

• Aunque hemos tenido que pagar mucho en cuentas médicas por problemas de salud que mi marido y yo arrastramo­s desde hace tiempo, la fisioterap­ia está dando buenos resultados, y cada día estamos mejor.

Claro que no fue fácil quedarnos sin automóvil, y endeudarno­s para comprar el nuevo no fue en absoluto divertido; pero nadie ha dicho que la vida sea coser y cantar. La próxima vez que me vea en una situación peliaguda trataré de emular a Pablo y Silas. Procuraré dar gracias a Dios y buscar el lado bueno de la situación, en lugar de echarle en cara que permita que nos sucedan cosas desagradab­les.

 ??  ?? 1. cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha. aspx?Par=59187& Lng= 0 2. Hechos 16: 22–25 ( NVI) 3. V. Job 2: 9 4. Hechos 16: 26 ( NVI) 5. V. todo el relato en Hechos 16:19–34
1. cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha. aspx?Par=59187& Lng= 0 2. Hechos 16: 22–25 ( NVI) 3. V. Job 2: 9 4. Hechos 16: 26 ( NVI) 5. V. todo el relato en Hechos 16:19–34
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