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Apertura... a medias, en nuevo Afganistán
El país se mantiene al límite de una crisis humanitaria, no se define la forma de la llegada de ayuda; Alemania pide seguir evacuaciones
Han pasado 20 días desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán, y pocas señales de la apertura prometida se han visto desde entonces.
La venta de armas y de ropa especial para cubrir el rostro y cuerpo de las mujeres ha aumentado; aunque entran a las aulas, ellas no pueden estar en salones mixtos y solo tendrán profesoras; los ataques a las zonas donde se asienta la disidencia se incrementan; y las negociaciones para continuar la salida de personal humanitario avanzan a tropiezos.
Al borde de un desastre humanitario, los talibanes han dicho que sí garantizarán la seguridad de trabajadores y el acceso de ayuda, según el jefe de la misión de la ONU en Kabul, aunque falta detallar las operaciones y ver que se concreten.
Según Naciones Unidas, 18 millones de personas, la mitad de la población, están afectadas por la crisis humanitaria.
En tanto, la canciller alemana, Ángela Merkel, instó a mantener negociaciones para continuar las evacuaciones de personal hacia su país, pues quedaron incompletas cuando se cerró el aeropuerto, este 30 de agosto.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a la nación a detener de inmediato la violencia en un informe presentado al Consejo de Seguridad este fin de semana, pues ahora el temor es que se detone una nueva guerra civil en Afganistán. Y es que los talibanes afirmaron este domingo haber ganado terreno en el valle de Panshir, el último gran foco de resistencia armada a su dominio sobre la totalidad del país.
Entre los primeros anuncios del nuevo Gobierno destaca que las estudiantes afganas no podrán mezclarse con hombres en las aulas y deberán llevar una abaya negra y un niqab que les cubra el rostro; saldrán de clase cinco minutos antes que los hombres.