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CUBA RECUERDA A LOS MIAMI FIVE
A23 años del arresto y encarcelamiento político de los cinco cubanos que trataban de amortiguar el asedio del que la isla estaba siendo objeto, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel recordó este domingo, desde su cuenta en Twitter, las condiciones de apresamiento y cómo fue que “la lucha por la excarcelación de los Cinco Héroes, develó la larga historia del terrorismo contra la Revolución cubana”.
Es 1998 y en Cuba transcurría un ambiente de proactividad por tratar de sobrellevar el cerco comercial -impuesto por Estados Unidos desde finales de los cincuenta-, y la caída financiera que representó para la isla el fin de la URSS.
Para reactivar su economía, abrió sus puertas al turismo extranjero y este se convirtió en uno de sus principales ingresos. A la par, EU recibió a criminales exiliados cubanos que, siendo financiados y accionados por la CIA, unieron sus esfuerzos para atentar en contra de la seguridad de Cuba y sus dirigentes, echando mano de terrorismo, piratería y asesinato, haciendo ver a Cuba como un lugar inseguro.
El 12 de septiembre de 1998, Fernando González, Gerardo Hernández,
se reunieron en Cuba en 2014, tras cumplir sus sentencias y años de negociaciones para su extradición. Fueron condecorados con la Orden Playa Girón por destacarse en la lucha contra el imperialismo.
Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González fueron arrestados y culpados por los mismos crímenes que trataban de frustrar. The Cuban Five, siendo agentes oficialistas, habrían viajado a Miami -sede de al menos cuatro grupos anticubanos que operaban en conjunto con la CIA, desde 1976-, para infiltrarse y pasar información a su gobierno (a veces incluso al FBI) y así evitar posibles nuevos atentados
en territorio cubano.
Los cinco fueron juzgados en Miami y declarados culpables en 2001 de delitos como conspiración para actuar como agentes cubanos no inscritos, fraude y uso indebido de documentos de identidad y, en el caso de tres de ellos, conspiración para transmitir información sobre la Defensa Nacional de EU. En 2014, ya todos pisaban tierra cubana de nuevo.
En Brasil parece que la política ahora se dirime en las calles. Un día son los seguidores del presidente Jair Bolsonaro quienes marchan, el otro, sus opositores.
Cientos de brasileños participaron ayer en manifestaciones contra el Presidente convocadas por movimientos de derecha, días después de masivas movilizaciones en apoyo al presidente ultraderechista.
Las protestas en Rio de Janeiro, Belo Horizonte y Sao Paulo, entre otras ciudades, fueron convocadas por grupos sociales de derecha, como el Movimento Brasil Livre (MBL) y Vem Pra Rua (VPR), que impulsaron en 2016 el impeachment de la izquierdista Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) y ahora defienden una “tercera vía” para las presidenciales de 2022 bajo el lema “Ni Bolsonaro ni Lula”.
Sus organizadores esperaban grandes manifestaciones, sobre todo tras la adhesión de algunos diputados y líderes de izquierda (PDT, PSB, PCdoB, entre otros partidos), motivados por los beligerantes actos progobierno del martes. Pero sin el apoyo de grupos como el PT del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva o la Central Única de
Polarizan el ambiente.
Trabajadores (CUT), la convocatoria estuvo lejos de ser masiva.
En Rio de Janeiro, pocas centenas de personas se congregaron en la playa de Copacabana, muchos con camisetas blancas en señal de neutralidad política, mezclando banderas de la derecha, colores LGBT y camisetas de “Lula 2022”, con mensajes permeados por la consigna “Fuera Bolsonaro”.
“Aquí no estamos a favor de Lula ni de Bolsonaro”, dijo la ingeniera civil Ivete Ramalho, de 64 años.