DE VIAJE Oasis de calma.
Al abrir las puertas de La Casa Rodavento, en Valle de Bravo, se ingresa a una experiencia curada para deleitar todos los sentidos.
Una emblemática mansión colonial del siglo XX, localizada en el corazón de Valle de Bravo, fue reinventada para convertirse en una curada experiencia hotelera, La Casa Rodavento. El exclusivo lugar conformado por siete suites es el primer hotel boutique en este Pueblo Mágico y deslumbra por su arquitectura clásica, de techos altos con vigas de madera y pisos de duela, en contraste con un interiorismo contemporáneo y monocromático con acentos artesanales. La arquitectura estuvo a cargo de Gómez Crespo Arquitectos y Gaxiola Arquitectos, en colaboración con Waldemar Franco, presidente de Hoteles Rodavento, mientras que el interiorismo fue ideado por AMASS.
Las amplias y luminosas suites de La Casa Rodavento van de 217 a 501 metros cuadrados y ofrecen los más altos niveles de lujo y confort. Además, cada una posee un encanto propio. En su diseño resaltan los finos textiles artesanales, la madera en el mobiliario y en los acabados, las fotografías de detalles equinos en blanco y negro y el arte-objeto mexicano contemporáneo, los cuales ofrecen una mirada a la rica cultura local para los visitantes.
Como las tradicionales casonas antiguas, todos los espacios se distribuyen alrededor de un gran patio central rodeado de vegetación, donde puede disfrutarse el cálido clima de Valle de Bravo en la piscina, y un coctel en la terraza. Por la tarde, el roof
top brinda uno de los mejores atardeceres gracias a las vistas panorámicas a las montañas circundantes y el campanario de la catedral. En este espacio se encuentra el jacuzzi, y se ofrecen
degustaciones de vino, así como experiencias gastronómicas especiales, eventos con música en vivo y pequeñas muestras de arte.
A un costado del patio se encuentra Nuestro, el restaurante que, a pesar de su corto tiempo de vida, se ha convertido en un must al visitar este Pueblo Mágico. A cargo del chef Diego Isunza Kahlo, Nuestro ofrece una cocina íntima de autor que se rediseña constantemente de acuerdo con los productos locales de temporada. Además, las propuestas de mixología acompañan perfectamente cada platillo. “Nuestro es un punto de encuentro entre el entorno y los sentidos, un lugar en donde a través de la investigación, interpretamos y transformamos el paisaje que nos rodea para llevarlo a su mesa en forma de platillos que, con sus aromas y sabores, lo transporten a la cocina de nuestra casa”, expresó el chef Diego Isunza.
La Casa Rodavento perteneció a la familia fundadora de Grupo Rodavento. El hotel nació de la intención de sus propietarios de abrir las puertas del hogar que los recibió en Valle de Bravo hace 15 años para continuar su legado, ahora con las vivencias y memorias que sus visitantes vayan construyendo.