Fernanda Castillo
El Señor de los Cielos continúa cosechando éxitos, ¿cómo te sientes? Muy agradecida con el público, una siempre sueña con tener un proyecto como este, que a la gente le siga gustando y siga comprometida con la serie a pesar de los años. También estoy muy consciente de que todo se acaba, ha sido una gran oportunidad y es justo celebrarla. Nos queda la responsabilidad de trabajar más y mejor para todas las personas que me están brindando su confianza.
¿De qué manera Mónica Robles ha influido en tu carrera? Hay un antes y un después, sin duda. Muchos de los personajes que hice previamente tenían un perfil semejante, siempre salía de buena y sumisa; incluso la gente pensaba que yo era así en la vida real, que ni siquiera estaba actuando.
El Señor de los Cielos me dio la oportunidad de mostrar mi trabajo en un papel mucho más complejo, el público me vio transformada, pudimos llegar a Estados Unidos y Latinoamérica.
Este cambio me está abriendo puertas para otras cosas, simplemente por la aceptación de la gente he podido levantar proyectos de teatro e incluso evolucionar en el cine. Me queda claro que el personaje que le dio vuelta a mi carrera fue Mónica Robles.
¿Ya que has tocado el tema del teatro, qué experiencias te dejó Wake Up Woman? Por primera vez estuve a cargo de la producción de una obra de teatro, aprendí muchísimo, fue muy interesante. Además, trabajar junto con Erik Hayser fue padrísimo. El reto fue enorme, desde compartir escenario hasta el tema que tocamos.
La violencia de género es una cuestión a la que urge ponerle atención. Cada vez es más frecuente que mujeres y hombres sean violentados por su condición. No se trata únicamente de golpes, también cuenta la manera en la que nos tratamos. Estamos acostumbrados a utilizar palabras que lastiman o denigran, a no respetar, y se nos hace muy fácil porque creemos que la violencia es sólo golpes.
Wake Up Woman es una obra fabulosa para hacer consciencia. A través del teatro pude transmitir un mensaje importante a muchas mujeres que me seguían por los personajes que había hecho antes, incluida Mónica Robles.
Me imagino que también es un gran reto ser productora y actriz al mismo tiempo. Sí, difícilmente lo volveré a hacer. Para mí era muy importante producirlo, contábamos con muy poquito tiempo y ya sabía cómo quería que surgiera, lo que necesitaba para que pegara. Más allá del teatro y lo que implica la realización de una obra, lo más importante era contarles la historia como mujer y mexicana.
Sin duda se queda una gran experiencia. En una conferencia para Tedxpitic contaste cómo el teatro influyó en tu vida, ¿quieres compartir esta historia? El teatro es la manera más viva en la que podrías llegar a la gente, tocar al público. Mi familia me acercó a este mundo maravilloso cuando era niña. Desperté como actriz y pude conectarme con mi lado humano. Quiero que la gente pueda olvidarse de sus tristezas con mi voz y mi trabajo, tal y cómo a mí me pasó cuando era pequeña. Pero no sólo busco que te relajes o distraigas, también quiero que cuestiones, que reflexiones y que algo en ti cambie, que sea posible un antes y un después como espectador.
Ya hablamos de televisión y teatro, ¿qué viene para ti en el cine? ¡Me emociona mucho estar en los tres! La película se llama Una mujer sin filtros, y será la primera vez que aparezca como protagonista en un largometraje. La historia me encanta, es un remake de Sin Filtro, una cinta chilena muy bien hecha, lo cual nos ponía en aprietos: ¿cómo le haces para crear algo mejor cuando tus predecesores no se han equivocado?
Todos nos hemos sentido como Pía en algún momento, nos han acostumbrado a que digamos, sintamos y pensemos como alguien más para que nos acepten, para encajar. Llega el punto en donde uno debe cuestionarse sobre lo que realmente quiere. A la hora de moldearse a los demás, a lo que los otros quieren, empiezas a reprimirte tú. ¿Qué haríamos si pudiéramos explotar y decir todo lo que pensamos y sentimos?, ¿qué pasaría? Por eso no pueden perderse esta película, es para quien alguna vez ha sentido la necesidad de mandar a la mierda el mundo.