Jorge Yázpik
Es uno de los escultores más reconocidos en nuestro país, pero su obra va más allá y en Impronta podrás ver algunos de sus grabados hasta el 21 de octubre
¿Cómo surgió la idea de esta exposición?
Mi trabajo se exhibía en Oaxaca y ahí conocí a Fernando Diyarza, me invitaron a este proyecto y accedí. De hecho, me da mucho gusto porque es la primera exposición que tengo de esta técnica, a lo mejor he puesto algunas piezas en otras exposiciones, pero que sea sólo de grabado resulta verdaderamente agradable.
¿Cómo nace tu interés hacia la escultura?
Quizá por la necesidad de disfrutar el espacio y del vacío, de la luz. Siempre me ha llamado la atención el tema y esas sensaciones, entonces, al encontrarme con el modo, con la herramienta para seguir disfrutando de esos placeres, entré de lleno a esto.
Supongo que cada escultura lleva su propio proceso, ¿la piedra te indica la forma o tú decides cómo moldearla?
Cada roca es diferente, como una persona o una gota de agua, parece similar a otra, pero no, son distintas. Esta particularidad te permite ver qué forma puede salir de dicho material, ya sea roca o madera. Incluso cuando estás frente a un papel en blanco: las líneas van a salir en cada momento, si lo ves en la mañana o lo ves en la noche, siempre va a ver una perspectiva diferente, independientemente de la iluminación, pues ya estás en otra posición en la vida, al siguiente minuto todo cambia. Todo esto que representa utilizar el material como medio te ayuda a ejecutar ese proyecto.
¿Tienes diferentes tamaños de formato? ¿Cuál es el más grande que has trabajado?
El microcosmos y el macrocosmos los siento como una misma cosa. El objetivo es que las piezas puedan generarse de muchas escalas, entonces, los materiales tienen una presencia, por ende, la piedra al ser sacada de la montaña puede llegar a los 5 u 8 metros. Asimismo, es necesario tomar en cuenta los límites del peso y la transportación. Lo más grande pueden ser 25 toneladas.
¿Tú realizas la selección de las piedras que vas trabajando?
Son los propios canteros o las personas dedicadas al negocio, por ejemplo, las personas que trabajan en El seco, Puebla, pueden encontrar cierto tipo de rocas que tienen cierta densidad, peso y color. Ellos me las apartan y después las adquiero.
En pocas palabras, ya tienes tus contactos y proveedores.
De cierta manera, pueden ir cambiando pero siempre hay un tipo de petición sobre las características de las piedras. Busco que no tengan determinado color o que no estén lastimadas por los requerimientos que lleva ese proyecto.
En una entrevista sobre las esculturas que están en la UNAM mencionaste al vacío como una pieza, ¿nos puedes platicar un poco más sobre este tema?
Por su puesto. Si tu escarbas en un lugar, vas a hacerlo en un sólido, lo que va a generar ese vacío también produce una forma en sí mismo. En un ejemplo cotidiano, si llenas de agua una hielera y luego sacas el hielo, ese vacío que queda en la hielera es una forma al final de cuentas, la forma que tomó el agua.