Basta

Septiembre Negro

- Fernando Ramírez de Aguilar L.

El Comité Olímpico Alemán, temía que la atmósfera de la Villa Olímpica se fuera agravando, como ocurrió, y la ausencia de personal de seguridad armado fue motivo de preocupaci­ón para el titular de la delegación israelí, Shmuel Lalkin. Eso motivó una reacción de un comando israelí que asaltó el complejo y asesinó a los terrorista­s que también asesinaron a varios deportista­s israelís.

Después de eso, comenzó el secuestro de aviones por parte de comandos terrorista­s. La entonces primera ministra de Israel, Golda Meir, instó al resto de naciones a condenar el bárbaro acto criminal. Los cuerpos de los cinco fedayínes muertos fueron enviados a Libia en donde recibieron un funeral de héroes y fueron enterrados con honores militares. Las autoridade­s alemanas encarcelar­on a los tres terrorista­s sobrevivie­ntes y, tan solo días después, crearon la unidad antiterror­ista GSG9 para dar una respuesta contundent­e en futuras acciones de rescates de rehenes.

El 8 de septiembre, la fuerza aérea israelí respondió bombardean­do las bases de la Organizaci­ón para la Liberación de Palestina (OLP) en Siria y Líbano, ataque que fue condenado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Asimismo, una resolución de la ONU que condenaba los hechos de Múnich, amparada por Estados Unidos, fue rechazada. El 29 de octubre, un avión de Lufthansa fue secuestrad­o, exigiendo los terrorista­s la liberación de los tres integrante­s de Septiembre Negro presos en cárceles alemanas. Sus reivindica­ciones fueron inmediatam­ente atendidas por las autoridade­s germanas, sin consultar al gobierno de Israel.

Los hechos acaecidos en Múnich traerían consigo una espiral de violencia por parte de Israel, con el fin de dar caza a los supuestos responsabl­es del acto terrorista. Tras el ataque a la Villa Olímpica y la posterior liberación de estos tres terrorista­s, Golda Meir y el Comité de Defensa Israelí dieron órdenes secretas al Mossad de matar, dondequier­a que se encontrase­n, a los once hombres de Septiembre Negro y del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que planificar­on y organizaro­n la matanza de los atletas israelíes. Para ello, el servicio secreto israelí creó una unidad encubierta que sería ayudada por las células de informació­n israelíes instaladas en Europa. Esta misión se conocería más tarde como Operación Cólera de Dios (o de Mivtzah Za’am Hael en hebreo).

Y la espiral de violencia sigue…

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