Fue un pelellón

Parecido a esas películas tipo Titanic o La Boda de mi Mejor Amigo que, al menos pensamos desde esta trinchera, debían terminar con pura felicidad, pudo ser el desenlace de La Pelea del Año: Canelo vs GGG.

Qué complicado, ser juez, y sobre todo ver lo que nadie vio. Haciendo un monitoreo de las papeletas de varios expertos, está claro que cada quien juzga a su manera. Tecnología en el boxeo podría ser, aunque ya vimos que, por ejemplo en el futbol, esa tampoco es infalible.

Haciendo un análisis más sobrado, relajado, es cierto que Gennady Golovkin siempre fue para adelante, que una que otra vez acorraló a Saúl Álvarez, pero sus ofensivas no siempre fueron tan provechosas.

Como en cualquier disciplina, en el boxeo no se califica intención, sino los resultados; según los números, el tapatío lo intentó menos, pero pegó más.

Apegados a nuestro conteo, Saúl ganó 115-113, pues pensamos que se llevó siete de los 12 asaltos de que constó esta gran batalla. El uno, dos, ocho, nueve, 10, 11 y 12 se los dimos a Álvarez, mientras que del tres al siete al siempre amable Gennady.

Nadie es dueño de la verdad y por eso es que cuando la primera y segunda tarjeta dieron ganador a cada uno de los protagonistas, parecía casi automático que el tercero cantaría empate, y así todos contentos.

Muchos de los que vimos ganar, aunque fuera por una minoría al Canelo, también pensa- mos que le falta esa dosis de más confianza para ir por sus rivales cuando parece tenerlos dispuestos. Al kazajo lo sometió al menos en dos ocasiones, al borde de casi hacerlo perder la vertical.

Tal vez su esquina le pide no ser tan alocado, evitar desbocarse, o él mismo se pone el freno de mano, lo cierto es que esa asignatura la tiene pendiente, porque aspectos como la defensa y el movimiento de cintura, los perfeccionó a lo máster, de ahí que varias veces hizo que GGG se fuera en banda.

que el final más feliz hubiera sido con el pelirrojo gritando: “Viva México”. Cerramos esta cobertura…