¡Aprendamos brujería!
En las películas aparecen brujas de poder omnipotente, que pueden mover montañas y trastornar una ciudad entera o siquiera hacer que alguien se suicide, pero es una gran fábula, ya que esto se trata nada más de alterar mínimamente la energía que nos rodea, y sólo de forma positiva… así que comencemos a mover ¡nuestras propias montañas! Estatutos que deben regirnos… 1.- Fe en ti misma.
2.- Creer en ti misma.
3.- Tener objetivos claros cuyo fin tenga un propósito positivo.
4.- Saber con exactitud lo que se hace. 5.- Tener confianza en la naturaleza. 6.- Aplicar toda tu fuerza espiritual para lograr tu propósito.
7.- Hacer el ritual de intención, con propósitos nobles, siempre acompañada de oraciones y objetos naturales que jamás lastimen a los animales o dañen la naturaleza.
8.- Mantener la mente serena, el autocontrol y la actitud necesarios.
9.- Evitar cualquier debilidad. 10.- Prepararse para el ritual con antelación, incluyendo la oración y una dieta o meditación específicas… y bueno, continuaremos en la siguiente.
EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA
La magia en esta época no sólo estuvo presente en la vida cotidiana del indígena mesoamericano, sino que trascendía al mundo numinoso de los dioses, los héroes míticos y los seres sobrenaturales: era el eje de unión e interacción entre el mundo sagrado y el profano. Magia y religión estaban estrechamente unidas. Los dioses participaban de las mismas emociones, sentimientos y pensamiento mágico que los mortales. Dioses y hombres tenían la obligación conjunta de mantener el ritmo cósmico mediante el rito y las ceremonias mágicas.
Los dioses aztecas, excepto Ometecuhtli (la deidad suprema), no eran seres inconmovibles, ni inaccesibles, en los que no se pudiera influir. El indígena, a la vez que suplicaba y solicitaba humildemente, también trataba de manipularlos coercitivamente para guiar su voluntad en el cambio de la naturaleza y asegurar el bienestar de la comunidad o el daño a los adversarios.
PARA ATRAER EL DINERO
Usar el color amarillo, rojo, naranja o azul metálico, que son los colores del fuego.