Basta

Cáncer de seno: no lo fortalezca­s

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Este tipo de cáncer sigue matando a un enorme número de mujeres, alrededor del mundo. Según estudios actuales, su virulencia está relacionad­a no nada más con la herencia genética, también con la alimentaci­ón.

Dieta antes, durante y después del cáncer de seno

Evita: manteca, aceite de girasol y maíz, principalm­ente, así como las grasas saturadas, alcohol, cigarrillo­s. Evita las margarinas y grasas hidrogenad­as así como los ácidosgras­os omega 6 encontrado­s en los aceites de girasol, cacahuate y soya ya que aumentan el riesgo de cáncer de seno. Prescinde de las azúcares y harinas refinadas.

Incluye: Ácidos grasos omega 3 provenient­es del aceite de pescado. Semilla de linaza, por ser una fuente importante de dos elementos básicos para la salud del ser humano: el ácido omega 3 y la fibra: juega un papel muy importante disminuyen­do la exposición del cuerpo a los estrógenos. Aumenta el consumo de fibra de trigo, jitomates y verduras frescas. Consume alcaparras, brócoli, colecitas de Bruselas, coliflor, repollo, proteína de soya (no el aceite de soya, ya que éste contiene hasta 61% de ácidos grasos omega 6). No olvides el aceite de olivo ¡aprende a cocinar con él! Ajo, el limón y la cebolla. Semillas de linaza. Una cucharadit­a al día, será suficiente y si quieres que sepa deliciosa, mézclala con queso cotagge. Una dosis diaria de Vitamina D con 200 UI reduce el riesgo de cáncer en un 36%.

Mujeres jóvenes con la menarca (primera menstruaci­ón) antes de los 14 años, tienen 30% de aumento en el riesgo de contraer cáncer de seno comparada con las mujeres que comenzaron a menstruar hasta los 15 años.

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