Fiesta de malcriadas
¿ Ya repuestitos del pinche susto? ¡Ah, qué mes este que acaba de pasar!, ¿a poco no, público querido? Pero ya poco a poco empezamos a volver a la normalidad, que sin duda alguna es lo que tenemos que hacer por el bien de todos. Empezar a reactivarse y así empezar a reactivar la economía de este país; regresar a los teatros, a los cines, a los restaurantes, a buscar la alegría, ¡a reencontrarnos, público querido! Yo por lo pronto les platico que ya empecé a salir, de hecho fui a una fiesta que se organizó para celebrar la buena aceptación de la serie novelada Las malcria
das. Se puso rebuena la fiesta, por ahí llegué y me encontré primero con Ernesto La
guardia y con su esposa que, la verdad, son encantadores, y ahí estuvimos platicando durante un buen rato. Al poco tiempo se acercó mi Rebecca
Jones, que no puede estar más guapa y no puede estar mejor en la novela, ¡qué bárbara! Así que nos empezamos a calentar con un tequilita mi Jones y otro yo, comenzamos a chismear muy sabroso, cosa que no es por nada pero hacemos en cada fiesta. Ustedes no se imaginan lo simpática que es mi Rebecca y lo sabroso que platica, es lo máximo mi Jones. Poco después llegó Edith
González, que se veía muy guapa y, la verdad, totalmen- te repuesta de esta terrible enfermedad a la que parece ha ido venciendo con una gran disciplina, pero sobre todo con una actitud gloriosa que no permite que ninguna enfermedad se salga con la suya. La verdad, todavía seguimos sin hablarnos; bueno, más bien ella es la que no me habla a mí, porque en algún momento no entendió mi sentido del humor, y ya ven que hay gente que es como jarrito de Tlaquepaque, muy sensibles. Pero después de que vio que en el programa yo siempre tuve buenas palabras y buenos deseos, así como toda mi solidaridad y todo mi respeto, como que ya cambió un poco de actitud para con mi asquerosa persona; entonces, ahora por lo menos ya me saluda. Y yo considero que cuando pasas por un trance tan fuerte como el que ella vivió, es una forma de resetear el alma y la mente y las cosas toman otra dimensión. Las cosas que antes veías gravísimas ahora no tienen importancia, entonces bajo ese tenor contrastantemente la vida se vuelve más sencilla, así que vamos en el camino de la reconciliación. Apareció mi Atala
Sarmiento con una blusa de esas de las que solo mi Athhaa es capaz de usar. Si Atala le vendiera todo su vestidor a mi Marianita Ochoa sin duda podría abrir otra de sus sucursales de tienda de disfraces; Atala fue la encargada de la alfombra roja, apareció mi querido Alejandro
Camacho con una de esas gabardinas vampirescas, de esas que en algún momento suelta un aleteo y se te convierte en murciélago. Es como un caballero de la noche, simpatiquísimo también; de hecho la pareja que hacían él y la Jones es una de las que más me dolió que se acabara, pues la vedad eran fantásticos juntos. Me los encontraba en todos lados y siempre los dos pasándosela muy bien, se echaban sus tragos y se divertían sin parar; sin duda una de las parejas más divertidas que he conocido en mi muy móndriga vida. Lástima que se separaron, pero se siguen llevando maravillosamente, también por el hijo que tienen en común, que se llama
Max y que es un gran músico, por cierto.
También apareció mi Ivonne Mon
tero con un vestido amarillo inmaculado y ¡echando tiros! Por cierto, ¿ya vieron qué bien está La Montero en
Las malcriadas? La verdad es que la serie está muy buena, te mantiene pegado al asiento durante todo el capítulo y les está yendo muy bien de audiencia. Imaginen nada más tener de mucamas a Ivonne Montero oa Cinthya de La Academia, y que tempranito te digan: “¿Cómo le hago los huevos, señor?”. A esas mucamas ¡yo sí les sacudo el plumero! He dicho.