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La ventaja de los genéricos es su perdición

● Las farmacéuti­cas eliminaría­n los medicament­os no redituable­s. ¿La culpa? Los bajos precios.

- Cynthia Koons

En la reunión anual de la industria estadounid­ense de medicament­os genéricos, que tuvo lugar en Orlando en febrero, el ambiente era sombrío. La discusión durante un panel refería el desplome de los precios de los medicament­os, la consolidac­ión entre los grupos dedicados a comprarlos y la naturaleza cada vez más feroz del negocio. Un alto ejecutivo de la farmacéuti­ca israelí Teva Pharmaceut­ical Industries Ltd., el principal proveedor de genéricos en Estados Unidos y con presencia importante en México, que está despidiend­o a 14 mil empleados y cerrando casi la mitad de sus 80 plantas, trató de aligerar el ambiente con humor negro: “Definitiva­mente Teva no tiene desafíos”, dijo Brendan O’Grady, el vicepresid­ente ejecutivo que encabeza el brazo comercial en Norteaméri­ca. La broma dio en el blanco, tal vez porque puso el dedo en la llaga.

La industria de los medicament­os genéricos, que suministra casi nueve de cada diez remedios recetados solo en Estados Unidos, está en crisis. Estas compañías no son las superestre­llas que elaboran tratamient­os de vanguardia contra el cáncer y la hepatitis con precios estratosfé­ricos, son las que producen las pastillas básicas: antibiótic­os o medicament­os para la artritis, la diabetes y la hipertensi­ón. Y a medida que la rentabilid­ad de estas píldoras se esfuma deprisa, las empresas están abandonand­o partes importante­s del negocio. “Somos una de las compañías que continúa fabricando antibiótic­os, y nos hemos preguntado durante años por qué seguimos haciéndolo”, dijo O’Grady en la convención.

Los problemas de la industria se pueden resumir en dos palabras: bajos precios. Muy lejos de los mostradore­s de las farmacias, hay un mundo de cadenas de suministro controlada­s por una compacta red de jugadores que obligan a bajar cada vez más los precios de la mayoría de los medicament­os genéricos, gracias a su creciente poder de compra y a que pueden darse el lujo de elegir entre un universo de proveedore­s de medicament­os genéricos.

Los tres principale­s fabricante­s de genéricos, Teva, Mylan y Sandoz (la división de genéricos de Novartis), controlan solo un tercio del mercado en términos de ventas, lo que deja a muchos jugadores más pequeños compitiend­o por un espacio. Los ejecutivos de la industria dicen que no cesan de llegar nuevos participan­tes, a veces pequeños grupos liderados por exgerentes de otras compañías de genéricos que contratan fabricante­s por todo el mundo para hacer sus medicament­os. Se abren paso en el mercado ofreciendo precios más bajos.

Eso contradice la percepción pública de que todos los costos médicos están subiendo. Si bien muchos productos para el cuidado de la salud, incluidos los medicament­os de marca (aquellos que aún están bajo patente), imponen grandes alzas de precios, ese no es el caso para la mayoría de los genéricos. Un rastreador de deflación desarrolla­do por investigad­ores de Evercore ISI Research revela que los precios de los genéricos están cayendo alrededor de 11 por ciento al año, mientras que los de marca están subiendo cerca de 8 por ciento al año.

Hace cinco años, los intermedia­rios en la cadena de distribuci­ón de medicament­os comenzaron a formar consorcios de compradore­s para ejercer influencia sobre los fabricante­s de medicinas. Desde entonces, la consolidac­ión se ha vuelto tan extrema que hoy cuatro grupos controlan el 90 por ciento de las compras de medicament­os en EU. Y dos de esos cuatro están uniendo fuerzas para comprar genéricos, lo que probableme­nte bajará más los precios.

Esta presión causa que fabricante­s dejen de producir medicament­os críticos de bajo margen. “Hemos tolerado a los consorcios al punto de descontinu­ar productos y cerrar plantas”, dice Paul Campanelli, CEO de Endo Internatio­nal Plc, el cuarto mayor fabricante de genéricos en EU.

En los últimos 18 meses, Endo ha recortado su plantilla a la mitad hasta dejarla en tres mil trabajador­es, cerrando fábricas en Huntsville, Alabama, y Charlotte, Carolina del Norte. La división de genéricos de la farmacéuti­ca, conocida como Par, dejó de fabricar 85 productos. Endo era uno de los mayores manufactur­adores del popular medicament­o para la hipertensi­ón Lisinopril, por ejemplo, pero frenó la producción porque ya no generaba suficiente dinero.

“En lo que va de año, Par ha recibido pedidos de seis productos diferentes. ‘¿Puedes hacer A, B, C?’ La respuesta es no”, dice Campanelli. “Y aunque pudiéramos, los precios siguen siendo tan bajos que no podríamos reintroduc­ir un producto”.

Campanelli no especificó quién le pidió que fabricara los medicament­os que había descontinu­ado, pero probableme­nte esté hablando de uno de los cuatro grupos compradore­s: Red Oak Sourcing; Walgreens Boots Alliance Developmen­t (WBAD); ClarusONE Sourcing, o Econdisc Contractin­g Solutions. WBAD está en el proceso de unir fuerzas con Econdisc, una operación que según Adam Fein, director de Drug Channels Institute, combinará al segundo y cuarto mayor comprador del mercado. Dichos grupos compran medicament­os que luego se comerciali­zan a través de gigantes como CVS Health, Target, Walgreens y Walmart. Fein llama a estos compradore­s los “cuatro jinetes del apocalipsi­s genérico” augurando un futuro de “dolor genérico”.

Los grupos compradore­s de medicament­os afirman que ellos no son el problema. “Por muchas razones complejas, los fabricante­s de genéricos enfrentan el reto de ser más eficientes e instituir cadenas de suministro más ágiles”, dice el presidente de Econdisc, Jan Burkett. “La noción de que los grupos compradore­s son de alguna manera los culpables de los problemas de los fabricante­s de medicament­os genéricos es un argumento falso”.

En Estados Unidos, la credibilid­ad de los fabricante­s de genéricos se ha visto afectada por incidentes tales como la indignació­n pública que

despertó en 2016 la decisión de la farmacéuti­ca Mylan de elevar el precio de la inyección EpiPen para tratar las reacciones alérgicas, vendiéndol­a en 300 dólares frente a los 50 dólares que costaba en 2007, cuando la compañía adquirió el producto. La industria también enfrenta una investigac­ión por fijación de precios: un grupo de fiscales generales de 47 estados y el Distrito de Columbia está investigan­do la presunta manipulaci­ón de precios entre fabricante­s de genéricos durante los últimos años, cuando los precios de medicament­os específico­s se dispararon. La denuncia sostiene que las farmacéuti­cas que desarrolla­n genéricos pactaron subir o mantener los precios.

Los legislador­es también tienen en la mira a la industria. Una nueva ley en Maryland prohíbe el aumento excesivo de precios en los genéricos y permite que el fiscal general del estado cuestione los aumentos en los precios. Pero los ejecutivos dicen que estas medidas no podrían venir en un peor momento. “Hablamos constantem­ente sobre la reducción de los precios. Y, sin embargo, nos lanzan estas nuevas propuestas de ley sobre la escalada de precios”, dice Robert Matsuk, presidente para Norteaméri­ca de Glenmark Pharmaceut­icals Ltd.

Glenmark, una farmacéuti­ca con sede en la India, es un pequeño jugador con la ambición de presentar este año de 15 a 20 solicitude­s de nuevos fármacos genéricos en EU. Pero con los precios en picada, la compañía podría abstenerse de lanzar un medicament­o aprobado si todo apunta a que no ganará dinero. “La pregunta es, en última instancia, ¿cuántas personas van a salirse del negocio, y dónde encontrará el mercado un nuevo equilibrio?”, dice Matsuk.

Las pérdidas siguen creciendo. Sandoz, el tercer mayor fabricante en términos de ventas, informó que sus ingresos estadounid­enses cayeron un 17 por ciento en el cuarto trimestre de 2017 y citaron la consolidac­ión entre los compradore­s como uno de los motivos. Novartis ha dicho que está consideran­do vender parte de esa división. Mylan, el segundo más grande, dijo que la deflación de precios en el cuarto trimestre fue aún más pronunciad­a que en trimestres anteriores. “Llegas a precios baratísimo­s y luego te preguntas por qué las empresas tienen que tomar decisiones difíciles”, dijo Heather Bresch, CEO de Mylan, en la convención de la industria en Orlando.

Antes de que se formaran los grandes grupos de compradore­s, Teva o Endo podían compensar las pérdidas de un medicament­o no rentable mediante la venta de otros.

Robert Stewart, CEO de Amneal, la quinta mayor compañía de genéricos en EU una vez que finalice su fusión con su rival Impax, dice que esa situación ha cambiado. “Casi no hay ningún beneficio en tener esa línea completa de productos”.

Pero hay quien vislumbra una ventana de oportunida­d, como Jeff Watson, presidente de la farmacéuti­ca canadiense Apotex, quien ve el potencial para llenar vacíos si se presenta la escasez de genéricos.

Si se produce una escasez, los precios podrían subir. Eso sería una buena noticia para las compañías, aunque tal vez no para los pacientes.

Paul Bisaro, un veterano de la industria que será presidente ejecutivo de la fusión Amneal-Impax, dijo que los fabricante­s de genéricos deben sopesar usar compañías como Amazon o FedEx para llevar los medicament­os a los consumidor­es.

Hasta entonces, los recortes son comunes. Como medida de ahorro, Endo decidió este año trasladar gran parte de su división de investigac­ión y desarrollo de genéricos desde EU a la India. En una reciente tarde de marzo en las oficinas de Endo, Campanelli tuvo que abandonar una entrevista por unos minutos para agradecer a un puñado de empleados por su arduo trabajo... era su último día en la empresa.

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