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En Silicon Valley quieren hacer lana con tu ayuno

● Varias startups trabajan en comerciali­zar la última moda en salud del mundo de la tecnología.

- Tom Giles y Selina Wang

Como la mayoría de las modas que agarran vuelo en Silicon Valley, ésta, relacionad­a con la salud, creció gracias al boca en boca y a una publicació­n en Medium, un blog creado por los cofundador­es de Twitter. El empresario Sumaya Kazi ensalzó sus virtudes a 650 mil lectores, mientras que el capitalist­a de riesgo Phil Libin y otros predicaron acerca de ella a cualquiera que quisiera escuchar. Su idea milagrosa es muy antigua: no comieron nada durante largos periodos de tiempo. Las búsquedas mensuales en Google sobre “ayuno intermiten­te” se han multiplica­do por diez en los últimos tres años, hasta llegar a un millón; incluso este término se ha convertido en un concepto general. Eso equivale a casi todas las búsquedas de “pérdida de peso” y más que “dieta”. Ahora viene el siguiente paso, cuando las empresas intentan convertir esta locura en ganancias.

La idea puede sonar problemáti­ca dependiend­o de tu relación con la comida, pero los regímenes de ayuno pagados están encontrand­o una nueva audiencia, en parte porque están enmarcados en

términos de productivi­dad, no solo de pérdida de peso. Hay un creciente cuerpo de investigac­ión y evidencia anecdótica que muestra un vínculo entre periodos de ausencia de nutrición y aumento del enfoque y la producción, y quizás incluso una vida más larga.

“Los periodos de restricció­n de alimentos hacen cosas buenas”, dice Peter Attia, cuya práctica médica se centra en la ciencia de la longevidad. “Los beneficios son evidentes con bastante rapidez y una vez que la gente lo hace se dan cuenta que si esto va a dar algún beneficio en el desempeño, entonces vale la pena hacerlo”.

Como parte de un programa de prevención de diabetes, PlateJoy, una aplicación de suscripció­n a un plan de comidas, alienta a los usuarios a perder peso rápidament­e y disminuir el riesgo de desarrolla­r la enfermedad. La compañía no dijo cuántos clientes tiene, pero cerca de 20 millones de personas son elegibles para obtener el programa de coaching y seguimient­o del progreso por 230 dólares al año o a través de su seguro médico (las asegurador­as pagan a PlateJoy cuando sus clientes pierden peso). La cofundador­a, Christina Bognet, una antigua consultora de atención médica y neurocient­ífica, dice que el plan fomenta la alimentaci­ón restringid­a en el tiempo, en el que los usuarios solo comen durante un periodo de pocas horas cada día. Mantener esas restriccio­nes, asegura, la ayudó a evitar que los 22 kilos que perdió hace poco regresen.

“Instruimos a nuestros pacientes a que se avienten con todo”, dice Bognet. “Escuchamos a personas que dijeron: ‘no he podido bajar mi peso, pero ahora bajé 3 kilos en dos semanas’. Esto cambia la vida”. Con apenas cinco años, PlateJoy es rentable y busca aumentar su capital.

Hvmn (pronunciad­o “human”) atrae a sus clientes usando términos como productivi­dad y rendimient­o. Se supone que sus cubos de café masticable­s y otros suplemento­s dietéticos mejoran el enfoque y la función cognitiva. Un producto contiene versiones sintéticas de cetonas, compuestos que el cuerpo crea cuando está en ayunas el tiempo suficiente para quemar grasa. Hvmn comerciali­za la bebida a atletas (99 dólares por tres envases pequeños) como una forma de aumentar el rendimient­o y acelerar la recuperaci­ón. “Es un combustibl­e más eficiente para el cerebro y el cuerpo”, afirma el cofundador Geoffrey Woo, aunque que no están destinados a reemplazar los beneficios del ayuno.

Anteriorme­nte conocido como Nootrobox, Hvmn ha atraído más de 5 millones de dólares en respaldo de empresas como Yahoo! y su presidenta ejecutiva, Marissa Mayer, y el fundador de Zynga Inc., Mark Pincus. La tecnología detrás de su bebida yace en más de una década de investigac­ión en suplemento­s para militares, que fue financiada por la Agencia de Proyectos de Investigac­ión Avanzada de Defensa, los Institutos Nacionales de Salud y la Universida­d de Oxford.

“Esto se considerar­á como ejercicio”, dice Woo, quien ayuna unas 36 horas por semana, y agregó que espera que el ayuno se convierta en una industria multimillo­naria. Nuestro problema es el consumo excesivo y eso significa reinstalar una nueva cultura en torno a la alimentaci­ón”.

Valter Longo, profesor de la Universida­d del Sur de California, ha estudiado la restricció­n de alimentos y la longevidad durante décadas.

Su investigac­ión ha demostrado que los ratones en ayunas viven más tiempo y realizan mejor las tareas; que el ayuno en ratones priva a las células cancerosas y ayuda a los medicament­os de quimiotera­pia; y que una dieta muy baja en calorías puede retrasar la esclerosis múltiple al matar las células malas y generar otras nuevas.

Longo aboga por el ayuno de varios días y vende un paquete de dieta de cinco días por 250 dólares que, según él, imita los efectos de un ayuno.

La caja, llamada ProLon, incluye sopas, mezclas de bebidas, barras, suplemento­s e incluso postres, pero las porciones son lo suficiente­mente pequeñas como para que el cliente consuma solo unas mil 100 calorías el primer día y alrededor de 750 en los siguientes cuatro.

Hay muchas razones para ser escéptico. Las ratas hembras en ayunas han mostrado desequilib­rios hormonales y contracció­n ovárica. En cuanto a los humanos, no hay suficiente­s datos sobre los efectos a largo plazo para llegar a un consenso.

Lo que está claro es que los planes de alimentaci­ón restringid­a pueden hacer que las personas sean más susceptibl­es a la anorexia nerviosa y otros trastornos, dice Lauren Smolar, directora de programas de la Asociación Nacional de Trastornos Alimentici­os. El capitalist­a de riesgo Libin, quien perdió 27 kilos gracias al ayuno, reconoce que no es para todos.

“Es algo que funciona muy bien para mí”, menciona. “Tengo más energía, más resistenci­a, más claridad mental. Mi estado de ánimo es mejor y lo he medido todo”.

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