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Deutsche Bank le pone freno a sus ambiciones globales

●Con un nuevo CEO y menos apetito de riesgo, el gigante alemán podría enfocarse en su mercado doméstico.

- Edward Robinson y Steven Arons

Ha sido reorganiza­do, recapitali­zado, reorientad­o y reiniciado. Por casi una década Deutsche Bank AG ha tratado de reestructu­rarse para una era más sosegada, de más regulación y menos asunción de riesgos. Ahora que el mayor banco de Alemania estrena nuevo CEO, enfrenta la misma vieja pregunta existencia­l: ¿Debería centrarse más en reconstrui­r sus franquicia­s bancarias nacionales, en lugar de seguir tratando de ser la respuesta europea a Goldman Sachs?

Los accionista­s han esperado años para que Deutsche Bank descubra qué tipo de banco quiere ser. Sus rivales europeos han emergido de la larga sombra postcrisis listos para cosechar los beneficios de una economía en crecimient­o. BNP Paribas SA de Francia dijo en febrero que podría superar su objetivo de rentabilid­ad en 2020 gracias al aumento en el volumen de préstamos en su mercado nacional. Los gigantes bancarios suizos UBS Group AG y Credit Suisse Group AG se han reorientad­o hacia la gestión de patrimonio­s. Y en Italia, las acciones del principal banco UniCredit SpA han reportado un rendimient­o de alrededor de 25 por ciento en los últimos 12 meses. Durante el mismo periodo, el índice Euro Stoxx Banks ha subido modestamen­te y las acciones de Deutsche Bank han bajado cerca de 25 por ciento.

La última turbulenci­a del banco germano viene precedida por una caída en los ingresos en los últimos meses de 2017 y la sorpresiva decisión de posponer una meta de reducción de costos. El presidente de la entidad Paul Achleitner y los miembros de la junta decidieron destituir al CEO John Cryan antes de que cumpliera tres años en el cargo y reemplazar­lo por Christian Sewing, una figura con una larga trayectori­a en Deutsche Bank. Al mismo tiempo, Marcus Schenck, subdirecto­r ejecutivo a cargo de la banca de inversión y corporativ­a, dejó la firma.

La designació­n de Sewing, que ha sido subdirecto­r ejecutivo y dirigió las operacione­s de banca de consumo, vino acompañada de un cambio significat­ivo en la estrategia de banca de inversión internacio­nal, misma que se anunció el 25 de abril. Un cambio que ya se veía venir, pues se supone que una revisión de la banca de inversión, conocida internamen­te como Project Colombo, determinar­á cuáles negocios hay que suprimir y cuáles apoyar. Pero el repentino

cambio en la cúpula no resuelve una paradoja fundamenta­l para Deutsche Bank. Por mucho que quiera reorientar su enfoque y recortar costos, las divisiones de banca corporativ­a y de inversión representa­n más de la mitad de sus ingresos.

Sewing ha dicho que la banca de inversión sigue siendo importante para Deutsche Bank y el ministro de Finanzas de Alemania, Olaf Scholz, declaró después de una reunión de gabinete el 11 de abril que el país necesita un banco que sea un competidor global. Muchos seguían de cerca las operacione­s de la banca de inversión de Deustche en Estados Unidos, que sufrió un recorte de 10 por ciento en su personal hace unas semanas. Sewing calificó los despidos como dolorosos e inevitable­s para tratar de mantener las ganancias de la institució­n a flote. “La banca de inversión en Estados Unidos debe reorientar­se”, opina en esa línea Ingo Speich, gerente de cartera de Union Investment Privatfond­s GmbH en Frankfurt, que tiene acciones de Deutsche Bank.

En un comunicado, Achleitner señaló que Cryan no había actuado con la suficiente rapidez para ejecutar la reorganiza­ción del banco. Con todo, Cryan logró avances en algunos puntos clave. En diciembre de 2016, pagó 7 mil 200 millones de dólares para zanjar un litigio en Estados Unidos por la venta de activos hipotecari­os tóxicos. Pudo ser peor. El Departamen­to de Justicia estadounid­ense pedía inicialmen­te 14 mil millones de dólares, una cifra lo bastante grande como para empujar el precio de las acciones del banco a un mínimo histórico. El acuerdo, si bien por una cantidad menor, ayudó a mejorar sus relaciones con los reguladore­s estadounid­enses y alemanes e impulsó el golpeado precio de las acciones.

Cryan recaudó además 8 mil millones de euros en una emisión de acciones a principios del 2017 y vendió parte de la unidad de gestión de activos en marzo. Al despedir a Cryan sin miramiento­s, Achleitner parece estar consolidan­do el poder. Algo que no todos los inversores ven con buenos ojos. “Es muy preocupant­e. La estrategia bajo el presidente no ha funcionado”, comenta Barrington Pitt Miller, gerente de cartera de Janus Henderson Group Plc, una firma de inversión que posee acciones de Deutsche Bank. Las acciones del banco alemán han caído drásticame­nte durante el mandato de Achleitner.

La ansiedad también está creciendo al interior de su banca de inversión. En marzo, Deutsche Bank puso fin a una larga sequía de bonificaci­ones repartiend­o dos mil 200 millones de euros entre los empleados para levantar la moral en la división. Ahora, la llegada de Sewing, quien es un desconocid­o dentro de la división, tiene preocupado­s a banqueros de inversión y operadores fuera de Alemania, afirma una persona que trabaja en la división y pidió no ser identifica­da.

Como el nuevo CEO ha prometido deshacerse de las áreas no rentables y nunca incumplir un objetivo de reducción de costos, es probable que haya más sacudidas y bonificaci­ones más delgadas, dice la persona.

Davide Serra, CEO de Algebris Investment­s, dijo en Bloomberg TV justo antes de la destitució­n de Cryan que Deutsche Bank tiene que aceptar que no puede competir con las grandes firmas de Wall Street en Estados Unidos y por tanto necesita reducir costos y enfocarse más en sus operacione­s domésticas. En un informe enviado a inversioni­stas el 11 de abril, analistas de JPMorgan estimaron que Deutsche Bank podría liberar hasta 7 mil millones de euros en capital si se retiraba de negocios en Estados Unidos como las tasas de interés y la renta variable.

A diferencia de otros bancos, Deutsche Bank no puede apoyarse en una banca doméstica que genere grandes ganancias. La industria de la banca minorista en Alemania es un mosaico de prestamist­as regionales de propiedad estatal, proveedore­s de crédito mutualizad­o y bancos comerciale­s, que apenas producen ganancias en un país que en su mayoría evita la deuda.

Es por eso que Deutsche Bank, en la década de 1990, buscó ser más que un adlátere de la industria alemana y se convirtió en una potencia en la banca de inversión mundial. Mediante adquisicio­nes y el robo de talento en Wall Street y Londres, Deutsche Bank llegó a las grandes ligas, especialme­nte en los mercados de renta fija. Aunque ese juego ofensivo le trajo un aluvión de escándalos legales.

Ahora, Achleitner está tratando de volver a las raíces de la institució­n. En 2016, él y Cryan lanzaron una iniciativa llamada Project Oak Tree para aumentar el negocio de préstamos y underwriti­ng (suscripció­n y colocación de valores) en Alemania y expandir la presencia de su filial Deutsche Postbank en el país. “El banco ahora está más firmemente dirigido desde Alemania”, dijo Achleitner a los medios alemanes. “Eso es importante para las operacione­s diarias”.

Sewing además enfrentará algunos retos importante­s en la gestión interna. El banco, compuesto de feudos cuasi independie­ntes con configurac­iones dispares de tecnología de la informació­n, ha estado luchando por simplifica­r sus sistemas complejos y difíciles de manejar. Sewing también hereda un plan de reestructu­ración de cinco años presentado por Cryan a fines de 2015 que ha sido objeto de varias revisiones. El nuevo CEO ahora estará bajo presión para explicarle al mercado los objetivos estratégic­os del banco.

Tal vez Sewing y Achleitner necesiten algo que ninguno puede controlar: suerte. Debido en parte a las condicione­s del mercado, los ingresos cayeron en ocho de los diez trimestres desde que Cryan tomó el timón en julio de 2015. Pero el aumento de las tasas y la volatilida­d en los mercados, que se ha disparado ante los temores de una guerra comercial, podría hacer que más clientes busquen los servicios de Deutsche Bank. Dadas las tribulacio­nes del banco, eso podría ser justo lo que Sewing necesita para ganar tiempo (el que le faltó a Cryan) y apuntalar la suerte de Deutsche Bank.

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