Congestión peligrosa
Habilitar la base aérea de Santa Lucía como aeropuerto comercial reduciría la distancia entre aviones en la zona de San Mateo, y haría los aterrizajes más peligrosos.
Según López Obrador y su equipo, el proyecto alternativo del aeropuerto no requiere compra de tierra, pues con el terreno federal de ambas instalaciones es suficiente. No se requieren obras de protección hidráulica y no se requerirían de nuevas vialidades en esta etapa inicial del proyecto. En total, según sus estimaciones, el valor total de la inversión sería de 169 mil millones de pesos, muy por debajo del costo del aeropuerto que está en construcción.
López Obrador escribió hace poco una carta en el periódico El Financiero buscando apaciguar las preocupaciones de los inversionistas. Dijo que no confiscará bienes y que los contratos relacionados con el aeropuerto serán revisados uno a uno “para evitar casos de corrupción”, al tiempo que se respetarán los derechos de quienes hayan adquirido bonos que financian la construcción de la obra.
Pero el analista de Eurasia Group, Carlos Petersen, no le cree. “Está convencido de que el aeropuerto es un mal proyecto, no cambiará de opinión”, dijo en una entrevista telefónica.
Hace unas semanas, el hombre más rico de México salió en defensa del nuevo aeropuerto, lo que costó un enfrentamiento con López Obrador. El multimillonario Carlos Slim, cuya compañía está construyendo una de las pistas además de la futurista terminal de pasajeros diseñada por su yerno, el arquitecto Fernando Romero, declaró que el nuevo aeropuerto será un detonante económico muy importante para la zona. “Suspender el proyecto es suspender el crecimiento del país”, dijo el empresario. El banco de Slim, Inbursa, también invirtió fuertemente en la oferta pública inicial del aeropuerto, sobre todo a través de la Afore que administra.
El mes pasado, el grupo detrás del aeropuerto colocó una oferta pública inicial de mil 600 millones de dólares en títulos Fibra E, un instrumento que dará a los inversores un derecho sobre algunos ingresos.
Parte de la construcción también está respaldada por 6 mil millones de dólares en bonos vendidos por un fideicomiso que otorga a los acreedores derechos exclusivos sobre las tarifas TUA aplicada a los pasajeros, primero en el antiguo aeropuerto y luego en el nuevo.
Los bonos han estado entre las deudas con mejor rendimiento del país en las últimas semanas. La deuda incluye una provisión que exige el reembolso inmediato del principal y los intereses, si un cambio gubernamental interrumpe el flujo de tarifas de pasajeros previstas en el fideicomiso. "La estructura está destinada a proteger el aeropuerto”, dijo Petersen, el analista de Eurasia. “Mientras más inversión privada tengas involucrada a través de diferentes instrumentos, más difícil será cancelarlo. Claramente esa era la intención”.
“Los aeropuertos se construyen primero desde el aire y luego hacia el suelo”