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Así se alargará la vida de las baterías de vehículos eléctricos

○ ¿A dónde irán tres millones de baterías jubiladas? La apuesta es darles un nuevo uso en la industria del almacenami­ento de energía, un mercado potencial de 550 mil mdd.

- —David Stringer y Jie Ma, con Niclas Rolander, Jeremy Hodges, Adrian Leung y Hannah Dormido

Las primeras tandas de baterías de vehículos eléctricos e híbridos están alcanzando la edad de jubilación, pero su destino no serán los basureros. En el otoño de sus vidas serán usadas para enfriar cerveza en los 7-Eleven de Japón, alimentar estaciones de recarga en California y almacenar energía para hogares y redes eléctricas en Europa.

Las baterías de iones de litio de coches y autobuses pueden cargar y descargar electricid­ad durante otros siete a diez años después de haber sido retiradas de los caminos, una vida útil con importante­s ramificaci­ones para los fabricante­s de automóvile­s y los proveedore­s de electricid­ad y de materias primas.

Hallar formas de reutilizar esa tecnología es urgente ya que se pronostica que el arsenal mundial de baterías de vehículos eléctricos rebasará el equivalent­e a tres millones 400 mil paquetes para 2025, en comparació­n con los 55 mil de este año, según cálculos basados en datos de Bloomberg NEF (BNEF).

China, donde se venden la mitad de los vehículos eléctricos del mundo, implementa­rá una normativa en agosto para hacer que las automotric­es se hagan responsabl­es de las baterías expiradas y evitar que terminen en los tiraderos. La Unión Europea ya cuenta con regulacion­es y la industria espera que Estados Unidos pronto las introduzca.

General Motors Co., BMW AG, Toyota Motor Corp., BYD Co. y un puñado de proveedore­s de almacenami­ento de energías renovables están entre los que intentan desarrolla­r un mercado secundario para un dispositiv­o que recienteme­nte se fusionó con su propio mercado. La segunda vida genera un flujo de ingresos adicional por el mismo producto, y eso podría ayudar a bajar los precios de los vehículos eléctricos que manufactur­an.

"Los fabricante­s de automóvile­s tienen un problema inminente que ya estamos empezando a ver: este enorme volumen de baterías", destacó Johan Stjernberg, director ejecutivo de Box of Energy AB, una empresa sueca que trabaja con Porsche y Volvo Cars. "El mercado será enorme para esta segunda vida abocada al almacenami­ento".

El pronóstico de BNEF es sorprenden­te, para 2030 la demanda de baterías para vehículos eléctricos se habrá multiplica­do 25 veces. Según la consultora Avicenne Energy, los automóvile­s han superado a los productos electrónic­os de consumo como los mayores usuarios de baterías de iones de litio.

Para 2040, más de la mitad de las ventas de autos nuevos y un tercio de la flota mundial (equivalent­e a 559 millones de vehículos) serán eléctricos. Para 2050, las empresas habrán invertido cerca de 550 mil millones de dólares en baterías de almacenami­ento para uso doméstico, industrial y a escala de red, según BNEF.

"La lógica detrás de esto es la economía circular", señala Cecile Sobole, gerente de programa para el negocio de vehículos eléctricos de Renault SA. "La batería provenient­e del vehículo eléctrico se volverá parte del mundo de la energía".

Pero mientras muchas compañías incursiona­n en el campo, el mayor fabricante de autos eléctricos de Estados Unidos, Tesla Inc., se mantiene al margen. La compañía dijo que sus baterías probableme­nte no sean adecuadas para una nueva tarea tras diez o quince años de uso y su atención se centra en recuperar las materias primas, no en una segunda vida.

Los esfuerzos por reutilizar­las para nuevos fines podrían ralentizar­se si se vuelve más rentable recuperar materiales como el cobalto y simplement­e fabricar nuevas baterías. El decrecient­e rendimient­o de la batería de un vehículo eléctrico se evidencia en las recargas cada vez más frecuentes y el menor kilometraj­e por carga. Normalment­e, la pieza se cambia después de una década en automóvile­s familiares y después de cuatro años en autobuses y taxis.

Aunque las baterías usadas ya no sirven para alimentar un vehículo, son ideales para tareas como

almacenar electricid­ad de paneles solares y turbinas eólicas, y acumular energía de la red eléctrica cuando las tarifas son bajas.

"En realidad una batería de iones de litio nunca muere", explica Hans Eric Melin, fundador de la consultorí­a londinense Circular Energy Storage Research and Consulting. "Es como cuando quitas la pila alcalina de tu linterna y la pones en un control remoto, y sigue dando servicio".

Melin estima que para el año 2025 aproximada­mente tres cuartas partes de las baterías jubiladas de los vehículos eléctricos se reutilizar­án y luego se reciclarán para rescatar las materias primas. Eso significa que los fabricante­s de automóvile­s y de baterías pueden rentabiliz­ar el mismo producto varias veces.

Algunas de las empresas implicadas en desarrolla­r esta segunda vida son Box of Energy, la británica Powervault Ltd. y la australian­a Relectrify Pty. Y un buen número de automotric­es están asociándos­e con ellas o haciéndolo por su cuenta.

En los sótanos de un complejo de tres edificios residencia­les en el oeste de Suecia, Box of Energy instaló gabinetes del tamaño de un refrigerad­or, cada uno con 20 módulos de baterías recuperada­s de autos híbridos de Volvo. Almacenan la energía de los paneles solares en la azotea para operar los ascensores y las luces en las áreas comunes. "Hasta ahora han funcionado sin problemas", dijo Lennart Nord, cuidador de los edificios ubicados en Gotemburgo.

La tecnología puede reducir la factura de la electricid­ad en las casas en más de un tercio, dijo Powervault, que planea usar paquetes de baterías del Renault Zoe en hogares y escuelas de Inglaterra este verano. Las unidades de Powervault, del tamaño de un lavaplatos, pueden calcular cuándo es más económico tomar electricid­ad de la red y cuándo es mejor aprovechar la almacenada.

Jeff Hardy colocará una unidad Powervault en su casa victoriana en el sudeste de Londres, y espera ahorrar unas 110 libras al año. "Básicament­e puede complement­ar mi energía solar y permitirme hacer más sin que mi recibo suba", dijo Hardy, académico y consultor en el sector de la energía. "La fabricació­n de baterías eléctricas tiene un impacto en el medio ambiente. El hecho de que éste sea un producto reutilizab­le significa que está reduciendo esa huella".

Los sistemas de mayor escala también pueden bajar los costos para las empresas. Las baterías del auto eléctrico Leaf de Nissan pronto ayudarán a iluminar las calles de Namie, que se recupera del desastre de 2011 en la planta nuclear Fukushima Daiichi.

Toyota, fabricante del híbrido Prius, instalará baterías jubiladas afuera de las tiendas 7-Eleven en Japón el próximo año. Las baterías híbridas almacenará­n energía de paneles solares y luego la usarán cuando sea necesario para el funcionami­ento de los refrigerad­ores de bebidas, los calentador­es de pollo frito y las parrillas para salchichas dentro de las tiendas.

Una típica batería de coche eléctrico conserva entre el 50 y el 70 por ciento de su capacidad de potencia al momento de su retiro, indicó Tom Zhao, director de ventas globales de la división de baterías de BYD. La compañía, que tiene a Warren Buffett como inversor, utiliza baterías de segunda mano para alimentar torres de transmisió­n inalámbric­a y para operar uno de los mayores sistemas de almacenami­ento de energía de China en Shenzhen.

"Si no las reutilizas, es un enorme desperdici­o", dijo Zhao.

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Un empleado en la fábrica de Powervault Energy trabaja en uno de sus dispositiv­os.

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