Las separaciones de familias en EU han terminado, aunque el caos de la política de Trump sigue vigente.
No todos los niños que fueron separados de sus padres por las autoridades de EU han sido reunidos con ellos y las cicatrices permanecen. La administración de Donald Trump afirma que en su mayoría cumplió con un plazo ordenado por la corte para reunir a las familias migrantes separadas en la frontera. Aunque sea cierto, esta es una historia sin finales felices.
Más de 700 de los casi 3 mil niños separados de sus familiares permanecen en manos del gobierno, ya sea porque sus padres han sido deportados o porque han faltado verificaciones de ellos.
Muchos de los deportados parecen haber sido engañados para que accedieran a irse sin sus hijos, e incluso los niños que están con sus padres sufrirán cicatrices psicológicas de lo que el presidente de la Academia Estadounidense de Pediatría ha llamado “abuso infantil sancionado por el gobierno”.
Esta crisis podría haberse evitado fácilmente. El Fiscal General de EU, Jeff Sessions, introdujo innecesariamente su política draconiana de detener y enjuiciar penalmente a todos los migrantes, incluidos los solicitantes de asilo, atrapados tratando de cruzar ilegalmente a EU, en un momento en que las aprehensiones en la frontera sudoccidental están en mínimos históricos.
Tan pronto como Sessions cambió la política fronteriza, el gobierno se encontró en un dilema. Para lidiar con todos los niños, el Departamento de Salud y Servicios Humanos tuvo que alojarlos en “refugios de afluencia” a un costo de cientos de dólares por niño cada noche. Decenas de millones de dólares en fondos tuvieron que ser cambiados de otros programas; el creciente número de casos desvió a los fiscales federales de perseguir a los narcotraficantes; el Pentágono fue convocado para proporcionar abogados y alojar a niños en bases militares.
Bajo presión de los tribunales y una protesta pública, la administración se ha alejado de los procesos penales que resultaron en separaciones familiares. Aun así, necesita terminar de limpiar el desastre que ha creado. Los niños no pueden quedar en el limbo y necesitan reunirse rápidamente con los miembros de su familia. El Congreso tiene la responsabilidad de presionar al Ejecutivo sobre los orígenes y el costo de la crisis para ejercer una supervisión efectiva.
La administración de Trump asegura que sus políticas de línea dura disuaden a quienes podrían cruzar la frontera. Pero la evidencia de los esfuerzos anteriores en la detención familiar muestra que no lo hacen. Esta crisis solo ha sembrado la miseria y el caos, y retrasó aún más una discusión en EU muy necesaria sobre la reforma migratoria integral.