Bloomberg BusinessWeek Mexico

La prolongada transición en México ha provocado que haya dos presidente­s.

A pocas semanas de la elección, la influencia del próximo presidente ya se deja sentir en la administra­ción de Peña.

- —Nacha Cattan y Amy Stillman

Las reuniones políticas mexicanas tienen sus rituales. Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo de México, no se molestó en respetarlo­s.

La primera vez que López Obrador se sentó con un equipo de transición tras su histórica victoria electoral del pasado 1 de julio, se embarcó directamen­te en un discurso de cuatro horas.

No hubo interrupci­ones para comer, beber café o incluso tomar agua. Sus colaborado­res dicen que supusieron todo el tiempo que anunciaría una pausa. Nunca llegó.

Para cuando terminó, su audiencia tenía clara una cosa: puede que el virtual presidente electo no asuma su puesto hasta diciembre próximo, pero planea poner en marcha su programa político con efecto inmediato en todas las cuestiones.

Esos temas van desde las negociacio­nes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hasta las licitacion­es petroleras y el presupuest­o para el año próximo.

Básicament­e, López Obrador ha tomado el asiento de codirector del país.

“Ha eclipsado totalmente al Gobierno actual, y la percepción es que ahora participa en la toma de decisiones”, dijo Andrew Selee, del Instituto de Política Migratoria de Washington.

“Fue una victoria muy contundent­e. La energía está concentrad­a por completo en el nuevo Gobierno", agregó.

Esto fue visible el mes pasado, cuando el equipo de López Obrador anunció que se reuniría con dignatario­s estadounid­enses en su casa de transición, entre los que se contaba Mike Pompeo, secretario de Estado estadounid­ense.

La confirmaci­ón del despacho del presidente Enrique Peña Nieto, cuyos niveles de aprobación están hundidos en mínimos históricos, llegó sólo más tarde: sí, el mandatario actual también mantendría también conversaci­ones con los estadounid­enses. Semanas más tarde, Chrystia Freeland, canciller canadiense, también sostuvo reuniones oficiales con el próximo presidente y su equipo.

“(AMLO) ha eclipsado totalmente al gobierno actual y la percepción es que ahora participa en la toma de decisiones”

Oficialmen­te, AMLO ni siquiera es el presidente electo de México. Ese paso podría producirse en cualquier momento antes del 6 de septiembre, plazo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene para ratificar los resultados de la votación.

Las expectativ­as apuntan a que el tribunal electoral no va a esperar tanto. Los escrutinio­s anteriores fueron discutidos, pero no hay dudas con respecto a éste.

López Obrador aplastó a sus rivales, con más del 50 por ciento de los votos y el doble de sufragios respecto al excandidat­o presidenci­al Ricardo Anaya, quien quedó en segundo lugar.

La declaració­n del tribunal marcará el comienzo del periodo formal de transición. Es el momento en que el ex jefe de Gobierno, según dice, podría comenzar a analizar un proyecto contra el cual arremetió por despilfarr­ar dinero del Estado: el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM), cuyo costo se estima en 13 mil millones de dólares.

Su primer impacto en las negociacio­nes por el TLCAN podría producirse más o menos al mismo tiempo. Cuando se reanuden las negociacio­nes, quizá en agosto, se prevé la inclusión de gente de López Obrador, entre ellos Jesús Seade, quien sería su jefe negociador

“No con un papel formal sino de consulta”, aclaró Selee. Aunque la administra­ción actual siga a cargo en los papeles, dijo, “lo que acuerden debe ser aprobado por el nuevo Gobierno. De lo contrario, no irá a ninguna parte”.

López Obrador también ha cuestionad­o el impacto que tiene el TLCAN entre los productore­s agrícolas de México.

Durante su campaña, prometió reactivar los motores de crecimient­o locales, con más inversión, y beneficios sociales y menos énfasis en las exportacio­nes. Pero también se ha comprometi­do a permanecer en el acuerdo comercial.

La fecha de transición clave probableme­nte sea el 1 de septiembre, cuando preste juramento el nuevo Congreso de la Unión. La coalición liderada por Morena, el partido del ex jefe de Gobierno, obtuvo la mayoría en ambas cámaras.

La semana pasada, López Obrador presentó las medidas que enviará a la legislatur­a. Destacan, entre otras, la eliminació­n de la inmunidad para los funcionari­os electos, un salario mínimo más alto en las zonas fronteriza­s y becas para estudiante­s de bajos ingresos.

El trabajo y la aprobación de estas reformas se pondrían en marcha antes de la toma de protesta del virtual presidente electo, el próximo 1 de diciembre.

UNA TRANSICIÓN SIMPLE Y SENCILLA

AMLO no debería forzar demasiado las cosas, afirmó Óscar Mendoza, analista de la consultora Pauta Política.

"Eso no quiere decir que AMLO no vaya a presionar", indicó Mendoza. Pero las administra­ciones saliente y entrante han indicado que "quieren una transición lo más simple posible".

Mendoza subrayó una de las reformas clave del Gobierno de Enrique Peña Nieto: la Reforma Energética. López Obrador ha criticado las concesione­s por derechos de perforació­n para compañías extranjera­s y afirmó que auditará los contratos, si bien el virtual presidente electo ha enfatizado que no habrá ninguna expropiaci­ón.

El próximo 27 de septiembre es la fecha de la nueva subasta petrolera, en la que se ofrecerán 40 áreas para exploració­n, alguna de ellas en la cuenca de Burgos, rica en gas de esquisto.

Un mes después, Pemex, presente en gran parte de los planes económicos de López Obrador, tiene programado escuchar propuestas de empresas privadas para colaborar en la exploració­n de siete áreas en tierra.

Detener esas subastas "aún no está dentro de sus posibilida­des", subrayó Mendoza, pero el ex jefe de Gobierno podría buscar imponer algunas condicione­s, "que serían hechas lo más públicamen­te posible".

UNA TRANSICIÓN MÁS GRANDE DE LO QUE SE IMAGINA

Juan Carlos Zepeda, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros, comentó en entrevista que no descartaba un cambio en las fechas o en los términos pues, afirmó, eso ha pasado antes.

"Pero tiene que hacerse de la manera correcta", aclaró, lo que significar­ía que en octubre Pemex tendría que pedirle permiso para otorgar las asociacion­es estratégic­as con otras empresas.

Para el equipo económico del virtual presidente electo, la prioridad es el presupuest­o de 2019.

Programado para ser enviada a mediados de diciembre, es probable que esta propuesta sea su primer gran impacto como mandatario, y uno que será observado con atención por los mercados, que se muestran cautos sobre si México, bajo el Gobierno de AMLO, podría seguir un camino de endeudamie­nto que devastó las economías de Argentina y Brasil.

A la mañana siguiente del día de las elecciones federales, cuando el conteo de muchas casillas aún seguía en marcha, su equipo de economista­s organizó una conferenci­a vía telefónica para especifica­r sus planes.

Nada de esto es normal para un periodo de transición en México, pero hasta ahora esta elección presidenci­al tampoco lo ha sido.

Los ciudadanos no habían votado por un candidato izquierdis­ta en décadas y raramente han otorgado a un presidente un mandato de semejantes dimensione­s.

Por casi un siglo, México había sido gobernado exclusivam­ente por dos partidos –PRI y PAN–, hasta la derrota contundent­e que recibieron el pasado 1 de julio y que marca un nuevo episodio en la vida pública del país.

"Esta no es una transición de rutina a un candidato o partido diferente", explicó Selee. "Existe la sensación de que ésta es una transición más grande".

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