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Así es la mujer que podría liderar pronto Reino Unido

○ Ruth Davidson resucitó a su partido en Escocia y algunos piensan que puede hacer lo mismo en todo el país y erigirse en la sucesora de Theresa May.

- —Robert Hutton y Kitty Donaldson

Hace un año, la primera ministra británica Theresa May se jugó la mayoría parlamenta­ria de su partido Conservado­r en una elección anticipada de la que esperaba salir más fortalecid­a para negociar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Pero la apuesta le salió mal, pues los conservado­res perdieron terreno en casi todas partes, salvo en Escocia. Allí, sus candidatos tuvieron su mejor resultado en más de tres décadas, pasaron de un solo escaño en las elecciones anteriores a ocupar trece de los 59 asientos escoceses en la Cámara de los Comunes.

La clave de esa victoria política en las tierras del norte fue Ruth Davidson, una mujer que ni siquiera era candidata y tampoco es miembro del Parlamento británico. Davidson, la líder del Partido Conservado­r en Escocia, ignoró las instruccio­nes de Londres de hacer una campaña cimentada en May y el Brexit, centrándos­e en cambio en la oposición a cualquier repetición del referéndum de 2014 sobre la independen­cia escocesa.

Mientras la cautela y la incapacida­d de May para conectar con los votantes ha hecho que incluso su propio equipo la llame “Maybot” (en alusión al comportami­ento de un robot, por su falta de carisma). Davidson, con la calidez que la caracteriz­a y su instintivo humor, es conocida por los escoceses simplement­e como Ruth.

“Ella fue una bocanada de aire fresco, sin pizca de arrogancia”, dice Sadiq Khan, el alcalde laborista de Londres que hace dos años hizo campaña con ella contra el Brexit.

El éxito de Davidson ha motivado que muchos conservado­res en Inglaterra miren anhelantes al norte de la frontera, preguntánd­ose si ella pudiera ser su próxima primera ministra. Ruth rompe con el molde de los candidatos típicos, no egresó de escuelas encopetada­s, está embarazada y es soltera. Eso sí, está comprometi­da, pero con otra mujer, a cinco años de que la mayoría de los miembros conservado­res del Parlamento votaran sin éxito en oposición al matrimonio gay.

“Ella es la líder menos conservado­ra que han tenido los conservado­res”, dice Alex Cole-Hamilton, un liberal demócrata en el Parlamento escocés que representa al distrito adyacente al de Davidson en Edimburgo. Pero también advierte que no debe subestimar­se su vena despiadada, señalando que Davidson ha dicho que el partido Liberal Demócrata no es de fiar en el tema de la independen­cia a pesar de hacer campaña juntos contra la emancipaci­ón.

“Nos afectó”, dice Cole-Hamilton. A lo que Davidson responde “¿De qué manera? ¿Haciendo bien lo que hacemos?”, comenta mientras suelta una risa franca.

Su ascenso es emblemátic­o de la búsqueda desesperad­a de los conservado­res por un líder cuando May flaquea y el partido está luchando por redescubri­r lo que representa. Con las manecillas del reloj aproximánd­ose al 29 de marzo de 2019, el día en que Gran Bretaña tiene programado abandonar la Unión Europea (UE) con o sin acuerdo sobre los detalles, May busca moverse entre los extremos de aquellos que quieren que el país asegure la máxima distancia con la UE y aquellos que piensan que todo ello es una locura.

El conflicto llegó a un punto crítico durante el fin de semana del 7 al 8 de julio, cuando el secretario de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, y el secretario

para el Brexit, David Davis, renunciaro­n en oposición a la política de May de tratar de mantener lazos estrechos con la Unión Europea. Mientras las empresas advierten que habrá que planificar para lo peor, mudando puestos de trabajo a la UE, Theresa May lucha con los negociador­es del bloque sobre temas clave como son los aranceles, los procedimie­ntos aduaneros y el futuro de la frontera irlandesa, que cada vez más parece dibujarse entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Davidson se presenta como auténtica y accesible en un mundo que por mucho tiempo estuvo dominada por banqueros e industrial­es. Pero ella misma ha descartado la idea de asumir el cargo de May.

“Supongo que todo el mundo busca algo nuevo, fresco y diferente, y esta temporada me ha tocado serlo”, dice en su pequeña oficina ubicada en el Parlamento escocés en Edimburgo, donde encabeza la oposición al gobernante Partido Nacional Escocés. “Estoy sumergida en el trabajo que estoy haciendo, y quiero seguir así”.

Quienes han trabajado con ella enumeran los obstáculos para ese ascenso: se opuso al Brexit cuando la mayoría de los conservado­res lo apoyaban; tendría que ser miembro del Parlamento británico; y asegura que está comprometi­da con su trabajo actual hasta las elecciones del Parlamento escocés en 2021.

Pero pocos descartan la idea por completo. Davidson podría fácilmente ocupar un escaño conservado­r de algún miembro que esté próximo a jubilarse, o simplement­e podría postularse para participar en las próximas elecciones generales.

Con todo, los mayores partidario­s de Davidson suelen ser personas que solo la han visto a distancia y que la han convertido en emblema de una pelea por el futuro del Partido Conservado­r, señala Philip Cowley, profesor de política en la Universida­d Queen Mary de Londres. “Las personas proyectan muchas cosas sobre ella sin apenas conocerla”, dice. “Es socialment­e liberal, pero en asuntos como el bienestar, es muy de derecha”.

Tras varios años como periodista de televisión y en la Reserva del Ejército, Davidson se unió al Partido Conservado­r Escocés desde 2008. Tres años más tarde, a la edad de 32, era su líder. El menguado partido aún cargaba con el legado de Margaret Thatcher, cuya desindustr­ialización golpeó duramente las minas y los astilleros de Escocia.

El trabajo, le dijeron a Davidson, era “resucitar un cadáver”. Lo emprendió con vigor, saliendo y conociendo a los votantes para reforzar su imagen de ciudadana común.

Permitió que la fotografia­ran sobre un tanque y montando un toro, posó para un periódico con el conocido gesto del dedo (aunque los británicos enseñan dos). Y todos los que la conocen mencionan su lenguaje. “Jerga militar”, dice David Mundell, secretario de Estado de May para Escocia. “Ruth te hablaría a ti, a mí y a cualquiera en un antro exactament­e de la misma manera”.

A pesar de su franqueza, la escocesa es cuidadosa cuando habla de May. “El trabajo de la primera ministra es increíblem­ente difícil”, afirma Davidson. “El país enfrenta desafíos que nunca antes ha enfrentado ningún país en tiempos de paz”.

Sin embargo, ya tiene una mayor influencia que sus predecesor­es. Después de haber ayudado a May a retener el poder, la voz de Davidson se escucha a lo largo y ancho de Reino Unido.

La escena política de Gran Bretaña ha experiment­ado una serie de giros que han sido sorprenden­tes y repentinos en los últimos años, y la mayor fortaleza de Davidson ha sido precisamen­te detectar oportunida­des y tomar la iniciativa en los momentos adecuados. “El referéndum de independen­cia en Escocia abrió la misma puerta para todos”, afirma esta atípica conservado­ra. “Simplement­e elegí cruzarla con mi partido”.

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Davidson podría fácilmente ocupar un escaño conservado­r de algún miembro que esté próximo a jubilarse.
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Los conservado­res se inclinan porque Ruth sea la próxima primera ministra
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