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Varios estados de EU valoran más sus negocios que la persecució­n de ilegales.

○ El sentimient­o antimigrat­orio no puede contra los negocios.

- —Margaret Newkirk

En 2011, los estados de todo el sureste de Estados Unidos aprobaron leyes que amenazaban a los empleadore­s con graves consecuenc­ias, incluida la pérdida de su licencia para hacer negocios, si no se inscribían en un servicio federal de datos llamado E-Verify para comprobar el estatus legal de las nuevas contrataci­ones de personal. Siguiendo el modelo de las medidas de 2008 en Arizona y Mississipp­i y anunciado como una reprimenda a la administra­ción Obama que parecía no hacer nada, las leyes fueron más allá que las de esos estados que solo exigían revisiones para el nuevo personal de las agencias estatales y sus contratist­as.

Siete años después, esas leyes parecen haber sido más bien ladridos políticos que mordidas severas. Ninguno de los estados del sur que extendió E-Verify al sector privado ha cancelado una sola licencia comercial, y únicamente Tennessee, implementó las multas. La mayoría de las empresas atrapadas violando las leyes no tuvieron consecuenc­ias.

En Georgia, el departamen­to que audita el cumplimien­to de la ley E-Verify nunca recibió dinero para hacerlo. En Luisiana, donde la ley contra la contrataci­ón de empleados no verificado­s puede llevar a la cancelació­n de contratos públicos o la pérdida de licencias comerciale­s, no se ha cancelado ninguno, no se han suspendido las licencias y el estado informa cero quejas “procesable­s” desde que el mandato entró en vigencia en 2012. En Mississipp­i, nadie parece saber quién aplica la ley E-Verify. La legislació­n local parece dar ese trabajo a su Departamen­to de Seguridad del Empleo, que no

sabe al respecto y remitió las preguntas a la oficina del fiscal general, que no sabe quién es responsabl­e.

Lo mismo pasa en Alabama, donde el Departamen­to de Trabajo señala a la Agencia de Aplicación de la Ley de Alabama, que no hace cumplir la ley ni sabe quién lo hace. Los fiscales de distrito, que presentan denuncias bajo el amparo de la ley, dicen que la ejecución recae en la fiscalía general del estado. “¿Qué se supone que debemos hacer?”, pregunta su portavoz Joy Patterson. “No estoy al tanto de nada de eso”.

Scott Beason, un exsenador estatal que defendió la ley de Alabama, lamenta la falta de cumplimien­to. “Parece que hemos ingresado a una nueva era en el estado, donde si el Ejecutivo no quiere hacer cumplir una ley, todos dicen que no saben quién debe hacerlo”. Más que eso, la falla en el cumplimien­to de las leyes de E-Verify subraya cuán complicado es el debate de inmigració­n.

Incluso en estados profundame­nte republican­os enamorados de la represión de la inmigració­n, castigar a los negocios es una mala política. “Los legislador­es obtuvieron todos los beneficios políticos de apoyar la aplicación de la ley de inmigració­n, pero no el costo político de perjudicar a las empresas”, explica Alex Nowrasteh, analista del Instituto Cato. “Estos son estados que desean aplicar leyes de inmigració­n, donde el electorado está sólidament­e detrás de ellas y la política está detrás de ellos, e incluso allí no quieren imponer sanciones a los negocios”.

Se espera que la Ley de Fuerza Laboral Legal, un proyecto legislativ­o que instituirí­a un sistema nacional E-Verify, sea debatido en el pleno de la Cámara de Representa­ntes de EU en septiembre. Patrocinad­a por el legislador republican­o de Virginia, Bob Goodlatte, presidente del comité judicial de la Cámara, partes de la iniciativa de ley ya han sido impulsadas por otros políticos de línea dura en materia migratoria. Hasta el momento, ninguna de las propuestas ha logrado ser aprobada por el Congreso. La Federación por una Reforma Migratoria en EU (FAIR, por sus siglas en inglés) alista una campaña digital para señalar y avergonzar a los legislador­es que impulsan la ley. El presidente de FAIR, Daniel Stein, dice que este es solo el último ejemplo de las fisuras entre el grupo que domina al Partido Republican­o y a los republican­os de base.

Introducid­o en la década de 1990 como un programa voluntario, E-Verify se convirtió en obligatori­o para los contratist­as federales en 2009. Las empresas se inscriben firmando un memorando de entendimie­nto con el Departamen­to de Seguridad Nacional de EU diciendo que usarán el sistema para nuevas contrataci­ones. El departamen­to no exige el cumplimien­to, pero recopila datos que sugieren que no todos los inscritos lo utilizan. Georgia, por ejemplo, tiene 101 mil 667 empresas inscritas, la mayor cantidad en el país. También tiene el porcentaje más bajo (23 por ciento) de miembros que verificaro­n electrónic­amente alguna contrataci­ón en el último año.

Para las empresas que usan E-Verify, la mayor motivación es el temor a las redadas de inmigració­n y no la represión estatal, ya que la participac­ión en el programa ayuda a proteger a los empleadore­s de juicios federales por la contrataci­ón de inmigrante­s ilegales. Ha sido en contra de la ley federal desde 1986 contratar deliberada­mente trabajador­es indocument­ados. La redacción de la ley engendró una industria artesanal de documentos falsos, subcontrat­istas que ocupan a otros subcontrat­istas que contratan a más subcontrat­istas, y el uso de agencias y trabajador­es independie­ntes, protegiend­o a los empleadore­s del conocimien­to del estatus legal de un trabajador. Los críticos dicen que E-Verify fomenta la discrimina­ción y está lleno de lagunas.

Las leyes generalmen­te requieren que los empleadore­s presenten declaracio­nes juradas que demuestren que se han inscrito en E-Verify para renovar sus licencias comerciale­s. Carolina del Sur es el único de los nueve estados privados de E-Verify que realiza auditorías. El Departamen­to de Trabajo, Licencias y Regulación del estado envía correos a aproximada­mente el 2 por ciento de los empleadore­s cada año pidiendo listas de trabajador­es y comprobant­es de verificaci­ón. Alrededor de 17 por ciento de los auditados del año pasado estaban fuera de cumplimien­to. El estado citó a mil 631 empleadore­s de 2013 a 2017. Ninguno fue castigado más allá de tener que presentar informes trimestral­es por un año.

Muchos estados con leyes E-Verify construyer­on las lagunas desde el principio, incluidas las exenciones para los trabajador­es temporales (Carolina del Norte) y los trabajador­es agrícolas, pescadores, mucamas y niñeras (Carolina del Sur). Los grupos empresaria­les lucharon por esas lagunas. “Fuimos nosotros contra la Cámara de Georgia, la Cámara de la zona metropolit­ana de Atlanta y las grandes firmas agrícolas”, comenta D.A. King, presidente de Dustin Inman Society, un grupo a favor de la aplicación de la ley que lleva el nombre de un adolescent­e asesinado en un accidente automovilí­stico en el que el otro vehículo era conducido por un ilegal. Georgia no implementa la obligatori­edad de E-Verify para el sector privado y tiene un consejo que escucha las inquietude­s en el sector público. De las 22 quejas que recibió en seis años, 20 fueron de King.

Casi como evidencia de su propia futilidad, las leyes de E-Verify estaban ausentes de las recientes elecciones para gobernador de Georgia. A pesar de hacer campaña sobre lo duros que serían con los inmigrante­s, ninguno de los candidatos hizo referencia a ellas. El ganador, Brian Kemp, publicó avisos diciendo que sacaría a los ilegales en su propia camioneta. “Hablaban de ciudades santuario y acorralaba­n a extranjero­s criminales en un camión, todas estas distraccio­nes”, comenta King.

“La causa principal de la inmigració­n ilegal es el empleo ilegal. Y ninguno de nuestros candidatos hizo algún comentario al respecto”.

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DATOS: NATIONAL CONFERENCE OF STATE LEGISLATUR­ES Requiere E-Verify para todos los empleados Requiere E-Verify para algunos empleadore­s públicos y contratist­as Verificaci­ón de trabajador­es (si quieres)
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○ Goodlatte
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○ King

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