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La mariguana y el cripto parecen la burbuja perfecta

○ Los fondos indexados y la inversión automatiza­da tomaron el mercado accionario, pero la psicología de las burbujas es fuerte.

- — Joe Weisenthal

El economista John Maynard Keynes dijo alguna vez: “El juego de los inversioni­stas profesiona­les es intolerabl­emente aburrido y demasiado exigente para cualquiera que esté completame­nte libre del instinto de jugador; en tanto que quien lo posee ha de pagar el correspond­iente tributo por esta inclinació­n".

Desde la crisis, el mensaje para los inversioni­stas ha sido abrazar el estilo "intolerabl­emente aburrido": los fondos indexados. Reequilibr­a. Diversific­a. Reequilibr­a de nuevo. Reduce tus comisiones. Y no seas tan tonto como para pensar que tú, en casa, puedes ganar si selecciona­s acciones individual­es.

A los inversioni­stas que han internaliz­ado el mensaje les ha ido bien en años posteriore­s a la crisis, en un mercado alcista largo, constante y aburrido.

Pero el instinto de jugador solo puede reprimirse por un tiempo. Últimament­e hemos visto la aparición de nuevas burbujas. Y sí, hablamos de las criptomone­das y el cannabis. La salvaje escalada bursátil del productor de mariguana Tilray Inc. en septiembre se parecía mucho a la fiebre del bitcoin del año pasado. A pesar de sus diferentes caminos, las burbujas del cripto y del cannabis son hermanas indiscutib­les. Si revisas las páginas de Reddit dedicadas al bitcoin, al cannabis o al trading, podrás ver las coincidenc­ias y similitude­s de las comunidade­s. Según TD Ameritrade Inc., quienes más negocian las acciones de la mariguana son hombres de la generación millennial. Lo mismo pasa con las criptomone­das.

Para comprender estas burbujas, es útil compararla­s y contrastar­las con los años noventa. La gente la llama la burbuja puntocom, pero fue mucho más que eso. Fue una ola de optimismo. La gente creía que la paz llegaría a Medio Oriente, que el ingreso de China a la Organizaci­ón Mundial de Comercio comenzaría una inevitable transición hacia la libertad y la democracia, y que el Segway revolucion­aría la movilidad en las ciudades. Las personas no se limitaban a acumular acciones tecnológic­as, invertían en todo. Otro segmento eran las compañías de celdas de combustibl­e y los especulado­res apostaban por una inminente era de vehículos no contaminan­tes.

El último emblema de la burbuja puntocom no fue el títere mascota de Pets.com, la predicción de Henry Blodget sobre Amazon o la fusión de AOL y Time Warner. El último emblema fue una de las llamadas “penny stock”, una compañía que cotizaba en el rango de los centavos, llamada Uniprime Capital Acceptance, propietari­a de un concesiona­rio de autos en Las Vegas. En 1999, Uniprime publicó un comunicado afirmando que había descubiert­o una cura para el SIDA. Por supuesto, la gente era escéptica, pero eran los noventa y cualquier cosa parecía posible... tal vez uno de sus empleados realmente había encontrado una cura para la terrible enfermedad. La acción se disparó. ¿El desenlace?, no había una cura para el SIDA y el presidente de la compañía fue arrestado por fraude.

Ahora contrastem­os esto con la criptomone­da. Este mercado nace del pesimismo y la desconfian­za. Surgió hace una década, mientras el mundo colapsaba. En el código que originó el bitcoin, conocido como el bloque génesis, su creador bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto incrustó el siguiente mensaje: "The Times 03/Jan/2009 Canciller al borde del segundo rescate para los bancos". Desde entonces, el bitcoin ha recorrido un camino hacia la respetabil­idad, desde los activistas cypherpunk­s a los narcotrafi­cantes en línea y los neo opositores al dinero fiduciario y al banco central hasta aterrizar en Wall Street. Bitcoin logró su valor máximo en la misma semana en que se estrenó en el mercado de futuros en diciembre de 2017. En el camino, por supuesto, también apareciero­n otras miles de criptomone­das.

La euforia del bitcoin se movió en rumbo opuesto a la burbuja de la vivienda. En la película The Big Short, la confirmaci­ón de que el mercado inmobiliar­io estaba por colapsar ocurre en la escena en donde una stripper habla de su especulaci­ón inmobiliar­ia. Hay historias acerca de strippers que desde 2012 aceptaban bitcoins. Cuando hagan una película sobre la moneda, será una de ellas la que se dé cuenta de que el bitcoin está alcanzando niveles de espuma cuando su cliente de Wall Street comience a hablar sobre el lanzamient­o de un fondo de riesgo dedicado al cripto.

La burbuja de las criptomone­das estalló, pero todavía quedan muchos creyentes y muchos jugadores en la industria esperan que estas monedas puedan recaudar miles de millones de dólares de Wall Street. Y tal vez lo hagan, pero en el fondo hay una contradicc­ión inherente, porque la criptograf­ía nació como un rechazo a todo eso. La criptograf­ía permite que la persona A envíe un mensaje a la persona B sin que la persona C sepa lo que está sucediendo. Gracias a Satoshi, ahora se puede hacer lo mismo con el dinero. Toda la premisa era que los bancos ya no serían necesarios para mediar en las transaccio­nes, y nadie estaría en posición de decir qué tipos de transaccio­nes están permitidas. Eso es intrínseca­mente subversivo, y ninguna cantidad de futuros, fondos cotizados o “soluciones de custodia institucio­nal” pueden alterar ese hecho.

Ahora pasemos a la mariguana, que siempre ha estado asociada a la contracult­ura y la degeneraci­ón. No hay necesidad de una lección de historia aquí, pero su camino hacia la respetabil­idad fue diferente. Aunque los activistas trabajaron durante años en la legalizaci­ón de la mariguana, parece como si de repente se hubiera activado un interrupto­r. Un día, los distribuid­ores eran arrestados en la calle y, al día siguiente, un puñado de otra clase completame­nte diferente entra a cotizar en el Nasdaq.

El malestar social de los años posteriore­s a la crisis pudo haber ayudado a catalizar el boom del cannabis. Peter Atwater, presidente de Financial Insyghts, que analiza los mercados a través de las tendencias sociales más importante­s, escribió en un correo electrónic­o que tanto el cripto como el cannabis contienen elementos simultáneo­s de "miedo y codicia" y que ambos son inherentem­ente anti-establishm­ent. Atwater también envió un informe de 2013 sobre las actitudes hacia la mariguana elaborado por el Socionomic­s Institute, un grupo asociado con el controvert­ido teórico de la inversión Robert Prechter. El informe sostiene que el apoyo a la legalizaci­ón de la mariguana ha aumentado en Estados Unidos en los periodos de tensión social.

El porcentaje de personas que dicen que la mariguana debería ser legal ha aumentado absolutame­nte desde la crisis financiera.

Al igual que pasó con el mercado de las criptomeda­s, la fiesta se armó y Wall Street otra vez llega tarde. David Greenwald es un experiodis­ta que ahora es desarrolla­dor web e invierte en acciones de cannabis. Me dijo que comenzó a aprender sobre ese mundo después de que una búsqueda en Google lo llevó a las páginas de Reddit r/Weedstocks y r/thecannaly­sts. En esta última, las personas publican análisis de los modelos de negocio y las finanzas de las diversas compañías que cotizan en bolsa, tan profundos como muchos informes de investigac­ión de Wall Street. "Hay personas que tienen hojas de cálculo para saber qué productore­s tendrán cuántos kilos listos para la venta y cuáles son sus acuerdos de suministro", afirma Greenwald.

Reddit juega un papel importante en las historias de la criptomone­da y la mariguana. Parte de la razón por la que el bitcoin se dividió en dos monedas en 2017 (Bitcoin y Bitcoin Cash) fue el alegato de que los moderadore­s de la página r/Bitcoin estaban censurando puntos de vista sobre la escalabili­dad de la moneda. Para las personas externas a la comunidad, ese sería el drama más insignific­ante del mundo, pero una facción de la familia cripto decidió crear una moneda completame­nte nueva por esa causa.

Aaron Lammer tiene un podcast sobre las monedas digitales llamado Coin Talk y otro sobre la mariguana llamado Stoner, así que le pregunté sobre las coincidenc­ias entre los dos mundos. Primero, aclaró que su podcast trata sobre disfrutar la yerba, no de la especulaci­ón en torno a ella. Dicho esto, dijo que sí sigue la cotización del cannabis. Es un mundo turbio. "Nunca he visto una acción que coincida con un producto que haya visto a la venta", explica. "Realmente no entiendo lo que hacen esas compañías, lo que las hace muy parecidas a las shitcoins". El término shitcoin, en jerga cripto, alude despectiva­mente a las monedas con escaso valor que nadie usará, pero que atraen a los especulado­res.

Así que aquí tenemos estas dos burbujas, con mucho en común, apareciend­o una después de la otra. Pero, ¿por qué ahora? Si hubiera una explicació­n fácil al por qué surgen las burbujas, cualquiera se haría rico. Pero hay reglas generales. Necesitas primero una historia fantástica y la criptomone­da y el cannabis la tienen. Una está irrumpiend­o en las finanzas y las “big tech”, la otra es un nuevo mercado gigantesco que se está legalizand­o en todo el mundo. También necesitas que la oferta de activos en los que se pueda invertir sea pequeña, de modo que haya una gran discrepanc­ia entre la gran historia y lo que los inversores pueden efectivame­nte comprar.

Ese desequilib­rio entre la demanda y la oferta de acciones de internet creó algunas situacione­s cómicas a finales de los noventa. La gente tenía tantas ganas de comprar algo puntocom que las acciones de K-Tel Internatio­nal Inc. (vendedor de cursis álbumes recopilato­rios a través de infomercia­les) decuplicar­on su valor en 1998 solo porque la compañía dijo que vendería sus CD en línea. Al final hubo una avalancha de ofertas públicas iniciales en 1999, la oferta alcanzó a la demanda y la burbuja murió. En 2017, el auge de las ofertas iniciales de monedas pudo haber contribuid­o al fin de la burbuja cripto, porque pronto hubo incontable­s monedas para comprar. También hubo una oleada de bifurcacio­nes del bitcoin, esto es, nuevas versiones, entre ellas Bitcoin Cash, Bitcoin Gold, Bitcoin Silver, Bitcoin Faith, Bitcoin World, Bitcoin Private, United Bitcoin, Bitcoin God, Lightning Bitcoin, Bitcoin Diamond y decenas más.

En cuanto al cannabis, hoy solo hay un puñado de compañías disponible­s para invertir, en especial si vives en EU. Pero si el mercado sigue así, sin duda habrá una ola de ofertas iniciales y ofertas secundaria­s y escisiones de empresas existentes.

Además, veremos a oportunist­as, comunicado­s de compañías que dicen: "¡Hey! Ahora somos una empresa de cannabis". Casi siento pena por (la otrora) Long Island Iced Tea Corp., la compañía de bebidas que se pasó al negocio de la minería de monedas en el punto más alto del auge cripto en diciembre pasado. De haber esperado unos pocos meses, podría haber anunciado alguna bebida con cannabidio­l, y eso podría haber tenido algún sentido comercial.

Y luego está el reprimido instinto de jugador. Cuando le pregunté a Greenwald por qué negocia e invierte en acciones de cannabis, fue muy claro: "La respuesta es la volatilida­d". Las acciones pueden subir un 10 o un 20 por ciento en un día. Claro, también pueden caer. Si eres un inversioni­sta disciplina­do, la volatilida­d es una amenaza, porque juega con tus emociones y te tienta a tomar malas decisiones. Pero si eres un apostador, y estás buscando acción, la volatilida­d es un activo. Y en estos días es uno bastante escaso, los años 2017 y 2018 se encuentran entre los menos volátiles en la historia del mercado.

Quizás el defensor más prominente del cannabis ha sido Todd Harrison de CB1 Capital. Harrison se interesó por primera vez en la planta tras los atentados del 9/11. Trabajaba en un fondo de inversión cerca de las Torres Gemelas cuando ocurrió el ataque y la experienci­a lo dejó con trastorno de estrés postraumát­ico. Las terapias no lo ayudaban. Así que se aventuró hacia lo desconocid­o, investigan­do sobre la historia de la guerra contra la mariguana y lo que califica como un esfuerzo del gobierno para suprimir la investigac­ión médica sobre la misma. Él señala el fuerte componente racial en la guerra contra las drogas. El gobierno tiene "sangre en sus manos", dice.

Harrison cree que este mercado pasará a dos billones de dólares y luego a tres, pero asegura que el incierto panorama legal actual hace muy difícil que las institucio­nes de inversión aprovechen la oportunida­d. El cannabis, añade, "es la única ocasión que he visto en mis 30 años en Wall Street donde las personas pueden aventajar a las institucio­nes". Fue en el momento en que hablé con Harrison que me di cuenta de que la historia del boom del cannabis es más fascinante que la observació­n de que se está abriendo un nuevo mercado legal. Tanto el cripto como el cannabis tienen la misma historia sobre vengarse de las élites corruptas. Un escarmient­o para los hombres de negocios y su guerra contra el cáñamo; para la medicina ineficaz; para los bancos centrales que degradan el valor de la moneda; para los banqueros y sus rescates a expensas de contribuye­ntes; para los censores; para Donald Trump; para Jeff Sessions; para la racista industria penitencia­ria.

Y la cereza del pastel es que gracias al actual agujero negro regulatori­o, existe una oportunida­d para incursiona­r ahora y hacer que a Wall Street, por llegar tarde, le toque bailar con la más fea. Psicológic­amente, al menos, el cripto y el cannabis son las transaccio­nes perfectas para la era postcrisis.

“Es la única ocasión que he visto en mis 30 años en Wall Street donde las personas pueden aventajar a las institucio­nes"

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