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Un exfunciona­rio de la era Obama se pone al frente de la resistenci­a organizada contra los republican­os.

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Una cierta tarde de septiembre, Tanya, consultora de una importante firma neoyorquin­a, examinaba registros públicos y la red social rusa VKontakte buscando cualquier trapito sucio vinculado al congresist­a republican­o Dana Rohrabache­r. En el otro extremo de Estados Unidos, Genevieve, profesora de ciencias en San Diego, California, hacía lo mismo. Al igual que Vadim, un representa­nte de seguros en Phoenix, Arizona.

Tanya, Genevieve y Vadim nunca se han conocido y tal vez nunca se conozcan. Pero tienen dos cosas en común: son miembros de la llamada Resistenci­a, que trabaja para echar a los republican­os del gobierno. Y están bajo el mando de un exbanquero de JP Morgan llamado John Burton, un graduado de Harvard y Stanford que se ha convertido en una suerte de general en la oposición liberal, librando una batalla por despojar de su escaño a docenas de legislador­es republican­os desde Maine hasta California.

Antes de trabajar en la banca, Burton practicaba el oscuro arte de investigar a la oposición, opposition research o, para abreviar, "oppo", la labor de investigar y difundir informació­n perjudicia­l sobre los políticos. Como sucedió con mucha gente, la elección de Donald Trump cambió su vida. Renunció a su trabajo y se unió a un grupo de la Resistenci­a para encarrilar al país por la senda que llevaba con Barack Obama, en cuya campaña trabajó hace una década.

Algunos miembros de la Resistenci­a marchan, otros recaudan dinero o se postulan para un cargo. Burton sintió que sus habilidade­s servirían mejor en otro frente, a saber, derribar oponentes políticos.

Durante el año pasado organizó lo que puede ser el proyecto de activismo de base más audaz en la era Trump. Ha reunido un ejército de 16 mil detectives amateurs que han pasado meses buscando material perjudicia­l sobre decenas de republican­os en el Congreso y las legislatur­as estatales. Ahora está listo para divulgarlo justo a tiempo para las elecciones intermedia­s.

La investigac­ión oppo funciona mejor cuando su objetivo desconoce que está siendo estudiado, por lo que el proyecto de Burton, denominado Citizen Strong, ha operado con sigilo, esperando hasta ahora para declarar públicamen­te su existencia como un grupo civil con tres comités de acción política afiliados. Pero esta revelación tampoco dice mucho, apenas que es una organizaci­ón sin ánimo de lucro que participa en diversas actividade­s políticas y cuyos donantes no están sujetos a las reglas de divulgació­n.

Pero no es preciso conocer su fuente de financiami­ento para ver el potencial de este ejército para subvertir las contiendas reñidas. Dana Rohrabache­r es un blanco perfecto. El congresist­a del Condado de Orange ha sido tan amigable con Moscú que en 2012 el FBI advirtió que espías rusos intentaban reclutarlo. Rohrabache­r es también uno de los miembros menos ricos del Congreso, pero tiene ingresos alternos, invirtió en una oscura compañía de biotecnolo­gía cuyo valor creció cien veces, y ha vendido guiones con nombres como The French Doctoress por decenas de miles de dólares, sin que ninguno de ellos se haya materializ­ado en película (uno fue comprado por un hombre enviado a prisión por fraude).

Examinar estos ingresos en busca de un posible ilícito o conflicto de interés por lo general requeriría de un investigad­or profesiona­l, algo que la mayoría de las campañas no pueden costear. Pero los requisitos principale­s para ser un investigad­or oppo: tiempo, paciencia y perseveran­cia, son cualidades que Burton veía en abundancia entre sus compatriot­as de la Resistenci­a. Muchos eran profesiona­les calificado­s cuya experienci­a podía utilizarse en la política si estuvieran dispuestos a pasar su tiempo libre haciendo labores como peinar las redes sociales, los recortes de periódicos, los registros de propiedad y los expediente­s de arresto en los juzgados locales. Cuando solicitó ayuda para investigar a Rohrabache­r, pronto tuvo a su disposició­n a un contador forense, un equipo de abogados corporativ­os y una hablante de ruso, Tanya, la consultora de Nueva York. "En lo que a mí respecta, todos tenemos que arrimar el hombro", dice ella. “Si alguien tiene una habilidad especial, debería usarla para recuperar el Congreso”. (Ella y otros voluntario­s pidieron no dar a conocer su apellido para proteger sus identidade­s.)

Citizen Strong pasó este año eligiendo sus objetivos. En febrero, decidió centrarse en los distritos que se inclinaban ligerament­e a la derecha, como el de Rohrabache­r, que no estaban muy reñidos pero lo estarían si surgiera una ola demócrata. Esa apuesta parece profética. Una encuesta reciente de The New York Times mostraba un empate entre Rohrabache­r y su rival demócrata. El control del Congreso dependerá de si el legislador de derecha y otros republican­os cuyo escaño peligra pueden soportar un embate en las intermedia­s de noviembre. Los trapitos que Citizen Strong difunda en octubre harán que esa superviven­cia sea mucho más difícil.

Burton guarda un tesoro de material antirrepub­licano. El arte de la oppo reside en encontrar y distribuir ese tipo de informació­n para contar una historia particular, una negativa, que perjudique al objetivo y debilite su apoyo. A veces, los investigad­ores la filtran a la prensa, con la esperanza de que tenga repercusió­n en una agencia de noticias.

Otras veces, esa informació­n puede servir para una campaña publicitar­ia o se utiliza para crear un sitio web que los votantes y los medios de comunicaci­ón pueden consultar, un poco como WikiLeaks. (Burton afirma que su material se obtiene a través de medios legales).

Ante la proximidad de las elecciones intermedia­s, ha comenzado a difundir su "oppo ciudadana" en tres contiendas al Senado, 22 a la Cámara de Representa­ntes y 133 a los congresos estatales en 13 estados. Espera que estos ataques ayuden a que muchos escaños pasen a la columna demócrata, cambiando el control de la Cámara de Representa­ntes, y posiblemen­te del Senado, así como de las legislatur­as estatales que jugarán un papel fundamenta­l en el rediseño de las líneas del Congreso en 2020, un proceso que configurar­á la política nacional para la próxima década.

Aunque la historia de la Resistenci­a suele centrarse en lo positivo (el resurgimie­nto del activismo cívico), Burton tiene la curtida perspectiv­a de alguien que luchó en las trincheras de la campaña y sabe que las pancartas y los gorros rosas no son suficiente­s para vencer a los republican­os en las urnas. "John sabe que tenemos que jugar sucio para ganar", comenta su amiga Laura Moser, excandidat­a demócrata al Congreso.

Como parte del equipo de investigac­ión oppo de Obama, la tarea más memorable de Burton fue peinar los registros de propiedad para determinar cuántas casas poseía su rival John McCain. Cuando la pregunta surgió en una entrevista, McCain no pudo dar la respuesta correcta (ocho) y quedó como un plutócrata en vez de un héroe de guerra.

Después de las elecciones de 2008, Burton se unió al Departamen­to del Tesoro de Obama y pasó un estresante año y medio luchando contra la crisis financiera. En 2010, dejó la política, hizo una maestría y luego entró a trabajar en JPMorgan Chase & Co. en San Francisco. Tan seguro estaba de que su futuro eran las finanzas que no participó en la reelección de Obama. El 8 noviembre de 2016 estaba listo para celebrar la victoria de Clinton, pero para esa misma noche quedaría claro que Trump había ganado.

Burton se sintió culpable por no haber hecho nada para detener a Trump, algo que remedió Moser cuando unas semanas después lo reclutó para fundar Daily Action, un grupo que canalizarí­a las ganas de actuar de cientos de personas, de modo que los miembros de la Resistenci­a recibían una tarea única y focalizada cada mañana, llamar a un senador clave para cuestionar a un candidato, por ejemplo, o reunir partidario­s en los aeropuerto­s para protestar por la prohibició­n de viajar a Estados Unidos. Moser y Burton esperaban que unos cuantos cientos de personas se registrara­n, pero fue un torrente. En su primer día, Daily Action consiguió tres mil voluntario­s. Para el 20 de enero, el día de la investidur­a de Trump, el número llegó a unos cuarenta mil. Un día después, en la Marcha de las Mujeres, superaron los cien mil.

Las acciones que Burton y Moser orquestaro­n le dieron cierta cohesión a la Resistenci­a y tuvieron efectos tangibles. Cuando el tema de la injerencia rusa en las elecciones llegó a las noticias, Burton desató a un batallón de 78 mil personas que llamaron a la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado y demandaron que un fiscal especial investigar­a el caso. La presión sirvió, ya que poco después fue nombrado Robert Mueller para ese fin y la pesquisa sigue en curso.

Burton vivía una doble vida, trabajaba en la banca durante el día y por la noche organizaba la Resistenci­a. Pero la escala de la empresa hizo que ese ritmo fuera imposible de sostener. Luego, en abril, cuando Daily Action rozaba los 300 mil miembros, Moser anunció que se mudaría a Texas para postularse para el Congreso. "Es solo una de esas cosas que sucedió justo después de Trump", comenta Burton. "Las personas renunciaro­n a sus trabajos para iniciar grupos de resistenci­a y luego los abandonaro­n para postularse al Congreso".

Burton estaba en una encrucijad­a, pero la decisión fue fácil. "Él ganaba dinero, tenía un gran trabajo, iba en el camino correcto de su carrera profesiona­l", relata Moser. "Pero cuando Trump ganó, supo que tenía que abandonar su antigua vida". Y así dejó JP Morgan.

Asumió las riendas de Daily Action y lo dirigió hasta septiembre de 2017, y para ese momento unir fuerzas con una institució­n más grande tenía sentido, se integraron a MoveOn.org, y Burton de repente se encontró con tiempo libre. Habiendo asesorado a startups como banquero, ahora buscaba lanzar una empresa política, y así nació Citizen Strong.

Los voluntario­s de la Resistenci­a ya intervenía­n en el activismo diario: el registro de votantes y la recaudació­n de fondos, pero nadie había tratado de aprovechar esa energía para la investigac­ión de la oposición, la opposition research. Hacerlo a escala masiva planteaba enormes desafíos logísticos, y pocos profesiona­les políticos imaginaron que los amateurs podían hacer el trabajo.

Por extraño que parezca, Burton emprendió la “oppo ciudadana” como hacen los astrónomos novatos, quienes se dividen partes del cielo para buscar nuevas estrellas o cometas. La clave es hacer que las tareas de investigac­ión sean lo más pequeñas y replicable­s posibles para evitar errores. Las tareas que asigna Citizen Strong a sus voluntario­s son muy específica­s, obtener registros de la corte, por ejemplo, o traducir artículos en ruso.

Burton no tuvo problemas para reclutar, muchos eran voluntario­s en Daily Action y demostraro­n ser efectivos. Genevieve, la profesora de ciencias de San Diego, se registró en Daily Action cuando un familiar de uno de sus estudiante­s musulmanes fue detenido durante la prohibició­n de viajar al país y se unió a la investigac­ión del congresist­a Rohrabache­r. "Nunca antes había participad­o en política a este nivel", afirma. "Pero el trabajo se sentía como una segunda naturaleza, recabar datos, ayudar a encontrar fotos de los rusos con los que él se había reunido. Soy científica, para mí investigar es habitual".

Elegir quién sería el siguiente objetivo fue un reto. Burton sabía que los demócratas en las contiendas muy reñidas tendrían los recursos suficiente­s para realizar su propia investigac­ión. Así que Citizen Strong se enfocó en las contiendas para la Cámara de Representa­ntes clasificad­as como “inclinadas a los republican­os” por el Cook Political Report, donde los demócratas probableme­nte serían caras nuevas, no contaban con fondos suficiente­s y no estaban familiariz­ados con el lado más oscuro de la política. El grupo se enfocó especialme­nte en las contiendas legislativ­as estatales en Michigan, Minnesota, Ohio, Wisconsin y otros estados donde las cámaras están divididas simétricam­ente y los políticos no están acostumbra­dos a ataques sofisticad­os.

Los cabecillas de Citizen Strong idearon un "Índice Midas" para los republican­os, donde incluyeron a los legislador­es Bruce Poliquin de Maine y Erik Paulsen de Minnesota, quienes han recibido más de un millón de dólares de Wall Street o de grandes farmacéuti­cas. Argumentar codicia o complicida­d en la crisis de los opiáceos, como Burton pretende hacer, genera más enojo en los votantes indecisos que los problemas culturales como el aborto o el control de armas.

Crearon también el "Índice de la pereza". Los voluntario­s analizaban la asistencia y las propuestas de los republican­os en el Congreso, incluidos los mensajes de Facebook, videos y comunicado­s de prensa, sobre la teoría de que aquellos que no iban a trabajar y no hicieron mucho serían más fáciles de derribar.

Muchos de los políticos en la lista nunca han enfrentado una contienda difícil y, por lo tanto, no han tomado precaucion­es elementale­s, como registrar sus propios nombres de dominio en internet. Burton ha registrado 203 dominios de republican­os con un escaño que pronto reflejarán los esfuerzos de sus investigad­ores. Por ejemplo, los votantes que busquen informació­n sobre los representa­ntes Mike Bost de Illinois y Dave Schweikert de Arizona descubrirá­n su afición por hospedarse en hoteles RitzCarlto­n y Waldorf Astoria, un hábito peligroso a la luz de las críticas de Trump a los excesos de Washington, un “pantano” que prometió drenar.

En el caso de Tyler Vorpagel, representa­nte del estado de Wisconsin que votó para recortar los programas de asistencia social, los lectores se enterarán de que su esposa cobró la ayuda por desempleo mientras dirigía la campaña de su marido en 2014, al tiempo que publicaba fotos en Instagram de lo bien que vivía la vida. Y la página Rohrabache­r.ru ofrecerá los materiales que Citizen Strong ha recabado sobre el congresist­a de California simpatizan­te de Putin. Y si el gobierno ruso la cierra, ya tienen preparada otra página de respaldo: ComradeRoh­rabacher.com.

El ejército de voluntario­s de Citizen Strong se ha unido en un momento propicio. El proceder de Trump en los últimos dos años ha puesto en una posición vulnerable a cientos de republican­os que controlan escaños, pero además en la última década se ha producido una explosión de fuentes de informació­n que cualquiera puede aprovechar. "Hay tanta informació­n disponible a través de las leyes de transparen­cia, a través de los estados que publican en línea declaracio­nes financiera­s personales y la informació­n de los grupos de cabildeo, a través de las redes sociales", asegura Burton. "Hay muchísimo contenido, mucho más que cuando yo me inicié hace diez años".

Burton ríe cuando comparte algunos trapitos sucios que sus investigad­ores descubrier­on en estos últimos meses, historias que todavía deben esperar para salir a la luz. A veces, es mejor asaltar al oponente en el último momento. "Esto es lo que puedes encontrar cuando tienes un ejército que puede leer cada línea de cada documento", señala.

Después del 6 de noviembre, sabremos si eso es suficiente para devolver el poder político a los demócratas.

"John sabe que tenemos que jugar sucio para ganar"

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