Miguel Cantón Zetina

De una manera insólita, en el viejo continente acaban de acordar y celebrar por todo lo alto el racionamiento del gas, una medida, resultado de su subordinación a EE.UU. en la guerra de Ucrania, que esta provocando una crisis económica, política y social de gran magnitud en países que todavía no se han recuperado de la crisis de la pandemia del 2020.

Pero parece increíble que la mayoría de los ciudadanos creyeron la versión de los halcones occidentales en castigar y eliminar a Rusia, acorralarlo camino a su balcanización. Sin embargo, hoy, el racionamiento del gas ni siquiera es el mayor problema al que se enfrentan los europeos: inflación, crisis política, polarización social en el aumento de la extrema derecha en un escenario de desigualdad y pobreza generalizada.

Europa no estaba en posición de entrar en conflicto alguno, más bien de negociar, de acordar la no expansión de la OTAN: “porque su desgracia ahora esta causada por la OTAN”. Los países europeos occidentales se han mostrado durante décadas tan arrogantes que se han sumido en dos guerras mundiales que tuvieron como consecuencia, además de decenas de millones de muertos y un horripilante desastre que fue la pérdida de su hegemonía mundial y sobre todo su sumisión a EE.UU., evidentemente con la guerra rusaucraniana y por puro sentido común, no han podido dominar a Rusia ni mucho menos lograr quebrar su economía y resulta curioso que las instituciones europeas, los gobiernos y los medios de comunicación occidentales aseveran lo contrario, con embustes descarados, pues de momento Rusia sigue sin quebrar ante estas apocalípticas predicciones.

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