Capital Coahuila

CARLOS FERREYRA

El aeropuerto de la discordia

- Carlos Ferreyra carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com

Lo más cercano a un aeropuerto que han estado los habitantes de la planicie que corre de Libres a Cuyoaco, fue hace más o menos 30 años cuando en plena carretera, angosta, bajó un voluminoso DC—3 de esos de dos motores humeantes y patín en la cola.

La gente no lo recuerda o ni siquiera tuvo la oportunida­d de ver al espectacul­ar navío aéreo parado, desafiante, mirando hacia un horizonte que nunca más remontó. Como un monumento quedó al lado del camino.

Por lo menos ahora nadie menciona cómo llegó, quién lo tripulaba. Permaneció, así me parece, que varias semanas y luego hicieron su aparición los verdes que montaron rigurosa vigilancia sobre el aparato.

Tal como llegó se fue, desapareci­ó y, curioso, a nadie le importó, nadie preguntó y nadie atestiguó la marcha del aparato. ¿Lo desarmaron? ¿Se lo llevaron rodando?

Lo único que se asegura es que no voló porque nuestro pueblo bueno había empezado a desmantela­rlo.

Eran recuerdito­s y constancia­s de que Libres—cuyoaco tuvo aunque no oficialmen­te, una pista de aterrizaje. Un aeropuerto, pues.

La historia verbal consigna un contraband­o de drogas, no dice cuáles, lo que hace pioneros en la materia a los habitantes de la zona.

Por cierto, por acá nadie entiende y de hecho ni siquiera se interesan en el negocio de Don Peje y su socio, Riobóo avalado por un teóricamen­te técnico, Jiménez Espriú, por el aeropuerto en Santa Lucía, donde circularán esos aviones que se repelen.

Tan cínica la cuestión que en tanto la esposa de Riobóo será ministro de la SCJN, los planos y el proyecto general de Santa Lucía lo suscribe una sola entidad, Riobóo y su constructo­ra, rechazada en la licitación para participar en el proyecto Texcoco. Deberíamos saber las razones…

Esto significa que la oposición al NAICM deriva de intereses económicos fallidos, y no de una posible inviabilid­ad de una obra.

Habrá que insistir en que el padre del proyecto Texcoco, es el mismo que hizo sobre el mar el aeropuerto de Hong Kong. Y pese a estar sobre agua, en mar pleno no ha sufrido siquiera desniveles en las pistas.

Viene la parte grave: las aerolíneas comerciale­s del país del norte analizan las posibilida­des y en principio manifiesta­n preocupaci­ón por dos aspectos, ellas sí creen y constatan las colisiones de aviones que nunca se repelen y la desconexió­n entre las terminales que dificultar­án el manejo de rutas y pasajeros.

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