Cultura en resistencia
No hay ningún ejercicio de streaming que en 12 meses haya dado resultados ideales, porque es un elemento nuevo, hay una cura de aprendizaje: desde cómo se hace hasta cómo se consume”
Samuel Sosa
Presidente del Colegio de Productores de Teatro de la Ciudad de México 1.3 millones de puestos de trabajo generaron las actividades del sector cultural en 2018
A un año del connamiento ocasionado por la pandemia de COVID19, productores, directores de museos y técnicos comparten cómo han vivido esta contingencia sanitaria y lo que han tenido que hacer para poder sobrevivir. Además, mencionan sus estrategias para cuando el sector se vuelva a activar
Con el cierre de auditorios, museos, teatros, bibliotecas y demás recintos, el sector cultural ha demostrado su fragilidad y la necesidad que tiene de apoyos e incentivos extras para continuar en resistencia.
De acuerdo con los datos más actualizados del Instituto Nacional de Estadística y Geogra ía (Inegi), durante 2018, las actividades vinculadas con este sector originaron empleos equivalentes a un millón 395 mil 669 puestos de trabajo.
Además, dentro del mismo periodo, aportó el 3.2 por ciento del total del Producto Interno Bruto (PIB) del país al generar cerca de 702 mil 132 millones de pesos; de ahí su importancia para la economía general de México.
Sin embargo, la cancelación de múltiples actividades provocó que muchos trabajadores culturales y artistas perdieran sus fuentes de ingreso, quienes de por sí, en su mayoría, percibían sueldos relativamente bajos e inestables.
El panorama se oscurece más al saber que —en lugar de que el Gobierno federal ofrezca opciones para generar políticas públicas en bene icio de la cultura— con el decreto de austeridad publicado por el presidente Andrés Manuel López Obrador el 23 de abril de 2020, el presupuesto operativo de las instituciones culturales federales se redujo en un 75 por ciento.
Por ello, la magnitud de la crisis que se está viviendo en el mundo de la cultura, además de impactar indirectamente a toda la población, amenaza con profundizar las desigualdades y de volver más vulnerable a esta comunidad.
“Sí ha habido apoyos, por ejemplo, la alcaldía Cuauhtémoc (Ciudad de México) hizo un esfuerzo grandísimo, la Secretaría de Cultura federal lanzó varias convocatorias para artistas, lo que sucede es que los esfuerzos no tienen nada que ver con el tamaño del problema”, asegura Samuel Sosa, presidente del Colegio de Productores de Teatro de la Ciudad de México.
Otro de los problemas es que el presupuesto público destinado a este sector es insuficiente y ha sufrido recortes de manera continua desde hace algunos años, dice.
El productor critica también la repartición desproporcional que se hace del presupuesto, ya que el 95 por ciento se destina al gasto corriente; es decir, al pago de nómina o al mantenimiento, mientras que el resto se utiliza para la creación de obras artísticas.
Por lo que hace un llamado para que las autoridades entiendan que es necesario cuidar a los generadores de contenidos, porque son los que hacen mover al sector.
Y si bien, compañías, recintos y artistas han tomado la iniciativa de mudar algunas de sus actividades al mundo digital para sobrevivir, a casi un año de estar en confinamiento, muchas están por perecer.
“No hay ningún ejercicio de streaming que en 12 meses haya dado resultados ideales, porque es un elemento nuevo, hay una cura de aprendizaje: desde cómo se hace hasta cómo se consume. En ese sentido, está empezando a dar resultados, estamos transitando hacia una posible economía emergente; sin embargo, está lejos de resolver el juego”, opina Sosa.
El presidente asegura que toda la cadena de producción de las artes ha tenido que encontrar fuentes de ingreso alternativas, desde hacer carpintería hasta vender comida. O emplear estrategias de solidaridad para unirse, generar proyectos y minimizar los riesgos de pérdidas.