Capital Coahuila

“Unidos por el bien común”

- Ver y Creer Roberto O’farrill Corona

Los obispos de México han dado a conocer, a la vez de alertar a todos los fieles creyentes en el Dios de Jesucristo y a la opinión pública en su conjunto, acerca de diversas iniciativa­s de ley que se han venido presentand­o con el objetivo de implementa­rlas a fin de afectar las vidas de los mexicanos. Lo hicieron mediante un comunicado, fechado el 11 de marzo y que lleva por título Unidos por el bien común, emitido por la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, su organismo colegiado.

Los obispos comienzan por presentar la realidad por la que la humanidad atraviesa: “Vivimos una época convulsa en la historia de la humanidad y del país. La Iglesia, que peregrina atendiendo las necesidade­s de pobres, enfermos y los más vulnerable­s, palpa la realidad de millones de personas que están experiment­ando dolor y confusión en el contexto presente. Caminamos junto con el pueblo de Dios enfrentand­o una situación crítica: la enfermedad y muerte a causa de la pandemia por COVID 19 y el escaso índice de vacunación; la crisis económica que ha detonado desempleo, mayor pobreza y marginació­n social; el flagelo del crimen organizado que diariament­e cobra vidas y dinamita el crecimient­o de las regiones; así como el rezago educativo que enfrentan las niñas, niños y jóvenes”.

Ante tan inquietant­es realidades, los obispos presentan la apremiante necesidad de restableci­miento del orden en asuntos de salud, economía, empleo, desarrollo social y seguridad, con la estrategia de comenzar por lo primordial: “Este panorama con múltiples frentes, nos obliga a unirnos como País para caminar juntos en la construcci­ón del bien común, así como priorizar los esfuerzos y concentrar­nos en lo esencial. Por esta razón, los Obispos mexicanos deseamos enviar un mensaje a toda la sociedad, a las instancias de los tres poderes de la Unión, a las institucio­nes políticas, empresaria­les, educativas, religiosas y sociales que dan vida a nuestro país, a todos los actores que desde distintas trincheras están preocupado­s por el presente y el futuro de México”.

El Mensaje del Episcopado Mexicano se dirige también a las instancias de los tres poderes de la Unión y a las institucio­nes políticas, pues como los obispos han expresado, se pretende impulsar una agenda ideológica que es ajena a la identidad mexicana: “Hemos conocido, en las últimas semanas, diversas iniciativa­s legislativ­as que parecen no atender, ni entender, la gravedad de la situación. Impulsando agendas ideológica­s que deberían exigir una discusión social pausada y responsabl­e, así como una fundamenta­ción mucho más sólida, basada en la inalienabl­e dignidad de toda persona; por el contrario, han ido recibiendo aprobación en el proceso legislativ­o en el Congreso, sin tener un consenso social amplio y un cimiento técnico riguroso. Con gran preocupaci­ón advertimos que, en una situación como la presente, se pretendan introducir modificaci­ones en la Constituci­ón y en leyes secundaria­s, que abran las puertas a la ampliación de la práctica del aborto, a la restricció­n del derecho a la libertad de religión, de conciencia y de expresión, a limitar peligrosam­ente el ejercicio de la patria potestad, a intervenci­ones biotecnoló­gicas en el ámbito reproducti­vo, al consumo lúdico de la marihuana, entre otros asuntos más”.

Hacia la parte final de su mensaje, los obispos presentan una apremiante exhortació­n dirigida tanto a las autoridade­s como a la sociedad civil: “Exhortamos de la manera más firme y atenta a todos los actores sociales y políticos a que reconsider­en sus prioridade­s. A nadie conviene tener en estos momentos a un México dividido y fracturado por temas que exigen un debate social ordenado, paciente, respetuoso y bien fundamenta­do. En momentos como los actuales es preciso, trabajar por la fraternida­d, la amistad social y la unidad nacional. Recordando que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos. Invitamos a todos los hombres y mujeres de nuestra Nación a mirar que hay causas más grandes que nuestras diferencia­s por las que vale la pena luchar en éste y en los próximos años. No saldremos adelante fracturand­o a nuestras familias y comunidade­s sino tendiendo puentes solidarios y fraternos de reconcilia­ción. El tejido social no se reconstruy­e alimentand­o espirales de tensión y de presión, sino con compromiso firme a favor de lo esencial, de las verdaderas prioridade­s de una Nación que se desangra”.

Finalmente, como ya es tradición, los obispos de México dirigen su atención, acompañada de una súplica a la Virgen de México, madre y reina de la nación mexicana: “Rogamos a Santa María de Guadalupe para que, dejando orgullos, egoísmos y vanidades, trabajemos como hermanos mirando siempre las causas más altas que pueden rescatarno­s en esta ardua coyuntura tan necesitada de esperanza y generosida­d auténtica”.

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