Las rutas del miedo; el acoso sexual en el transporte público
En 2019 Diana sufrió acoso sexual por parte del conductor de la unidad 103 de la ruta 5B; a dos meses de la agresión su queja fue leída en el seno de la comisión del transporte municipal. Ahora, dos años después, Diana Patricia Infante publicó en la Revista de Estudios de Género, una investigación en la que detalla como la impunidad y la invisibilidad del acoso en el transporte les arrebata a la libertad de transitar en la ciudad.
En 2019 Diana sufrió acoso sexual por parte del conductor de la unidad 103 de la ruta 5B; a dos meses de la agresión su queja fue leída en el seno de la comisión del transporte municipal; en respuesta los regidores externaron su preocupación por la violencia de género.
Ahora, dos años después, Diana Patricia Infante ahora con una maestría en movilidad por parte de una universidad británica, publicó en la Revista de Estudios de Género, una investigación en la que detalla como la impunidad y la invisibilidad del acoso sexual en el transporte público, traza no solo rutas urbanas en las que impera el miedo a ser agredida, sino que también les arrebata a las mujeres la libertad de transitar en la ciudad en la que se supone, podrían vivir, trabajar y desarrollarse como seres humanos libres.
“Pensaba dos veces en subirme al camión que de por sí es un servicio caro, deficiente y aparte hay la posibilidad que la violenten. No se trata de decir que a las mujeres les dicen cosas “feas” en el transporte público; el acoso modifica el nivel de acceso y libertad que se tiene para moverse en la ciudad”.
“Muchas veces las mismas mujeres no decimos nada porque sabemos que puede escalar a más violencia. Yo creo que también mucho como sociedad nos queda traer las consecuencias a la mesa de conversación, empezar hablarlo”, señaló.
“Si alguien platica a una mujer que algo le pasó en el transporte público y te va a decir; sí me ha pasado en esta ruta, pero como lo hemos normalizado no se trae a la mesa de conversación con el tono con el que se debería de traer”, dijo,
Según este estudio titulado “Violencia de género contra las mujeres usuarias del transporte público en Saltillo, Coahuila”, las mujeres temen sufrir de acoso en el transporte público tanto de los choferes como de los usuarios.
Diana Infante Vargas, decidió tomarle el pulso a la ciudad y saber que tan segura se sienten las mujeres al viajar en las unidades de transporte. Con maestría en planeación y desarrollo urbano y estudios en Inglaterra, Infante Vargas dijo que cuando al momento de poner la denuncia por lo sucedido se da cuenta de las dificultades que hay por parte de las autoridades por reconocer que existe este problema y ese miedo de las mujeres.
“Lo que la mayoría de las instituciones me dicen es que este no es un problema. No tenemos estadísticas, no pasa, entonces el director del Instituto Municipal del Transporte salió en medios de comunicación para decir: que lo sentían mucho, que todo el apoyo, pero que no era un tema, que era un caso aislado”, dijo.
“Cuando la realidad que las que viajamos en transporte público sabemos que no es así, A lo mejor mi caso fue uno muy extremo, pero definitivamente no es un caso aislado”.
Agregó que el estudio nace de la necesidad de tener estadísticas sobre esta cuestión, porque se dio cuenta que las autoridades no cuentan con algún dato que revele el grado de temor que tienen las mujeres al momento de abordar alguna unidad del transporte.
“Uno de los primeros apartados que investiga es la percepción de seguridad porque la percepción de seguridad modifica cómo nos movemos nosotros por la ciudad. Eso está impresionante porque estudios similares que se hicieron en Monterrey, incluso en Torreón, la percepción de las mujeres de inseguridad está en el setenta y tantos por ciento. No rebasa el ochenta”, señaló.
“Aquí en Saltillo el 95 por ciento tiene miedo de ser agredida o acosada sexualmente en el transporte público”, dijo.
Infante Vargas mencionó que la estadística pone este problema del temor de las mujeres por ser acosada en una real dimensión y lo visibiliza.
Agregó que con los datos en la mano no se puede negar el problema y por el contrario, se pueden hacer a partir de las mismas políticas públicas que abonen a resolverlo.
Destacó que el estudio que realizaron fue retomado por una revista internacional.
“Esta revista científica internacional que haya publicado y agarrado el estudio, que esto es información de valor, también tiene que sentar un precedente. Ahorita qué están haciendo las instituciones. Ya salió este reporte. Ya se reconoció. Qué va a seguir”, cuestionó.
Advirtió que el acoso a mujeres en el transporte público se da por parte de los choferes y los usuarios, pero el común denominador es que los hombres son los agresores.
Señaló que el tipo de conductas inapropiadas de acoso y violencia sexual van desde palabras lascivas, insultos hasta tocamientos inapropiados y no solicitados, incluso hasta obligar a la mujer a hacer actos sexuales.
“Entonces cuando te pones a ver el rango de violencia que existe en el transporte público, el porcentaje de mujeres que ha dicho que les ha sucedido es impresionante”, dijo.
“Simplemente el año pasado el 1.8 por ciento fue obligada a realizar actos sexuales por parte del agresor y eso en el transporte público”, informó.
Manifestó que la percepción de seguridad en las mujeres se transforma y crea lo que denominó “mapas de miedo” que son los límites que se trazan en espacios para no transitarlos.
“Hace que nosotras como mujeres desarrollemos mapas de miedo que al final del día lo único que hace es ponernos límites en la ciudad porque sabemos que nos van acosar en el transporte público, porque si nos ponemos tal o cual falda o vestido nos van a decir cosas, dejamos de salir a la calles o dejamos de transitar después de ciertas horas y al final del día esto repercute en nuestra capacidad de desarrollarnos mentalmente, personalmente y muchísimas otras cosas”, señaló.
“Yo utilizo mucho el transporte público. Mis mapas de miedo obviamente involucran que no pases por una calle cuando ya está de noche,
que evite ciertas zonas, porque es la violencia a la que nos enfrentamos en las calles todo el tiempo, pero luego sucede eso con el chofer de transporte público y de repente todas las rutas y toda la ciudad se veía como lejana para mi. No podía subirme a ningún camión porque puede que te encuentres otra vez a ese señor o que te pase otra cosa”, reveló.
Aseguró que su mapa de miedo se vio bloqueado y pensaba dos veces en subirse al camión que de por sí es un servicio caro, deficiente y aparte hay la posibilidad que la violenten.
Señaló que esto no se trata de decir que a las mujeres les dicen cosas “feas” en el transporte público, ya que el acoso modifica el nivel de acceso y libertad que tienen para moverse en la ciudad
Expresó que es bueno que las mujeres levanten la voz, aunque no es siempre la solución, ya que
también es bueno poner el tema en la mesa de conversación y hablarlo para no normalizarlo el problema
“Muchas veces las mismas mujeres nos decimos nada porque sabemos que puede escalar más violencia. Yo creo que también mucho como sociedad nos queda traer las consecuencias a la mesa de conversación, empezar hablarlo”, señaló.
“Si alguien platica a una mujer que algo le pasó en el transporte público y te va a decir; sí me ha pasado en esta ruta, pero como lo hemos normalizado no se trae a la mesa de conversación con el tono con el que se debería de traer”, dijo,
Cuestionó que están haciendo las mujeres para apoyarse entre ellas y qué están haciendo los hombres para erradicar ese tipo de conductas, que para algunos de ellos les parece divertido
Insistió que las mujeres deben de hablar del tema del acoso en el transporte público que sufren en el transporte público para visibilizarlo y que las autoridades puedan crear políticas públicas para combatirlo de manera eficiente.
Desde el inicio de la actual administración municipal existe un programa encaminado a para que los choferes del transporte público detecten conductas que son consideradas acoso contra la mujer la coordinadora de la Unidad de Integración Familiar (UNIF) Patricia Moreno Domínguez.
“En el caso del acoso sabemos que incluso hasta una mirada ofende, nosotros decimos miradas lascivas; el que te roce en el camión, incluso que te ponga la mano en la pierna o que con las manos haga algunas situaciones que a la mujer y al hombre la moleste porque el acoso es para los dos lados y para menores de edad también se puede dar”, señaló.
“Se pone en alerta al chofer de transporte que hay que estar pendiente de sus pasajeros y en dado caso de detectar alguna situación, de inmediato acercarse al primer puesto de policía que se encuentre para poder tomar cartas en el asunto, De ahí procede una denuncia en contra del acosador y eso lo atiende el Centro de Justicia y Empoderamiento”, dijo.
Con la recién creación del agrupamiento Violeta, integrado por sólo policías mujeres, puede dar más confianza para denunciar el acoso que pudiera sufrirse en el transporte público.
“Tenemos el agrupamiento Violeta que ahora va a estar mucho más atento a este tipo de violencia contra la mujer. Las mujeres pueden identificar plenamente en dónde se encuentra o dónde van pasando las unidades del agrupamiento Violetta y pedir la asesoría y la atención para poder denunciar este tipo de actos”, dijo.
“Podrá ser detenida la persona en ese momento porque es una agresión a tu intimidad”, señaló.
Choferes ya saben cómo actuar
El principal objetivo del curso que se imparte a los choferes del servicio de Transporte Público es sensibilizarlos respecto al tema del acoso sexual a las mujeres para rechazarlo y después abordar la situación que se presente en la unidad dijo el policía de la UNIF, Rolando Meléndez Torres, quien imparte el taller y tiene una especialización de género en la educación.
“El objetivo es sensibilizarlos respecto al tema, para que ellos (los choferes) en determinado momento primero que nada rechacen este tipo de violencia; y al estar sensibilizados y documentados, cuando se presentan este tipo de conducta de incidentes en su ámbito laboral y sepan abordarlo de una forma proactiva”, señaló.
El curso se imparte todos los jueves y asisten entre 10 y 15 choferes, número limitado por la pandemia del coronavirus y que es obligatorio, En esas sesiones, los conductores del transporte público muestran extrañeza ya que tienen muy arraigado la educación patriarcal.
“Hay un rechazo al tema porque provenimos del mismo sistema patriarcado y esa forma de ser machista siempre la identifico, pero al cabo de ir abordando el tema irlos sensibilizando, empieza esa aceptación en las aportaciones que ellos hacen”, señaló.
“Principalmente se abordan temas de sistema sexo-género, los tipos de violencia, abordamos qué es violencia de género abordamos también los tipos penales relacionados con la violencia sexual”, señaló.
“Sí creo que hay una disminución principalmente de incidentes principalmente en las redes sociales, pero ha habido buenas intervenciones de los choferes y ya saben cómo actuar”, aseguró.