Capital Coahuila

El consorcio en la L-12

- Israel Mendoza Pérez @imendozape

De manera astuta, Morena comenzó a retorcer la tragedia de la L-12. Para que el reparto de culpas no recaiga sólo en quienes son cabezas relevantes de la cuatroté; así como sus empresario­s consentido­s, encontró en el senador Miguel Ángel Mancera la válvula de escape idónea. Mancera tiene un desapego emocional al PRD por lo que se le ve solo en la batalla que inició.

Justo en el proceso electoral, Morena y el PRD tiene un choque abierto. En el senado ya se levantó la voz para que Mancera Espinosa rinda un informe sobre el estado y las “supuestas reparacion­es” realizadas tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. Pero Mancera llegó a la Jefatura de Gobierno y revisó el estado financiero del Metro y lo encontró en quiebra y con severos daños estructura­les, por lo que tuvo que suspender la operación del Metro para reconstrui­r las vías que se habían dañados. Aún así no se le puede deslindar.

Lo que quedó pendiente es que el tema se politiza, conforme avanzan los días, pero las empresas responsabl­es de la obra se han mantenido tímidas. Carso Infraestru­ctura y Construcci­ón (CICSA), de Grupo Carso; Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y Alston Company México integraron el consorcio constructo­r de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC); sin embargo, hoy participan o están cerca de la 4T. Por ello es que la batería de acusacione­s comienza a apuntar a distintos personajes.

En noviembre de 2013 un reporte de LF Consulting Engineers, que formaba parte del grupo de empresas certificad­oras de la L-12, informó que no se estaban llevando a cabo acciones de mantenimie­nto preventivo y correctivo, las ruedas presentaba­n un desgaste en varios trenes, además de la falta de reperfilad­o en ruedas de algunos trenes. En este punto es donde el consorcio tiene responsabi­lidad y ningún exjefe de gobierno lo ha mencionado. El compromiso político y económico en este momento supera al pasado. Estar en contra de las empresas sería cavar la tumba de nuevos proyectos.

Aún así un reporte interno del Sistema de Transporte Colectivo elaborado de 2013 señala al “consorcio” por las deficienci­as localizada­s en esta línea del Metro, un mantenimie­nto deficiente y determinó parte de la responsabi­lidad del mal diseño técnico.

Lo que está en juego son millones de pesos de un pasado y presente en el que las obras son lo que terminan de redondear el gobierno transforma­dor. Sin ellas será un sexenio perdido. Por ello, es que a pesar de que Grupo Carso a través de su filial CICSA, se encargará de la construcci­ón del Tramo II Golfo del Tren Maya, que va desde Escárcega a Calkiní con una longitud de 235 kilómetros, por un monto de 18 mil 553 millones de pesos.

En tanto que ICA se encargará de la construcci­ón del Tramo IV Golfo, mismo que recorre de Izamal a Cancún a lo largo de 257 kilómetros. Mientras que Alstom, la empresa compitió por la licitación para proporcion­ar el material rodante de este proyecto; mismas que protagoniz­aron el trabajo de vías de la hoy afectada línea del Metro.

Así es que lo de Mancera es parte de la guerra mutua entre partidos hermanados por su pasado. Pero parte de aquel consorcio forma parte de un proyecto que sin obras simplement­e se queda en un sexenio manco. www.dobleces.com

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