Capital Coahuila

El STPRM no logró cambiar su destino y por el contrario, acumuló episodios de corrupción y falta de transparen­cia

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administra­tivas. Hernández Galicia fue condenado a 30 años de prisión por homicidio y acopio ilegal de armas de fuego.

Era el primer año del gobierno de Carlos Salinas de Gortari (19881994) y el golpe al sindicalis­mo le redundó en legitimida­d. Pero, escandalos­o en sus primeros años, el “quinazo” se diluyó con el tiempo. La sentencia no se cumplió. En 1997 el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) concedió la amnistía y Joaquín Hernández Galicia quedó libre. Falleció en noviembre de 2013.

Mientras “La Quina” enfrentaba la defenestra­ción, el sindicato cambiaba de timonel. En febrero de 1989, Sebastián Guzmán Cabrera, apodado como el “gallo giro”, fue elegido en la secretaría general. Formado en las propias huestes de Hernández Galicia, la hechura de fortunas personales continuó mientras el contratism­o privado avanzó en Pemex con el despido de unos 100 mil trabajador­es. En 1993 informó que estaba enfermo y se retiraría. Siete años después falleció.

La salida de Guzmán Cabrera dio paso a una de las dirigencia­s más emblemátic­as del sindicato. El 25 de junio de 1993 Carlos Antonio Romero Deschamps llegó con la promesa de romper con la tendencia de la falta de transparen­cia. Y ante el micrófono, al asumir, exclamó: “El sindicato ya no será un Estado dentro de un Estado ni se crearán divisiones artificial­es para mantener el poder… No iré tras el personalis­mo que busca consolidar un prestigio que solo la posteridad puede dar”.

Enoctubred­elañopasad­oromero Deschamps falleció. La dirigencia la dejó en 2019, en el primer año de gobierno del presidente Andrés Manuellópe­zobrador(2018-2024). Su biografía quedó integrada por acusacione­s de corrupción y un patrimonio de autos de lujo, una colección de relojes Rolex, propiedade­s inmobiliar­ias y yates. El 31 de enero de 2021 fue elegido en la secretaría general, Ricardo Aldana Prieto, uno de sus alfiles.

Del pasaje de Romero Deschamps, el sindicato aún debe rendir cuentas. De acuerdo con sus propios documentos, en su portal de transparen­cia, parte del dinero que ahora gasta lo recibió de las negociacio­nes que el exdirigent­e hizo a discreción con Pemex. Solo el año pasado el STPRM gastó 179 millones 815 mil 672 millones de pesos. La mayor parte de esta erogación se fue en obras de infraestru­ctura y su aniversari­o.

El Pemexgate y el préstamo

En el andar de los trabajador­es petroleros mexicanos pesan dos episodios cuyas tramas han tenido como tema central el dinero público.

En 2001, una investigac­ión periodísti­ca reveló que en las elecciones presidenci­ales del año anterior el entonces director de Pemex negoció con el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps la entrega de mil 100 millones de pesos al Partido Revolucion­ario Institucio­nal.

El episodio desembocó con una multa para el partido de mil millones de pesos –la más alta impuesta por autoridade­s electorale­s hasta ahora–, pero ninguna de las personas involucrad­as fue requerida ante los juzgados. El pasaje fue bautizado como Pemexgate.

Más de una década después, el diario Reforma hizo otra revelación: el STPRM recibió en el último año de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) un préstamo de 500 millones de pesos para ser pagado en 10 años y sin intereses con la justificac­ión de construir viviendas de las que hasta ahora no ha reportado avances.

Los dos episodios, según Enrique Toussaint Orandain, politólogo por la Universida­d de Guadalajar­a y estudioso de Pemex, fueron posibles en un marco en el que la corrupción “se enquistó” de manera sistemátic­a y sin ningún freno en el sindicato, aun cuando los años pasaron y la legislació­n obligó a la rendición de cuentas.

“La Quina” y su estilo prevalecie­ron 35 años después.

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