¡Nuevos pero viejos!
De acuerdo con una literatura que accidentalmente llegó a mis manos en la cual se le adjudica a Ernesto “Che” Guevara la frase “La juventud tiene que crear. Una juventud que no crea es una anomalía realmente” indica que la esperanza, en cualquier contexto, recae en los jóvenes y por ello, éstos deben poner el ejemplo de lo que pueden lograr. Y se agrega en dicha literatura que los jóvenes cuando vayan a tomar una decisión piensen cuál les hará ver como un ejemplo con sus seres queridos e incluso con ellos mismos.
Lo anterior viene a colación de los destapes en cascada que se vienen dando en los partidos políticos a nivel nacional, pero particularmente en Movimiento Ciudadano, un partido de centro izquierda entre cuyos principios se encuentran la división de poderes y el federalismo entre otros.
Todo comenzó a raíz de los desfiguros del gobernador de Nuevo León emanado de esa organización política, Samuel García Sepúlveda, pretendiendo ungirse como candidato a la Presidencia de la República, después que Marcelo Ebrard no se interesó en la invitación que le hizo Dante Delgado; pero además pretendiendo pasar sobre la Constitución del estado que gobernaba y decidir él mismo, quien lo relevaría en el cargo.
No contento con ello, después que de acuerdo a la ley el teatro se le cayó; con base en uno de sus berrinches y también de una manera muy controvertida ungió como candidata a la alcaldía de Monterrey a su esposa Mariana Rodríguez. Con todo y ello cuando los neoleoneses pensaron que ya habían visto todo en medio de francachelas y muy al estilo de político mexicano de los años setenta destapó como candidato a la presidencia de la República por Movimiento Ciudadano a Jorge Álvarez Máynez, su compadre.
Más tarde, en un anuncio oficial de ese partido Samuel entrega simbólicamente la estafeta (unos tenis) a Álvarez en señal de relevo para la candidatura a la presidencia de la República, y se autonombran los representantes de los jóvenes mexicanos que reprochan y reprueban a la “vieja política”.
Es posible que quienes se autonombran “la nueva política” puedan inyectar ánimo en la juventud mexicana para participar en el proceso electoral, utilizando las prácticas más primitivas de los políticos mexicanos. A Samuel se le puede entender, pues su juventud no le permitió conocer la dinámica del Echeverrismo, lo bizarro del Lópezportillato o los “cumplidos” en el sexenio De la Madridista, pero Dante Delgado sí, incluso perteneció a esas esferas del poder.
Y para rematar, el candidato por Nuevo León al senado de la República, un joven político cuya único mérito político es ser hijo de un político asesinado en muy extrañas circunstancias. ¿Le alcanza a un grupo de juniors venderse como los nuevos usando prácticas antiguas para ganar algo ante los jóvenes?, ¿éstos son el ejemplo a seguir por las nuevas generaciones?