Capital Coahuila

¿Por qué es importante presupuest­ar con perspectiv­a de género?

La planeación económica tiene la capacidad de incentivar la igualdad entre hombres y mujeres si se ponen al centro del análisis las desigualda­des que imperan dentro de la población local, nacional y global

- POR GABRIEL NAVA @gabo_leconavque

Generar mecanismos atiendan las grandes desigualda­des que imperan en la sociedad pasa por plani icar, asignar y monitorear la aplicación de recursos públicos de manera que permitan satisfacer las demandas que plantea la mitad de la población nacional y mundial.

Como parte de las estrategia­s que la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) ha planteado para impulsar una agenda de desarrollo sostenible, posicionar a la igualdad de género como una causa urgente por atender ha permitido visibiliza­r las grandes brechas que existen entre hombres y mujeres, incluso en un tema tan particular como las inanzas públicas.

Al respecto, la región latinoamer­icana vive un atraso importante, ya que solo 13 por ciento de los países contaban con sistemas para monitorear las asignacion­es presupuest­arias para la igualdad de género, de acuerdo con la revisión al tema hecho por la ONU.

De lo anterior que resulta imprescind­ible corregir la perspectiv­a con la que se toman las decisiones en materia de política pública y se construyen las estrategia­s económicas que busquen diversos objetivos como erradicar la pobreza, proteger al planeta y asegurar la prosperida­d para todos, y donde siempre se tiene que considerar a ese otro 50 por ciento de la población, es decir, a las mujeres, considera Lorenzo Jiménez de Luis, Representa­nte Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México.

“Si se tuvieran en cuenta las potenciali­dades y los recursos de todas las mujeres, al mismo nivel en materia salarial que los hombres, las ganancias que se recibirán estarían a un nivel aproximado de 127 billones de dólares, por lo tanto estamos hablando de un sector de la población que es muy importante en la toma de decisiones”, subraya Jiménez de Luis.

Por otro lado, la necesidad de transversa­lizar la cuestión iscal radica en la limitante que implica dejar en manos de los indicadore­s macroeconó­micos la tarea de resarcir las asimetrías que genera el sistema económico actual, ya que “Calcula la Cepal que si nosotros atendemos las desigualda­des, el desarrollo vendría como en unos 15 o 20 años; mientras que si quisiéramo­s resolver todos nuestros problemas con crecimient­o económico, tardaríamo­s más de 150 años” puntualiza Celia Aguilar, Directora General de Planeación y Evaluación del Instituto Nacional de las Mujeres.

Sin embargo, aunque existe una necesidad por profundiza­r en el temadelacr­eacióndepr­esupuestos con enfoque de género a escala global, regional y hasta local, en algunos casos la urgencia pasa primero por conocer la dimensión de las desigualda­des que dividen a

la población, justo como sucede en el caso mexicano.

Conocer la dimensión de la brecha de género

Dentro del país existen diversos criterios que generan asimetrías entre su ciudadanía, pero la que implica una mayor afectación al grueso de la población es la brecha que se produce, al interior de la economía y el plano laboral, entre hombre y mujeres; al respecto los datos recopilado­s por la organizaci­ón México ¿Cómo vamos? exponen que aunque la población femenina representa poco más de la mitad de todas las personas que viven en el país, su representa­ción es menor dentro de la fracción que tiene un trabajo, lo que se re leja incluso en salarios más bajos en comparació­n a su contrapart­e masculina.

“Las mujeres enfrentamo­s un mundo más hostil por situacione­s que tienen que ver con los roles preconcebi­dos, como el tema de los cuidados, donde se impone que la mujer es la que se tiene que hacer cargo al respecto, cuando es responsabi­lidad de ambos”, denuncia Alejandra Macias, directora ejecutiva del Centro de Investigac­ión Económica y Presupuest­aria.

Además, Macias agrega que cuestiones como las dobles o triples jornadas de trabajo que se expresan en las labores de cuidados no remunerado­s, y de las cuales las mujeres llevan a cabo en su mayoría, generan una asimetría económica respecto a los hombres, ya que lo anterior impide que una gran cantidad de mexicanas puedan abonar y ahorrar para tener una pensión su iciente, lo que perpetúa una desigualda­d que queda pendiente atenderse, incluso desde el aspecto presupuest­ario.

Alianza por un presupuest­o incluyente

Con el in de poder fortalecer la perspectiv­adegéneroe­nelejercic­io presupuest­ario, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México recienteme­nte presentó, juntoconel­grupofinan­cierobanor­te la “Guía para la presupuest­ación participat­iva con perspectiv­a de género”, un documento que cuenta con una metodologí­a diseñada para acompañar los ejercicios de presupuest­ación participat­iva en los contextos locales en el país.

“Nosdamucho­gustoquese­esté tomando el rumbo de los objetivos de las Naciones Unidas del 2030, y con este tipo de ejercicios se pone una ruta para poder cumplirlos; para pasar de una presupuest­ación abierta, a una que lleve una metodologí­a que dé resultados”, explica a Reporte Índigo, Carlos Martínez, Director General de Banca de Gobierno e Infraestru­ctura de Grupo Financiero Banorte.

Sumando a lo anterior, Martínez enfatiza en el hecho de que actualment­e ya no es su iciente que las entidades lleven a cabo sus responsabi­lidades iscales y crediticia­s, sino que ahora deben hacerlo a partir de prácticas sustentabl­es, como aquellas que incentivan la equidad de género.

Solo 13 por ciento de los países latinoamer­icanos contaban con sistemas para monitorear las asignacion­es presupuest­arias para la igualdad de género, de acuerdo con la ONU

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La desigualda­d que viven hombres y mujeres dentro del país tiene muchas expresione­s, pero la referente al mercado laboral es una de las más llamativas, ya que concentra el desigual acceso al trabajo, la diferencia salarial persistent­e y hasta la carga del trabajo doméstico
la organizaci­ón social del trabajo reproducti­vo y en la carga de trabajo no remunerado que asumen las mujeres en los hogares La desigualda­d que viven hombres y mujeres dentro del país tiene muchas expresione­s, pero la referente al mercado laboral es una de las más llamativas, ya que concentra el desigual acceso al trabajo, la diferencia salarial persistent­e y hasta la carga del trabajo doméstico

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