La vuelta a la tortilla
Cuando asumió la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador prometió que la estrategia de seguridad de su gobierno sería diferente a las de las administraciones anteriores, que hasta ese momento habían –por lo menos las dos anteriores-, recargado en las fuerzas armadas el mayor peso en su lucha contra el narcotráfico y los grupos de la delincuencia organizada.
Según su proyecto, ya no sería así, ya que, a través de programas sociales y promoción de empleo, serían su piedra angular para combatir la delincuencia; pero más de cinco años después su estrategia no ha funcionado, no ha logrado contener la violencia, a pesar de que añadió en ésta su slogan de ‘abrazos, no balazos’.
Esa política de abrazos, no balazos a la delincuencia, parece que está cobrando factura no solo a este gobierno, sino también a la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, y desde la trinchera ‘cuatrotera’, han empezado una campaña para darle la vuelta a la tortilla.
Hoy la narrativa desde el oficialismo es que la política de los abrazos sí ha dado resultados: con las becas a niños y jóvenes, y pensiones a los adultos mayores.
Pero el ‘pueblo bueno’ no es nada tonto y sabe que ese no era el sentido de la frase presidencial, lo de los abrazos no era para niños, jóvenes y adultos mayores, sino fue dedicada durante mucho tiempo a los delincuentes, y la terquedad presidencial la mantuvo a pesar de las críticas y cuestionamientos que llegaron de todos los sectores, y a todos los desdeñó, los descalificó, los insultó y agredió.
Pero ya se dieron cuenta de su error y ahora quieren darle la ‘vuelta a la tortilla’, pero la gente ya no se la ‘traga’, el pueblo sabio y bueno, sabe que es un enésimo intento por darles atole con el dedo, por lo que hay un ejército de ciudadanos que están preparando su principal artillería, su voto, para ir a cobrar afrentas en las urnas, que es la mejor forma de castigar o premiar a los malos o buenos gobiernos.
El pueblo ya sabe del peso y fuerza de su voto. Ahora sólo hay que usarlo. Que sea la del 2 de junio una elección con una votación masiva, histórica.