Capital Coahuila

Kevin y Axel, una historia que se tiene que contar

Estos dos pequeños lograron derribar las barreras de la pobreza y las carencias que envuelven al ejido La Rosa, lugar donde viven, para tomar un bate y una pelota, y jugar beisbol como pocos

- ROLANDO ESPINOSA Yanet /

La familia los anima mucho, les dicen que le echen ganas, que si quieren ser alguien en la vida, no hay más que echarle ganas y seguir adelante” mamá de Kevin y Axel

La historia de Kevin y Axel es una de esas que se tiene que contar. Son dos pequeños, de 10 y 13 años que viven junto con su familia en una muy modesta casa a la orilla de la carretera en el ejido La Rosa, en General Cepeda, son de escasos recursos… y son campeones nacionales de beisbol.

Es temprano, no pasa de las 9 de la mañana, y en esta parte de la región Sureste de Coahuila el sol de abril ya pega fuerte y el calor comienza a ser intenso, tanto que “rebota” en la tierra seca y golpea desde abajo.

Con todo y la pobreza que prevalece en esta parte de General Cepeda, y también como parte de su formación deportiva, los muchachos tienen la oportunida­d y la obligación de ir a la escuela. Bajar su rendimient­o escolar signi‰ca no más beisbol.

De lunes a viernes Kevin y Axel se levantan temprano por la mañana, apenas desayunan, porque aquí la comida no abunda, y comienzan su recorrido a la escuela, un trayecto de 15 minutos que tienen que recorrer a pie la mayor parte del tiempo… esté el clima como esté.

“Fui al torneo de Monterrey, al de Aguascalie­ntes y al de Múzquiz, me gustó el campo (de beisbol) y el hotel”, platica Kevin al referirse a su experienci­a como beisbolist­a; y como él, muchos de los jugadores nunca habían salido siquiera de su comunidad.

Cursan el quinto grado de primaria y el segundo de secundaria y a decir de su mamá, Kevin es bueno para las matemática­s, aunque él dice que más o menos. Lo cierto es que tienen una motivación muy grande para mantener buenas cali‰caciones y como se dice coloquialm­ente, no a—ojarle a los estudios.

Es precisamen­te el beisbol, ese deporte del que se han apasionado y aunque no atinan a expresarlo con las palabras adecuadas, sólo hace falta ver el rostro de Kevin para darse cuenta que no lo cambiarían por nada. Y todo gracias al apoyo que le ha brindado la Fundación Yuye Martínez.

“Estamos muy agradecido­s por el apoyo que nos está dando la Fundación Yuye Martínez”, dice Kevin.

Y no es para menos, Kevin, Axel y otros niños pasaron de ser un grupo que se reunía para aprender a jugar beisbol, a arrasar con las ligas locales, regionales y estatales hasta derrotar en la ‰nal 5 a 3 a los an‰triones en Aguascalie­ntes en 2023, ya como los Cachorros de General Cepeda.

De la mano del entrenador Jesús Villarreal, coordinado­r de Relaciones Comunitari­as de la Fundación Yuye Mrtínez, Kevin Axel y los demás niños del equipo han ido escalando peldaños dentro del mundo del beisbol.

“Estamos trabajando en diferentes comunidade­s del municipio de General

Cepeda; comenzamos con siete u 8 niños y ahorita ya tenemos 190 niños de los diferentes ejidos en los que estamos trabajando: Jalpa, Venecio, Pilar de Richardson, Kilómetro 64, San Antonio, El Tanque, La Hedionda, Estación Marte, La Noria y La Rosa”, explica Jesús Villarreal, o el profe Chuy, como lo conocen todos acá.

La Fundación Yuye Martínez los apoya con guantes, pelotas y uniformes, en cambio, ellos, para poder seguir con el equipo están comprometi­dos a ser buenos estudiante­s y buenos hijos. Es un trato de ganar ganar, y es parte de la función social que realiza la empresa Ecolimpio, a través de la Fundación.

El proyecto ha crecido tanto que dejó de ser un juego, para convertirs­e en una disciplina que ya rindió frutos con el campeonato nacional obtenido en Aguascalie­ntes en 2023, causado furor entre quienes lo vieron jugar, sobre todo al enterarse que son niños de ejidos y de escasos recursos.

“Nuestro objetivo es tener una escuela de beisbol y estamos buscando patrocinad­ores, y el principal es la Fundación Yuye Martinez; lo que buscamos es que el niño aprenda del beisbol pero que esté bien establecid­o en su escuela”, abunda el profe Chuy.

Une a la familia

Yanet, mamá de los hermanos Gutiérrez Lara, está convencida que el beisbol ha logrado alejar a los chicos de distraccio­nes e incluso de vicios, y los ha centrado en la familia, en la escuela y, por supuesto, en el equipo.

“La familia los anima mucho, les dicen que le echen ganas, que si quieren ser alguien en la vida, no hay más que echarle ganas y seguir adelante”, dice.

La mamá de los campeones nacionales también está convencida que sin la Fundación Yuye Martínez, este proyecto di§cilmente se hubiera podido llevar a cabo. “A la fundación Yuye Martínez le agradezco el apoyo, para uno de padre y para ellos, los jóvenes que andan jugando. Que nos sigan apoyando para que ellos sigan adelante”, es su petición.

Feliz Día del Niño

Aun con un campeonato nacional en su mochila, Kevin y Axel siguen siendo los mismos niños, alegres pero tímidos, inocentes pero seguros de lo que quieren: ser beisbolist­as profesiona­les, y para ello están dispuestos a darlo todo en el campo de beisbol y en el salón de clases.

Van a la escuela todos los días y a los entrenamie­ntos cada martes. Incluso siendo niños, esa es su obligación, pero también es el sueño que están dispuestos a alcanzar.

La historia de los hermanos Gutiérrez Lara es una de esas que se tienen que contar porque no solo es una historia de disciplina y superación, es un mensaje de inspiració­n para cualquiera que crea que tiene di‰cultades para desarrolla­r un talento, y qué mejor momento que hoy, en el Día del Niño. Felicidade­s.

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Kevin y Axel, de 10 y 13 años, son ejemplo de tenacidad.
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Kevin Gutiérrez Lara.
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Axel Gutiérrez Lara.

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